Esta entrevista fue publicada originalmente hace unos pocos años, pero como no todos los días se cumple 90 años, la ocasión amerita volver a publicarla, acompañándola con los mejores augurios al muy querido Cr. Roberto Wajner, junto a su esposa Anita , sus hijos y nietos. Roberto es hoy uno de los gigantes comunitarios que aún están con nosotros, hasta los 120, con salud y alegrías.
P: Roberto, cuando uno piensa en dirigentes comunitarios en la colectividad judía uruguaya , que están con nosotros-hasta los 120- tu nombre es de los primeros que vienen a la mente. Tenés de fondo una vasta trayectoria de actividad comunitaria. ¿Podrías recordarme, ante todo, en qué instituciones activaste y fuiste dirigente?
R: Siempre tuve presente que en todo lo que es comunitario motivado por la convicción que debemos mantener vigente la continuidad de nuestra cadena de identidad. Por tanto, en todas las responsabilidades que asumí, este eslabón que yo significo, me guió a entregarme al cumplimiento de los cometidos sin importar desde que posición lo hacía. Jamás tuve vocación de sentarme en primera fila y cuando tuve que hacerlo fue para respetar el protocolo de representar a la Institución, debidamente.
Así, fui Presidente de la Escuela Integral Hebreo Uruguaya, en la que se formaron mis cuatro hijos y de la que fui padre de alumnos durante 26 años, por la escalera de edades de mis niños.
También fui Presidente de la Comunidad Israelita del Uruguay en el ejercicio 1985-1988 en virtud de la puja electoral que se desarrolló con el regreso de la democracia al Uruguay, principiando la lista del Movimiento Sionista General Independiente.
Durante la presidencia del Uruguay del Dr. Luis Alberto Lacalle por iniciativa del Poder Ejecutivo, fue autorizada por ley del año 1992 la erección del Memorial del Holocausto del Pueblo Judío, que fué construido en la Rambla de Punta Carretas. Al día de hoy, integro su Comité Ejecutivo.
P: Recuerdo el acto, yo estaba afortunadamente en Montevideo en ese momento, y te recuerdo claramente de esa instancia muy emotiva. Recuerdo que estaba también el entonces Ministro de Educación Antonio Mercader, de bendita memoria.
R: Así es.
P: ¿Es muy simplista preguntar cuál de todas esas responsabilidades ocupó un lugar más significativo en tu vida como judío uruguayo?
R: En mi infancia mis padres me quisieron dar también, una buena formación judía. Entonces, sucedió una circunstancia que marcó mi futuro. En la ciudad de Paysandú había un shojet, matarife ritual (kosher) de nombre Abraham Goldberg, que también era maestro y tenía familia numerosa. En esa ciudad no había suficientes consumidores de productos kosher ni tantos alumnos judíos, para poder sufragar el costo de mantener a esa familia. Por lo tanto, gestionaron su traslado a Montevideo pidiéndole a mi padre que los cobijara en nuestra casa hasta tanto lograra establecerse. El maestro aceptó venir con la condición de que él daría enseñanza gratuitamente a los hijos de esta familia. Ese, era yo. Y, el maestro fue el responsable de mi instrucción en idish, de hebreo y del estudio de la Torah hasta niveles superiores.
P: ¿Cómo ves hoy la actividad comunitaria?
R: A pesar de que en alguna circunstancia hubo dudas sobre la permanencia futura de la unidad y vida judía, hoy puede observarse como siguen desarrollándose nuestros valores en todos los campos de la actividad comunitaria. Nuevos dirigentes con total capacidad de desempeño en nuestras Instituciones, siguen los caminos trazados y fundamentalmente la incorporación del sector femenino en el accionar de nuestra colectividad ha logrado la necesaria actualización de los términos de dirección.
El hogar natal
P: ¿Qué interesante! A uno nunca se le ocurriría un marco así. Y ya que hablamos de cuando eras niño, volvamos atrás. ¿Podés contarme del hogar en el que naciste? Imagino que tus padres llegaron de Europa.
R: Efectivamente mis padres son ambos originarios de una aldea de Polonia oriental llamada Krinik, de 3000 habitantes, lindera con Bielorrusia. Mi padre ya casado, vino solo al Uruguay en el año 1926 y en el lapso de un año pudo traer a mi mamá y mi hermano mayor. Yo ya nací en Uruguay.
P: ¿Creciste con la sensación de ser parte de un hogar de inmigrantes?
R: En mi infancia, en casa se hablaba solamente en idish. Y en la dulzura materna de este idioma conservo al día de hoy, los recuerdos jóvenes de mi vida. Todos los acontecimientos relatados por mis padres, me daban la pauta de su apego a los recuerdos de su lugar natal y la nostalgia por los que allá quedaron. El comienzo de la 2ª guerra mundial fue un mojón terrible en nuestro hogar. Ese domingo 1º de setiembre de 1939 fué especialmente para mi madre, el comienzo de una etapa que no pudo superar hasta el final de su vida. Quizás no la volví a ver sonreir. Cuanto hubiera dado un momento de felicidad de ella, que ya no pudo demostrarlo.
P: Pensando en los que no volvería nunca a ver, me imagino…
R: Creo que cada familia judía en la diáspora tiene la pena de los parientes víctimas del nazismo. En nuestro caso, las lágrimas de mi madre fueron espejo fiel del dolor de la pérdida de tantos familiares directos queridos. Lamentablemente pertenezco a la generación sin abuelos.
P: ¿Qué valores te dio tu hogar? ¿Qué de lo que aprendiste de tus padres quisiste legar a tus hijos?
R: Fui formado con la enseñanza de sólidos principios, todo basado en nuestros textos sagrados. Tanto mis padres como mi maestro Rav Abraham Goldberg fueron guías de conducta que sembraron el camino que transité teniendo siempre presente lo aprendido en la honestidad y rectitud de procederes. Todo ello traté de que fueran el ejemplo que siempre transmití a mi familia.
Identidad, judío uruguayo, uruguayo judío, todo junto y a la vez
P: ¿Cómo maniobraste siempre entre las dos partes de tu identidad, judía y uruguaya?
R: Jamás sentí que en mí primaba alguna contradicción identitaria entre mi condición de uruguayo y judío. Siempre fui muy orgulloso de mi origen nacional y religioso. Siento que ello constituye esa unidad privilegiada por lo que significa ser uruguayo y judío. En los festejos de Pesaj en nuestro hogar, narramos la salida de Egipto y sentimos que nosotros, judíos uruguayos, integramos la columna que se dirige hacia la libertad en la Tierra Prometida.
Lo mismo en las fechas nacionales del Uruguay, todo aprendido en la Escuela Chile No.131 de la calle Maldonado y Ciudadela conocimos muy bien el significado de los hechos que se celebran y nos sentimos partícipes igualados a todo el pueblo uruguayo.
Cuantas veces me iba apurado durante los partidos de futbol que jugaba en el Barrio Sur, para ir al Vaad Hair a rezar los servicios de la tarde, en los que yo oficiaba como mensajero público. Eso lo canté por muchos años, además del Kadish de los años de duelo por mi padre y mi madre y las fechas recordatorias de esos aniversarios y de la celebración de nuestras fechas religiosas.
P: Con historias originales incluidas…
R: Por supuesto. En el Kol Nidrei, la noche de Iom Kipur de 1966, estaba el Sr. Salomeo Rechess que era dirigente de Peñarol. Se sentaba en el mizraj del shil. Yo vi desde lejos que de su oreja salía un cable, que seguramente era de una radio. En una pausa de los rituales en el que tuve que pasar al frente a buscar una Torá, pasé por al lado de él. Aproveché y le pregunté: “Y Don Salomeo ¿cuánto vamos?”.Esa noche Peñarol jugaba una final del campeonato intercontinental de clubes.
La religión
P: Tú fuiste durante muchos años un pilar de la sinagoga Va´ad Hair, junto con Iche Margulies, de bendita memoria. Se está tratando de recuperar la historia de ese shil emblemático. ¿Podés compartir conmigo parte de ello?
R: Mi padre estuvo en el grupo de los fundadores de la Congregación Vaad Hair en el año 1946. Fué su guía espiritual el Rabino Arón Milevsky que era tan carismático que su oratoria hacía estremecer a los auditorios. En las fechas de recordaciones no había localidades suficientes para albergar al público ávido de escuchar su palabra. Se llenaba totalmente. Fueron principales acompañantes prestigiosas personalidades de nuestra Comunidad y el Cr. Isaac ben Dov Margulies Z´L´ . Por ley natural de las generaciones, soy el continuador del mantenimiento de la Personería de esta Institución.
P: ¿Qué lugar ocupaba la religión en tu casa?
R: La religión ocupó un lugar principalísimo. Fíjate que mi madre llegó al Uruguay en el año 1928 y constató, a su criterio, que este país no estaba en condiciones de satisfacer todas las necesidades de kashrut (ritual, especialmente en las comidas, además de otros menesteres). Entonces, en esa época, resolvió volver a su viejo hogar en Krinik hasta tanto se pudiera encontrar la cobertura a esas carencias. Cuando llegó el rabino Spector y se instauraron los procedimientos que indica nuestra liturgia, entonces, retornó y cumplió así con todos nuestros reglamentos de vida religiosa.
P: Y hoy en día cuál es tu sentir respecto a la vida judía . ¿Debe pasar necesariamente por algo relacionado a la práctica religiosa?
R: En el Uruguay están dadas todas las circunstancias para tener la libertad de elegir todos los caminos de vida. Algunos integrantes de la Comunidad adoptan criterios en un sentido religioso y otros no. Pero, todos hoy en día, reconocen nuestra centralidad en la existencia del Estado de Israel. Allí, hay varias decenas de miles de ciudadanos uruguayos que son reconocidos como una población muy honrosa de su origen por todos los valores en los que fueron preparados en el Uruguay, como la lealtad que mantienen con este país.
P:¿Con qué corriente te sentís más identificado?
R: Siendo hijo de inmigrantes de Europa Oriental donde muy importante cantidad de judíos pertenecían a la corriente ortodoxa, recibí esa formación y mi conducta estuvo guiada por esta corriente religiosa que viene transmitida desde siglos. Sin perjuicio, tengo el mayor de los respetos por todos los que practican de otras formas la religión de Moisés e Israel y entiendo que lo fundamental es conservar la pertenencia dentro de nuestras filas nacionales.
La vida personal
Recuerdos de niñez
Así cuenta Roberto:
Nací el 23 de mayo de 1932 en mi casa, no en un hospital. Vivía en el Barrio Sur, en Juan Carlos Gómez casi Reconquista. En aquella época era un barrio en el que había muchos campitos. A eso se debe la afinidad con el fútbol porque cuando volvía de la escuela a casa, siempre me entreveraba jugando. A la salida de la escuela siempre había compañeros jugando al fútbol. Y cuando llegaba a casa, mi mamá me miraba los zapatos y de acuerdo al estado de los zapatos era la potencia de alguna reprimenda.
P: Contame de tu familia Roberto…y cómo conociste a Anita.
R: Todos los conocimientos personales generalmente comienzan a través del sentido de la vista. Desde que la ví por primera vez tuve el flechazo de un llamado interno que me guiaba hacia ella. El destino nos encontró en la Unión Universitaria Kadimah y de ahí con el tiempo fuimos coincidiendo en nuestros gustos, reconociendo nuestros valores, creando una afinidad que nos juntó de una manera que hoy, 60 años después, vemos el resultado de la creación de una familia indestructible, plena de amor y armonía en la que cada uno es partícipe de los logros comunes.
P: ¿Cómo ha sido tu actividad profesional? ¿A qué te has dedicado?
R: En el año 1958 obtuve mi título de Contador Público. Ejercí la profesión en forma liberal. Estuve muchos años vinculado a la Facultad integrando las mesas examinadoras. Tuve mucha afición por el Derecho y tanto en Comercial, como Civil y Público los profesores de esas materias me buscaban para colaborar porque reconocían mi gusto, que siendo Contador conocía bien el interés jurídico en el campo contable.
Fui durante siete años gerente general de Sadil S.A. que era una de las plantas textiles más importantes del país, donde aprendí de la lana, lo que era virgen y todo el manejo hasta el tejido. Además, de aplicar todos los procesos administrativos de la planta y relaciones con el personal. Me dejó grandes enseñanzas.
También tuve un pasaje bancario, siendo funcionario fundador del Banco Palestino-Uruguayo y también gané el concurso para ingresar al Banco do Brasil donde trabajé 7 años.
P: Ese punto es interesante para recordar a quienes alegan que los judíos robaron “Palestina”, que ese nombre no era por un Estado árabe palestino, sino que era el nombre que los romanos dieron a lo que antes era Judea, la tierra de los judíos. De la misma forma, el comité uruguayo compuesto por figuras no judías que luchaba por la creación del Estado de Israel, se llamaba Comité Uruguayo pro Palestina judía…Pero disculpa, eso fue un comentario aparte…no me aguanté.
R: Tenés mucha razón, esa es en efecto la verdad.
Recuerdos…
P: Seguramente en tantos años de vida comunitaria habrás acumulado recuerdos, vivencias, anécdotas. ¿Alguna especial que puedas compartir con nosotros?
R: Vivimos la lamentable circunstancia de las acciones del asesino Paladino, que una mañana de triste recuerdo, salió a buscar víctimas judías y mató a nuestro compañero Cr. Simón Lazovski e hirió a otras personas. En esa oportunidad organizamos en la sede de nuestra Kehilá, una ceremonia de recordación en que participaron nuestro rabino Berman y autoridades católicas y protestantes e invitamos a los familiares de todas las víctimas. La prensa y la opinión pública se hizo eco y tuvo gran repercusión.
P: Y cuando se entregó a la Policía al día siguiente, confesó que había ido a casa a matar a papá y no lo encontró.
R: Así es.
A modo de resumen
P: ¿Algo más que quisieras agregar?
R: Lo que más importa de todo este material que estamos desarrollando en esta pedazo de crónica de vida, es la oportunidad de que se puedan ir conociendo las labores de los que tuvieron oportunidad de desarrollar todos lo que fueron haciendo construcciones espirituales y materiales para poder contribuir al engrandecimiento de nuestra Comunidad y para el bien del país.
P: Que así sea Roberto querido. Muchísimas gracias.
R: A ti .