Cultura

Fractales bíblicos de Karin Neuhauser

Karin Neuhauser.

Uruguaya, Arquitecta (UDELAR, 1988), con Diplomas Complementarios en Filosofía Política y en Ética y Economía (UCUDAL, 2001-2009). Autora de “Desde uno mismo: ECONOMIA FEMENINA para una nueva era” (1999), “Manifiesto del Fractalismo” (2000), e  “HIPERSER.  Identidad y Fractalismo” (2012) como Eva Neuer, y de “Fractales bíblicos” (2021) entre otras publicaciones. Participante del Community Leadership Program , en el Shalom Hartman Institute (Jerusalem, desde 2016). Creadora del Laboratorio de Identidad de la NCI. Integrante del Ensamble Vocal e Instrumental De Profundis, dirigido por la Mtra. Cristina García Banegas (1987-2018). 

 

 Contanos tu vocación por la filosofía, de dónde viene y cuándo te sentiste interpelada a reflexionar sobre estos temas.

Creo que siempre estuvo ahí, o que es más un tema de personalidad y modo de pararse en el mundo que de vocación. Desde un punto de vista académico, empecé en el 2001, en el marco de un programa de la Católica en convenio con la Universidad de Lovaina (Bélgica), dirigido por Pablo da Silveira, por el cual venía académicos top de allá. Lo que me llevó a ese programa fue una serie de preocupaciones en torno a lo que pensamos que estamos haciendo con nuestras actividades económicas, al modo en que efectivizamos criterios de justicia social en nuestras acciones individuales, y a la correlación con el modo en que concebimos lo que es un ser humano. Trabajé esos temas con Pablo da Silveira por la UCU y Christian Arnsperger  por Lovaina como tutores. Como todo se conecta, terminé inevitablemente profundizando en el resto de las áreas de la filosofía en facultad de Humanidades de la UDELAR. Pero hasta entonces, no había visto la filosofía como algo a lo que uno pueda dedicarse, sino como un enfoque para todo lo que uno haga. Soy Arquitecta, pero incluso dentro de la arquitectura elegí un taller con una base teórica muy definida, que tenía que ver con la analogía entre Arquitectura y lenguaje y con las herramientas de la semiótica para pensar, diseñar e interpretar. Por otra parte, siempre sentí la necesidad de equilibrar reflexión y práctica, cosa a la que la Arquitectura, como enfoque, también aportó. No creo en el saber por el saber, siempre la motivación para el estudio me viene de un problema a resolver, y va hacia la acción. 

¿Cómo fue el proceso  de tu primer libro, y  cómo llegas a este? ¿Qué pasó en el medio?

Mi primer libro es sobre economía femenina, y es de 1999, cuando el tema de la mujer y la economía aún no se planteaba. Escuchaba la radio y me desesperaba todo lo que NO oía: nadie hablaba de la producción de nosotros mismos o de convivencia, por ejemplo. La idea fue que la economía, como solemos verla, encuadra en el estereotipo de “lo masculino”, y que la falta de aspectos asociables al estereotipo de “lo femenino” era responsable de buena parte de las insatisfacciones que nos genera. La tarea fue repensar los conceptos básicos de la economía desde lo femenino, para formular esa componente ausente. 

Al reflexionar sobre eso surgieron muchas otras cosas sobre el modo en que nos paramos en el mundo y frente a nosotros mismos, y las búsquedas al respecto fueron el inicio del segundo libro.  Al intentar mostrar cómo las escalas de lo personal, lo grupal, lo nacional o lo global resultaban “imagen y semejanza” unas de las otras, todo  lo que escribía sonaba místico y no me gustaba, no avanzaba. Hasta que un inolvidable día del año 2000 me enteré de que existía algo llamado “fractal”. En ese momento de epifanía, vi que había estado tratando de describir fractales, solo que me faltaba la etiqueta. El primer resultado de esa revelación fue la creación del Manifiesto del Fractalismo, Luego, ya con los fractales como herramienta para modelizar la realidad, reformulé las ideas de mi primer libro, ahora como tesis en un marco académico, y también las del proyecto para el segundo libro, ahora  como un diálogo y una comparación entre dos formas posibles de leernos: una como individuos aislados, y otra como porciones de una unidad, como fractales. Allí traté de mostrar lo que implica una identidad fractal ante temas concretos (otredad, problemáticas de género, medio ambiente, fundamentalismos, relaciones entre ciencia y arte, etc.), y como cómo cambian las preguntas, las posibilidades de acción y sus resultados desde una u otra antropología. 

“Fractales bíblicos” empezó siendo una nota al pie del segundo libro, referida a la “imagen y semejanza” bíblica como fractal. Sin embargo, a medida que avanzaba el segundo libro y mientras en paralelo iba profundizando en mis estudios judaicos, iba encontrando más fractales en los textos judíos e iban apareciendo cada vez más notas y referencias bíblicas. Así, llegué a un punto en que me di cuenta de que se trataba de un tema por sí mismo. En consecuencia, lo saqué del segundo libro y lo dejé en espera. El momento de retomarlo llegó  en 2019, cuando al fin pude encarar la tarea de seguir el ciclo anual de lectura de la Torá, con la intención de explorar específicamente los fractales que presentaba cada parashá y las consecuencias prácticas de verlos.

¿Para no entendidos, qué son los fractales bíblicos?

Son situaciones, personajes, temas, ciclos, conceptos o estructuras literarias de la Torá en las que se advierten dos características distintivas de los fractales: autosemejanza, y recursión. En los fractales hay alguna UNIDAD cuyas partes son copias de esa misma unidad, pero a distintas escalas: eso es la AUTOSEMEJANZA. Las partes están contenidas en la unidad, pero si las miramos con la lupa, hay copias más pequeñas de la unidad dentro de cada parte.  Respecto a la RECURSION, es un proceso por el cual se generan las partes que cumplan con esa condición de ser autosemejantes a la unidad. Es decir, hay instrucciones para asemejar, para hacer aparecer nuevas copias, repeticiones o reflejos de la unidad, y esas instrucciones se van aplicando a cada nueva parte que aparece al aplicarlas, configurando ciclos de aplicación. Ese proceso podría ser infinito, pero el resultado es finito; es otra de las rarezas de los fractales. La Torá está llena de ejemplos. Pensemos en la creación del hombre “a imagen y semejanza”, o en el tiempo bíblico: la semana es la parte que se crea y se repite, desde la escala cósmica a la humana, desde la Creación a la semana común, pasando por el jubileo, la shmitá o el Omer, que son semanas de semanas o semanas de años. La instrucción que hace aparecer la semana es hacer Shabat. Cumplir las instrucciones es cumplir el pacto. En definitiva, en un fractal bíblico lo que se identifica son cosas que se repiten o reflejan, que se asemejan entre sí y también a una unidad, de la que son porciones a distinta escalas.

 En la introducción del libro, decís que tu profesión de arquitecta está presente como una construcción, cuál es la relación entre la arquitectura y este libro?

La arquitectura me da un modo de razonar y trabajar. Para mí las ideas, las palabras, los textos, son como ladrillos, como materiales con los cuales se podrían construir infinitas formas y espacios diferentes, infinitos mundos o sistemas. Toda lectura del texto bíblico es una creación, un proyecto, un plano, una propuesta de un  modo de configurar los “materiales” para construir algo que responda a una necesidad. Dicen los místicos que la Torá es algo así como los planos del mundo, y que Dios crea el mundo a cada instante. Nosotros como socios “a imagen y semejanza”, también estamos construyendo los micromundos que vivimos a cada instante, estamos proponiendo proyectos, lecturas, planos. Aunque no nos demos cuenta, y aunque no usemos esa posibilidad de propuesta. Un proyecto empieza identificando las necesidades a las que debe responder el edificio. Nuestras necesidades de hoy son las preguntas que le hacemos a los materiales, al texto. 

 ¿Por qué como lectora debería leer este libro? ¿Qué voy a encontrar en él? ¿En qué puede cambiar nuestra vida la lectura de este libro? "Las consecuencias de esta relectura son infinitas. En el fondo, el objetivo de este libro es mostrar cosas que podrían cambiar en nuestras vidas personales o en el modo de crear el mundo a partir de esta lectura de la Torá." 

¡Deberías leerlo precisamente porque te puede cambiar la vida! Te puede cambiar el modo de entenderte a ti misma, a los demás, al mundo o a Dios, el modo de relacionarte con el resto, el modo de entender y generar el cambio social y personal, y hasta el significado de ser judía; te puede mostrar otro modo de ver la realidad, desde la economía o el medio ambiente, la polarización y la guerra, a cualquiera de las que son las preocupaciones en el mundo de hoy. El modo de leer la Torá es el modo de leer al mundo, y éste libro te da una clave diferente de lectura, que te abre un campo nuevo de interpretaciones posibles. 

La Torá tiene pasajes muy incómodos para la sensibilidad moral actual, o para los criterios de racionalidad actual, que se pueden ver bajo una luz muy diferente desde esta clave de lectura. Como judía, vas a encontrar modos alternativos de pensar lo que es el pueblo elegido, la justicia o la idea de castigo y recompensa, que incluso posibilitan reconciliaciones con el texto para quienes las necesiten. 

La Torá ha modelado al mundo occidental, leída desde algunos supuestos naturalizados, que con esta lectura se dejan de lado. Los resultados de la lectura desde la clave usual están a la vista. Vale la pena pensar y comparar con los resultados bajo esta clave alternativa. 

 

Janet Rudman
(23 Marzo 2022 , 13:48)

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