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Vidas uruguayas en Israel, con el neurocirujano Dr. Roberto Spiegelmann

El Dr. Roberto Spiegelman (68), es un destacado neurocirujano especializado en Radiocirugía y en Neurocirugía funcional (lo cual incluye trastornos del movimiento y  tratamiento del dolor crónico). Vive en Israel desde hace 41 años.  Llegó solo en 1980 y se instaló en el Centro de Absorción de Kfar Saba. Está casado en segundas nupcias con Orit, tiene 3 hijos de su primer matrimonio y dos nietas, Niv y Emily, hijas de su primogénita, Noa.

 

P: Roberto, un gusto tener nuevamente la oportunidad de entrevistarte. Creo que la tendencia es presentar a un profesional como vos a través del prisma de su carrera  pero esa no es la única dimensión de tu vida. Antes de entrar en lo profesional ¿me podés contar sobre tu familia?

R: Tengo 3 hijos de mi primer matrimonio: Noa (38), Dan (35), Shajar (26) (hightechist, diseñador industrial y profesora de Yoga, respectivamente). Todos están en Israel. Estoy casado con Orit (49) , que es consejera independiente a empresas de tecnologías en neuro terapia. Criamos juntos a su nena Mia, que tiene 9 años. Vivimos en Ramat Efal.

Roberto y su esposa Orit
Con sus dos hijas
Roberto y su hijo Dan

 

El proceso de entrada a la sociedad israelí

P: ¿Cómo ha sido tu camino de inserción en la sociedad israelí?

R: A los ponchazos, y al mismo tiempo, con los estadios previsibles: ulpan para aprender hebreo, Stage en medicina (la práctica) , residencia en neurocirugía, un año y medio de servicio militar en la Marina en Eilat, como médico de planta de la base, chicos, guardias, exámenes y todo lo demás hasta que, finalizada la residencia, me fui con mi esposa de entonces y los nenes mayores a EEUU en 1989 por dos años, a especializarme en lo que después fue mi principal ocupación. La incorporación a la sociedad de Israel es como siempre progresiva y accidentada, como nos pasa a todos los que vinimos a un país en formación y vivimos su deformación gradual pero segura, como consecuencia de más de 70 años de conflicto armado con los vecinos de afuera y animosidad con los vecinos de adentro.

P: Todo un universo en una respuesta, que daría para desarrollar cada punto por separado largo y tendido. 

R: La próxima.

 

La neurocirugía

P: Roberto, para vos, ser neurocirujano ¿es la concreción de un sueño o así se fue dando? Claro está que es el corolario de muchos años de estudio y esfuerzo ¿verdad? 

R: No, ningun sueño. Nunca soñé ser neurocirujano, y tomé la especialidad porque entre las posibilidades que tenía cuando recibí la licencia para ejercer aquí, me pareció por lo menos interesante. Y no me he arrepentido. La profesión me dio un quehacer   interesante y un desafío. Y me ha permitido viajar mucho, conocer lugares y colegas y hacer siempre cosas nuevas. Sí, muchos años de estudio, y muchos más de esfuerzo

P: Un médico vive entre la vida y la muerte, o digamos mejor entre la cura y la enfermedad. Creo que dependerá de la disciplina, de la especialidad. ¿Cómo es tu equilibrio? ¿Has estado en puntos dramáticos en los que no tenías claro cuál sería el desenlace?  

R: La neurocirugía es drama. Cada operación es como un enfrentamiento, en donde vos (el cirujano) tenés la iniciativa, y el tumor, o el trastorno funcional son tu objetivo de ataque. Nunca es claro hasta el final si el resultado horas después de empezar, será el del neurocirujano triunfante, el paciente mejorado (de curar hablaremos en otro momento) y el tumor o el trastorno derrotados, o viceversa. ¿Equilibrio? Cuando te va bien, las baterías se renuevan, te convences que sos un elegido, vas pisando fuerte y dormís como un tronco (vino incluido). Cuando no, las noches son de insomnio, los golpes en el pecho no cesan, mirar a los ojos es una proeza en entereza.

 

P: Tenés un estilo muy singular para describir con sinceridad sentimientos muy profundos. Roberto…experto en Parkinson y trastornos del movimiento. Eso lo aprendí en la entrevista anterior contigo hace varios meses. ¿Podrías explicarnos en qué consiste cada cosa? ¿Qué otros trastornos del movimiento hay además del tan conocido Parkinson?

R: En líneas generales, los trastornos del movimiento son trastornos en la regulación del movimiento o del tono muscular: Parkinson, temblor, o distonia (que se caracteriza por la existencia de rigidez muscular o por movimientos involuntarios y anormales). Cuando el problema neurológico es de regulación, la cirugía puede mejorar la condición.  En el dolor crónico, el problema básico también es desregulación de los mensajes sensoriales al sistema nervioso. Y aquí también, la neurocirugía puede atenuar el dolor a través  del restablecimiento de una regulación del influjo sensorial

P: ¿Dirías que ya podés concebir cuáles son los próximos pasos revolucionarios a lograr en tu campo, que aún no han sido concretados?

R: El problema de las predicciones es que se refieren al futuro.

 

Parkinson, un desafío 

P: Hay dos tipos de Parkinson, el que se manifiesta en temblor y el que “tranca”. Recién hablabas de rigidez muscular justamente. ¿Estoy presentándolo correctamente? Claro está que es una simplificación.

R: Es cierto, simplificando. El Parkinson tiene 3 manifestaciones cardinales: temblor, lentitud y rigidez muscular. La predominancia de uno u otro es frecuente.

P: ¿En qué se ha avanzado en la lucha contra el Parkinson? ¿Es en el área de farmacología o de cirugía? 

R: Mientras tanto en la cirugía sobre todo, pero hay metodologías nacientes que podrían mejorar la via de acceso de fármacos al sistema nervioso central, permitiendo mayor aprovechamiento y menos efectos colaterales

P: ¿Tú mismo has desarrollado técnicas que cambiaron dramáticamente la situación de los pacientes?

R: Yo no he desarrollado nada nuevo, simplemente he sido el pionero en la aplicación de diferentes tecnologías en Israel.

P: ¿Un paciente puede morir de Parkinson? O sea, por el Parkinson…

R: No. El Parkinson en sí no mata. Pero puede ser un facilitante. Y por supuesto, una enfermedad que deteriora progresivamente la calidad de vida.

P: En términos de la respuesta que tiene la medicina ¿es muy distinto ser enfermo de Parkinson hoy de lo que era hace 30 años?

R: Sí, claro. La estimulación cerebral profunda (DBS) que es la cirugía de elección hoy en día, ha revolucionado el tratamiento del Parkinson, devolviendo a los pacientes la capacidad de movimiento y del control del movimiento que habían perdido. No es una cura, pero es una mejoría significativa en la calidad de vida.

Con un paciente de Radiocirugía

 

Una misión especial

 

P: Roberto, has operado en Niger, Africa, pero a nivel personal, o sea un proyecto especial tuyo, no como parte del equipo del Centro Médico Sheba. Contame por favor un poco al respecto.

 

R: La idea de viajar a Niamey, la capital de Niger (entre los 10 países más pobres del mundo) surgió de un encuentro fortuito con el único neurocirujano  activo de ese país, en un congreso en Africa del Sur. Por él me enteré que en  Niger las técnicas de neurocirugía estereotáctica no existían. Yo enseguida pensé en el equipo de estereotaxis que yo había construido en Israel, con el que hice varios cientos de operaciones en los 1990s y que había decomisionado y exhibía en mi oficina como pieza de museo. Como Israel y Niger no tienen relaciones diplomáticas, me llevó un tiempo sobrellevar los escollos y conseguir enviar como donación mi equipo, conseguir visa y llegar yo mismo  a Niamey . La primera vez fue en 2013 y la segunda visita en 2017, cada vez por una semana. Vimos pacientes, adaptamos el equipo a las instalaciones del Hospital Nacional donde mi colega trabaja, y ejecutamos operaciones. Teníamos programado completar el projecto  con la invitación a un residente de Niger a visitar nuestro centro médico y aprender el uso y la aplicación de la tecnología, pero la pandemia nos ha obligado a posponer esta nueva etapa.

Cirugía en Niger

 

Ciencia y medicina en Israel, desde adentro

P: Israel tiene una imagen de país de avanzada en la ciencia , medicina, tecnología. Desde adentro ¿lo ves igual?

R: Sí. Esta es la start up nation también en medicina. Y tiene un servicio nacional de salud que está entre los mejores del mundo, con asistencia de calidad asegurada para el 100% de la población, sin distinciones de ningún tipo. Por supuesto, todos (incluso nosotros los médicos) tenemos motivos de queja. Pero yo he estado en otros lados haciendo medicina, y sé que las diferencias son abismales en algunos casos (incluso comparando con la medicina asistencial de nuestro querido Uruguay).

En primera persona

P: ¿Cómo es tu día?

R: Yo ya me estoy desconectando del día a día neuroquirúrgico a un año de mi entrada en la edad de jubilación obligatoria. Pero sigo haciendo cosas, sobre todo en la práctica fuera del hospital público. Me interesa extender la radiocirugía a lugares en los que hasta ahora no había, y si sale, lo mismo con la neurocirugía funcional. Y a medida que tengo más tiempo "libre", leo más, escucho más música,  hago más natación, y voy trabajando en internalizar que vivir, hacer y  tener éxito también existen fuera de la cirugía.

P: Muy sano pensamiento por cierto.

R: Así es.

 

Uruguay

P: ¿Cuál es tu vínculo con Uruguay?

R: Mi familia nuclear original: mi madre y dos hermanos, y algunos amigos con los que todavía tengo contacto. Y mas esporádicamente, contactos con el instituto de neurología del Clinicas, mi "alma mater".

P: ¿Qué trajiste contigo de Uruguay en tu corazón, en tu mente? 

R Gran parte de lo que soy: los paisajes, el lenguaje, la música, mi forma de ver el mundo que tiene mucho que ver con la de un nativo de un país "chiquito", sin pretensiones de grandeza y con muchas cosas "grandes" como el teatro, la literatura, la educación laica y gratuita en serio, y tantas otras que te atan en lo mas básico de tu experiencia: el cortado, los bizcochos, la pizza a caballo, la vuelta por la rambla, las dunas de Cabo Polonio, el sol de verano en Punta del Este…y tanto más.

P: ¿Qué hacías en Uruguay antes de venir a Israel?

R: Estudié medicina, trabajé  en algo que se llamaba CEJ (centro de estudios judaicos – tenía como misión acercar a la generación de profesionales jóvenes a la actividad comunitaria), fui un miembro muy activo de la jativa Mordejai Anilevich (hasta que la tuvimos que cerrar durante los años de la dictadura), incluyendo manejar el programa de radio que teníamos los sábados al mediodía en CX46, que nos fue cedido (porque un judío que se precie no trabaja los sábados) por un tal José Jerozolimski.

P: Me encanta tu sarcasmo.  ¿Algo que quieras agregar?

R: Dulce de leche.

P: Te diría que hay en todos los supermercados en Israel, pero nunca será lo mismo.

R: Exacto.

P: Gracias mil. Perfecta combinación entre aprendizaje y varias sonrisas.

R: Gracias a vos Ana.

Ana Jerozolimski
(26 Diciembre 2021 , 14:18)

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