En comunidad

Historias comunitarias judeo-uruguayas: Yoni Kurlender

Yoni Kurlender tiene 35 años, realizó la carrera de actuación en el Instituto de Actuación de Montevideo y paralelo a eso, siempre entendió que su formación no iba a ser lineal y nunca quiso dedicarse exclusivamente al teatro. Decir “multifacético” es quedarse corto.

Es que tiene estudios en comunicación digital, neuromarketing, gestión y organización de Proyectos Ágiles, gestión de grupos y equipos, RR.PP, dirección de espectáculos escénicos y producción artística para festivales internacionales.

Actualmente está cursando la Diplomatura en Dirección y Gestión de Residencias de Larga Estadía y un curso intensivo sobre Creatividad Publicitaria.

En teatro, participó desde el 2004 en 31 espectáculos como actor, productor y/o director logrando 3 nominaciones a los premios Florencio y 2 estatuillas. Organizó más de 40 acciones y eventos artísticos y durante 10 años dedicó muchas horas a la docencia teatral en distintas escuelas y academias.

Desde mayo de 2010, trabaja en el Hogar Israelita del Uruguay, primero como Asistente de Dirección y encargado de la organización del cronograma de la vida activa de los residentes, luego como coordinador de comunicación y eventos recaudatorios y hoy, desde ya hace unos años, como director de Desarrollo Institucional.

Tiene como hobby el trabajo audiovisual. Es apasionado de la fotografía, las grabaciones y el trabajo en edición.

 

P: Yoni querido, es un placer entrevistarte para la serie “Historias comunitarias judeo uruguayas”. ¿Qué te parece ser parte de esto?

R: Es un gusto y claro que un privilegio. Tener la posibilidad de que tu palabra sea leída, es una oportunidad que trataré de aprovechar.

P: Dijimos “comunitarias” pero lo tuyo, creo yo, lo trasciende, en lo que se refiere a tu actividad artística. Pero vayamos por partes. ¿Cómo te presentarías a vos mismo? ¿Qué es lo que te define realmente?

R: No puedo asegurar que como yo me defina es lo que el otro puede percibir, pero me preocupo mucho en tratar de ser mejor persona día a día. No soy, ni voy a ser el tipo más bueno del mundo, pero trabajo mucho para superarme y acercarme cada vez más a ese deseo. Hice mucha terapia que me ayudó, a lo largo de los años, a poder entender temas, ordenarlos y vivir de la mejor manera con ellos. Me siento muy empático y logro conectar bien, en general, con las personas. Soy bastante práctico, me aburre y distrae las vueltas y los discursos sin contenido. Soy un gran contra del “hablar por hablar”, siento que siempre resta. No me gusta abanderarme, pero sí tener las cosas claras.

 

P: ¿Estás haciendo hoy lo que querías?

R: Estoy haciendo lo que quiero, que es lo más importante. Hace muchos años, quizás mi deseo era más exclusivo del mundo artístico, pero transitar la vida, formarme en otras áreas y mi trabajo diario en el Hogar Israelita, cambiaron totalmente mis horizontes, y los acepto porque me crearon nuevos caminos. Lo más justo es entender si lo que hago hoy es lo que quiero, y estoy seguro que sí. Trabajo en algo en lo que creo, donde hay verdad, justicia y solidaridad.

P: Eso es hermoso, un verdadero privilegio.  ¿Qué es lo que te ha llevado a lo que sos hoy? Empecemos por el hogar en el que creciste, tus padres, por los que yo personalmente tengo mucho afecto, Dinorah Gandelman y Saúl Kurlender. 

R: Crecí en una casa donde siempre se vivió como clase media, donde el trabajo y el valor a lo que uno tenía, siempre estuvo presente. Las tradiciones judaicas fueron y son parte de la diaria y el concepto de ayudar al prójimo siempre fue una constante.

Mi madre siempre fue una capa en el ámbito académico, sabe varios idiomas, fue profesora de los tres colegios judíos en Uruguay y directora en dos de ellos. Además, continuó formándose y se recibió, siendo yo adolescente, de Psicopedagoga y luego realizó una Maestría en Educación. Hasta el día de hoy da clases y tiene pacientes.

Mi padre, comerciante de alma, tuvo negocio al público, cosa que recuerdo con mucho cariño y luego se dedicó a la construcción.

Junto a mi hermana, Neti, tuvimos la suerte de nacer en una casa con valores firmes.

Yoni con sus padres Dinorah y Saúl, justificadamente orgullosos

 

P: Bella descripción. ¿Cómo viviste tu niñez y juventud? 

R: Tengo muchos recuerdos hermosos, muchos lindos y algunos de los otros, pero creo que como todos. Claro que puedo decir que era muy feliz. Por lo que me dicen, y mucho me acuerdo, pero prefiero hacerme el distraído, era un tanto pesadito de más. No paraba, era el que siempre armaba lío y después zafaba del grito.

Los veranos en Atlántida para mí eran espectaculares, las clásicas vacaciones de tres meses que ya no existen junto a primos, amigos y demás familia.

 

La vida en comunidad

P: Desde un punto de vista comunitario, más allá del hecho que hoy sos el director de Desarrollo Institucional del Hogar Israelita ¿cómo ha sido tu trayectoria? Estudios, tnuá (movimiento juvenil), quizás otra actividad…

R: Desde lo comunitario, fui a Betar, mi primera escuela. Tremendo todo lo que, hasta el día de hoy, siento que me dejó la tnua. De janij- niño miembro del grupo- era de los que no se quedaba quieto, pero de boguer, o sea ya mayor, era de los que dejaban todo en la cancha. Siempre estaba en las organizaciones de actividades y la comunicación. Claro que amaba pensar todos los jueves la “promo” que se iba a dar el viernes a los janijim, o sea a todos los niños que venían, para la actividad.

Luego, ya más grande, trabajé muchos años en Jabad junto a Roji y Erikharina en todos los espectáculos de lo que llamaban “Jewish kids in action” que se realizaban en teatros y escuelas. Organicé muchos años la actividad del Jala Bake junto a Musya, la esposa de Mendy,  y en la Kehilá trabajé como productor del espectáculo 60 años de Israel.
A su vez, participé como voluntario en la organización de varios actos recordatorios de la Shoa y, podría afirmar, que en todas las comunidades, organizaciones, escuelas e instituciones, “algo hice”. Me gusta ser parte y como no creo en las banderas estancadas, siempre que puedo ayudar o sumar, estoy.

 

El Hogar Israelita, una etapa singular

P: Y al Hogar…¿por qué? ¿Es simplemente un trabajo o debe ser una especie de causa?

R: Primero fue un trabajo, y eso le dio formalidad a mi tarea, pero el color fue por otro lado. El Hogar me llevó por un camino que no esperaba, y que hoy lo recorro con muchas ganas, amor, responsabilidad, entrega y agradecimiento.

Cuando hablo del Hogar, hablo sin lugar a dudas de una Directiva que me llenó de enseñanzas y que, sobre todo, iluminó y potenció ese recorrido. Las tres presidentas; Mónica Ras, Helena Ras y Diana Nahum, logran sacar lo mejor de mí a nivel profesional, pero, sobre todo, humano. Tienen una visión objetiva e integral de su tarea, que llevan con responsabilidad transmitiendo constantemente, sin perder de vista la misión del Hogar. 

En este camino, es muy importante mi relación con Ionit Leibovici, Directora Ejecutiva, que, con su don de gente y profesionalismo, lideró la transformación del asilo al Hogar. Con ella compartimos cientos de horas de eventos, actividades, gestiones y decisiones. Cada uno con su estilo, y desde su rol, hacemos un buen equipo. Hoy podemos entendernos sin hablar.

Trabajando en el Hogar. Con la Dra.Ejecutiva Lic. Ionit Leibovici, el Coordinador de RR.HH. Lic Gerardo Ricardo y la Dra. Técnica. Dra. Carla Di Candia.

 

Burgues está abierto 365 días al año, 24hs y con la complejidad que significa trabajar con y para personas y sus familias, pero con Ionit en la Dirección, la directiva voluntaria que siempre está presente, el equipo de profesionales del Hogar y los voluntarios que constantemente acompañan, es un placer ser parte.

Dentro de la dirección de Desarrollo Institucional, comparto con equipos de personas entregadas a su tarea, que saben lo que hacen y disfrutan su labor. Junto a ellos, trabajo en el área de comunicación y marketing, de eventos y acciones recaudatorias, en la vida activa diaria de los residentes y en el funcionamiento de servicios internos. Además, tengo la enorme posibilidad de compartir experiencias y aprender de voluntarios profesionales que le suman a cada una de las áreas. Es también gracias a ellos el crecimiento del Hogar. La inteligencia colectiva es una gran fuente de inspiración.

P: Seguro que mi próxima pregunta podría tener una respuesta interminable, pero en resumen…¿qué tiene de especial el Hogar a tu criterio?

R: El Hogar es una organización sin fines de lucro que avanza y crece constantemente, no para. Estamos siempre en obras, creando, proyectando, pero lo más importante, estamos constantemente viendo resultados. Nada queda en el aire ni por el camino. En el Hogar no hay “hablar por hablar”. Cuando se identifica una necesidad, un problema, se trabaja para ir a más, se soluciona. Se trabaja de forma ardua por lo grande y por lo chico. No existe el mundo objetivo cuando se trabaja con personas. Se busca para cada uno estrategias para lograr la mejor calidad de vida. Cada comida, actividad recreativa o técnica, cada show, cada acercamiento, cada palabra, cada atención clínica, es algo único. Se trabaja en la atención centrada en la persona, en la individualización del deseo y el querer de cada uno. En el Hogar no hay números de clientes, hay personas y familias que buscan la mejor atención y el mejor lugar para vivir esta etapa.

El Hogar tiene la visión de ser el mejor residencial de adultos mayores del Uruguay y esto genera un espíritu de crecimiento constante. Nunca un año es igual al otro, nunca un proyecto es igual al otro. Además, se trabaja para “alguien”, nada es intangible. Cuando estás diariamente ahí, te das cuenta que la calidad de vida es medible y en eso nos especializamos.

 

Filmando en el Hogar

 

Aprendizajes

P: ¿Aprendiste cosas sobre la vejez que desconocías? O quizás la forma correcta de plantearlo es cosas que veías sólo de lejos…

R: Todos los días, en el ámbito formal e informal, siempre uno está aprendiendo. Trabajo constantemente mano a mano con profesionales de la salud especializados en vejez y el abordaje integral de la vida de cada persona que vive en el Hogar. Tengo la posibilidad de estar muy cercano a una etapa vulnerable de la vida, que no es la mía. La posibilidad de hacer una vida mejor, que no es la mía. Sobre todo, por esto, elijo todos los días el Hogar.

Claro que con preparación y este tipo de relaciones profesionales y experiencia, veo la vejez muy distinta a como lo ve cualquier hijo de vecino. Obvio que estoy en contra del “viejismo” y de todas las discriminaciones y estereotipos que existen, pero como te dije anteriormente, no estoy para abanderarme de nada, sino para hacer. Una acción vale más que mil palabras.

P: ¿Qué aprendés de los abuelos en el Hogar?

R: Que nada es lineal, que todo cambia o puede cambiar. La magia es ver qué hacer con lo que te pasa, no enfocarse en lo que fue, ver lo que es y será. Como humanos, y mucho más como judíos, el pasado puede llegar a hacer sentir un peso infernal, hay que trabajar todos los temas y no guardar nada debajo de la cama.

Me cambió la visión de las arrugas, del deterioro y de la persona vulnerable. Quien se acerque a Burgues, tiene la posibilidad de irse más lleno de vida y amor. Igual para esto, sería genial que lo cuente cualquiera de los voluntarios que van al Hogar, y aprovecho para invitar a todos los que se quieran sumar a serlo. 

P: La vejez..¿es más señal de sabiduría y experiencia o de dolor y sufrimiento? 

R: Es una etapa más de la vida, esa respuesta depende de cada uno, no tengo la respuesta exacta y tampoco defendería la objetividad en esto.

Envejecer es un proceso fisiológico que comienza cuando nacemos y genera cambios en todo el ciclo de la vida. Vivimos envejeciendo todo el tiempo. Los cambios producen una limitación de la adaptabilidad del organismo en relación con el medio en el que vivimos. Los ritmos de los cambios que se generan en todos los órganos de una persona no son iguales para uno u otro. 

El envejecimiento es físico, psicocognitivo y social y es resultado de muchos factores, sobre todo, una gran influencia de cómo llevamos adelante nuestra vida. Lo que hicimos, lo que fuimos, lo que sentimos y lo que pensamos.

Existen miles de estereotipos sobre las personas mayores, sobre todo negativos. Trabajar diariamente en el Hogar Israelita, me demostró lo equivocado que estaba. 

Los residentes tienen vida activa, disfrutan de las actividades, de las terapias. Tienen voz y voto, sexualidad y deseos, y el Hogar, es un gran motivador de todo lo que acerca a la vida.

El Hogar está preparado a nivel clínico, técnico y social, para tener una vejez activa llena de estímulos, acompañada de paisanos como amigos y conocidos. Disfrutar de un gran jardín y muchísimos servicios y amenities que se ofrecen diariamente. Además, se está terminando de edificar un centro especializado en demencias y Alzehimer, lo que constituirá algo único en Uruguay.

Esto es a lo que me refiero, sea cual sea la forma de envejecer, existe en el Hogar un lugar donde vivir esa etapa de la mejor manera. Acompañamos al residente y su familia en todo el proceso, natural que no quita que sea difícil.

 

El Hogar y la cole

P: Algo que le pregunté también a Ionit…la directora…¿Qué aprendiste sobre la colectividad judía uruguaya a través de las actividades del Hogar?

R: Estoy muy orgulloso de la comunidad a la que pertenezco. En general es difícil notar lo organizada que está y lo solidaria que es, porque vivimos inmersos de toda la vida, pero es increíble todo lo que se hace, y sobre todo, lo que se logra.

A mí me tira mucho la parte social, y más allá de ver toda la estructura maravillosa que existe, amo el valor que se le da a la vulnerabilidad y la atención a las distintas necesidades que puede atravesar una persona a lo largo de su vida.

 

Y sobre otro escenario

P: Mencioné tu condición de actor. ¿Ese tema quedó dormido por la pandemia? O quizás mejor comenzar preguntando qué has alcanzado en ese mundo, qué has hecho y qué proyectos tenés.

R: Ya hace muchos años no actúo, realmente me apasiona la producción y dirección escénica. Disfruto mucho organizar, gestionar y luego, corregir para mejorar en cada función. El actor tiene un trabajo muy centralizado porque todo decanta en lo que le pasa a él mismo, cómo lo siente, lo que tiene que decir, lo que no y la preparación física. Mi trabajo en el Hogar, me llevó a hacer todo eso en terapia, pero no en un personaje. Prefiero toda la vida estar del otro lado. Lo que digo claramente es una sensación mía, no es siempre así ni es un concepto universal.

Respondiendo a tu pregunta, sí, se cortó fuerte el mundo del teatro, pero para mi suerte, hace años vengo trabajando con Diego Sorondo, productor teatral que me abrió las puertas de su productora y me llevó a desafiarme como director con tremendos actores y espectáculos. Lo primero que hice con él fue Bollywood, la dirigía José María Muscari y la protagonizaban Patricia Wolf y Diego Ramos. Muscari montaba el espectáculo y luego quedaba yo como responsable artístico, así arrancó mi relación con Sorondo, imagínate lo agradecido que estoy. Después, y siempre es su productora, dirigí a Puma Goity, Adriana Da Silva, Carmen Morán, Cata Ferrand entre otros. Diego tiene la capacidad de lograr excelentes equipos de trabajo y grandes resultados comerciales y artísticos.

En los camarines de Movie, en la obra Casados sin hijos, antes de salir a escena. Con Patricia Wolf, Puma Goity, Lucía Brocal, Alejandro Caminom Diego Sorondo y Diego Rinaldi

 

El año pasado, y en plena pandemia, Sorondo nos presentó a Diego Devincenzi (actor, director, dramaturgo y amigo) y a mí, un proyecto increíble. Era desde cero, estaba la historia, real y bastante conocida por todos, y había que escribirla. Hoy la obra ya está escrita y con muchísimas ganas de salir a la luz del foco.

Me encanta la forma que tiene para trabajar Sorondo pero sobretodo, es buena gente. Es un mix perfecto.

Con el productor Diego Sorondo

 

P: Suena genial trabajar con esa onda y tan satisfecho. Que siempre sea así. Yoni…

R: Gracias Ana.

Con el elenco de Copadas junto al  codirector Diego Devincnenzi
En los camarines del Movie, en Perfectos Desconocidos
Con Diego Sorondo, Patricia Wolf y Diego Ramos, después de la función de Bollywood en el Teatro Astral

 

A modo de resumen

P: ¿Tenés muchos sueños por cumplir?

R: Sí, muchos, pero me gustaría responderte algo más empírico: he sido muy afortunado porque muchos de los deseos, objetivos o proyecciones que tuve a lo largo de mi vida, fueron cumplidos.

 

P: Yo tengo la sensación de que dondequiera que uno vaya y te mencione, se esbozará una sonrisa. ¿Te sentís una persona querida?

R: Siento que trabajo mucho por ser empático y buena persona. No significa que siempre lo sea ni tampoco que me sea fácil, pero sí, tengo claro que en la vida hay que dar lo mejor. Eso claramente lo aprendí en casa, pero me lo potenció el Hogar y su gente.

 

P: ¿Algo que desees agregar?

R: Que me encantaría que todo el que quiera acercarse al Hogar, de la manera que fuere, que me llame y hablamos. Mi celular es 094 333 053, sería un gusto. El Hogar es vida, alegría y experiencia. Sin lugar a duda, es la mejor opción para cualquier persona mayor judía. En ningún otro lugar se va a encontrar con personal tan entregado a la tarea, que trabaje con tanto respeto y profesionalismo. Lo más lindo de decir todo esto, es que todos tenemos o tuvimos un familiar o amigo que vivió en el Hogar, y esas experiencias, le dan veracidad al relato.

Además, los invito a todos a seguir al Hogar Israelita en Instagram o Facebook.

Gracias Ana por permitir poner en letras mis sentimientos y pensamientos. Sos un gran motor para la comunidad.

¡Aguante lo importante!

P: Mil gracias por tus palabras Yoni. Adelante seguiremos. Y vos también.

R: Muchas gracias.

Ana Jerozolimski
(03 Octubre 2021 , 12:29)

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