Daniela y Andrés , que llegaron a Israel hace 4 años de Montevideo no pensaron que estarían al alcance de los cohetes de Hamas. Cuando se radicaron en Israel, se instalaron en la ciudad de Ramat Gan, junto a Tel Aviv. Desde entonces, vivieron dos veces la experiencia de alarmas por disparos desde Gaza. Y en la escalada actual, parecía claro que llegaría la tercera.
Por eso, les pedimos que compartan con nuestros lectores su testimonio.
“El lunes por la tarde entendimos que la situación estaba complicada sobre todo en el sur del país. Nos despertamos el martes sabiendo que en muchos lugares no iba a haber clases pero en Ramat Gan, donde vivimos, no habían cancelado las clases . Así que Noa (7) y Meli (5) se fueron a la escuela y al gan (el jardín de infantes)”.
Daniela, que está embarazada de casi 6 meses, se fue a la oficina y su esposo Andrés, se quedó a trabajar en la casa, como lo ha hecho todo el último año de pandemia.
“Ya se sentía que la calle estaba vacía y realmente la oficina estaba desierta”, contó Daniela. “Todo el día habíamos estado escuchando noticias sabiendo que hacía la noche se iba a complicar por nuestra zona también”.
Y así fue.
“A eso de las 9 de la noche estábamos todos despiertos aún, y se escuchó el primer estruendo y enseguida la alarma. Por suerte tenemos refugio dentro de nuestro departamento-que en hebreo se llama mamád- así que nos fuimos todos a resguardar, incluido Mate, un cachorro que adoptamos durante la pandemia. Enseguida empezaron los miedos de las nenas, sobre todo Noa, que estaba alterada. En la escuela habían hablado un poco de la situación.
Escribimos a los vecinos de enfrente, que son amigos nuestros, que vengan a casa, porque sabemos que no tienen refugio. Son una familia numerosa, con 4 hijos, así que pasamos las primeras alarmas todos en el mamad . Al haber tanto niños la situación estuvo más distendida.
Estuvimos despiertos esperando un rato, y a eso de medianoche nos fuimos a dormir sabiendo que nos esperaba una noche larga.
Las nenas se durmieron en nuestro cuarto bastante asustadas. A eso de las 2:50 otra vez, estruendos y alarmas. Llevamos colchones al mamad. Y esperamos que haya silencio. Mientras tanto nos actualizamos por WhatsApp con la familia de lejos y con amigos de acá y de allá.
Pudimos lograr dormirnos los 4 juntos por el resto de la noche en el refugio.
Este miércoles, por supuesto, las clases estaban canceladas y nosotros trabajamos desde casa. Ineludiblemente, miramos todo el tiempo las noticias y los desastres después de la noche del martes, escuchamos sobre los muertos y deseamos que todo esto termine pronto”.