Su fuerte historia personal y su visión profesional
En el reconocimiento que la Comisión Honoraria contra el Racismo, la Xenofobia y toda otra forma de Discriminación, dio esta semana a Gabriela Fridmanas como una de las mujeres que desde su trabajo colectivo construyen una sociedad más justa e igualitaria, en el marco del ejercicio y respeto de los derechos humanos, hay una mujer que siempre está. Hay una mujer cuya historia personal podría ser material de un libro, lo cual hace no menos que acrecentar el significado del esfuerzo personal y la importancia del amor para salir adelante en la vida.
Es que antes de llegar a su posición actual, Gaby la tuvo que luchar. Sus ángeles salvadores fueron sus abuelos maternos, quienes a pesar de todas las adversidades “hicieron maravillas como pudieron” y se hicieron cargo de ella y sus hermanas desde la muy temprana infancia de todas ellas.
La recompensa que Gaby les puede dar, aunque físicamente ya no estén, está en su enamoramiento total con sus hijos Sebastián y Vicky y sus nietos, Lupe de 7 años y Bruno de 2, sus dos grandes tesoros, y en la claridad con la que se abrió camino en la vida, trabajando tantos años como Directora Ejecutiva de la institución representativa de la colectividad judía del Uruguay.


P: Gaby, comienzo ineludiblemente felicitándote por el reconocimiento. ¿Qué te ha hecho sentir?
R: Que vale la pena jugarse, desde lo personal y lo profesional, por las causas que considerás justas. Los reconocimientos son caricias, pero el que todos puedan vivir y convivir en igualdad de derechos, es una tarea que hace mucha gente, que seguramente merezca ser distinguida, mucho más que yo.
P: ¿Te sorprendió?
R: A nivel personal, absolutamente. Pero institucionalmente, siento que es un reconocimiento a la tarea del CCIU, que tanto trabaja en voz baja y que, a veces, es bueno visibilizar su acción.
P: Cuando escribiste una pequeña presentación en el portal del Comité Central Israelita, dijiste un poco al pasar que a los 5 años llegaste a Uruguay con tus abuelos maternos. Y yo, que pensé que habías nacido en Uruguay, te pregunté de curiosa de dónde viniste. Detrás de ese dato había una historia personal muy dolorosa. ¿Pensás en eso cuando se llega a un momento así tan singular, en el que recibís de hecho un reconocimiento de carácter nacional?
R: Las historias personales, aún las más duras, son pruebas que nos pone la vida. Está en cada uno victimizarse por lo que no elige vivir y sin embargo le tocó, o poner todas las energías y salir resiliente, para enfocarse en mañana. Hurgar entre lo malo para encontrar motivos, casi pretextos, para salir. Nosotras, mis hermanas y yo, tuvimos dos paladines que, con esfuerzo sobrehumano, nos colmaron de valores para hacernos, ante todo, buenas personas. Mi motor es el esfuerzo y el mayor y mejor reconocimiento para mí, es la valoración de ello.
P: ¿Se puede superar plenamente algo así, gracias a lo que hicieron tus abuelos maternos, o siempre queda alguna marca en el corazón?
R: Todo marca, pero todo se supera. Las marcas estarán por siempre, las malas y las buenas. Es indispensable no guardar rencor, porque eso lastima y no buscar explicación a lo inexplicable. Soy una agradecida de la vida y disfruto plenamente de mi familia y de cada una de mis hermanas, con las que intentamos, en cada reencuentro, ganarle al tiempo que estuvimos separadas.
Gaby, para nosotros, es un símbolo del Comité Central Israelita del Uruguay. Como su Directora Ejecutiva, está siempre, es clave para su funcionamiento y para el apoyo que necesita para su desempeño, el Presidente de turno. Por eso, ya años atrás la entrevistamos. Y ahora, combinamos aquella entrevista con la buena nueva del reconocimiento a nivel nacional, una excelente “excusa” para compartir con los lectores este reportaje, actualizado por cierto. Con esto, los lectores pueden poner nombre y rostro a uno de los puestos centrales en la institución representativa de la colectividad.
P: Gaby, los Presidentes del Comité Central Israelita cambian, y vos siempre estás. Conversamos sobre esto hace tiempo, cuando el entonces Presidente Sergio Gorzy terminó su período, lo sucedió Lito, el Cr. Israel Buszkaniec, y luego Samy Canias. Ahora está nuevamente de Presidente el Cr. Marcos Israel. La que nunca cambia sos vos. ¿Desde cuándo?
R: Entré al Comité en el año 1985, cubriendo una licencia maternal por 3 meses. Tenía 18 años. Poco tiempo después, volví por el mismo motivo. Otra compañera gozaba de su licencia. pero esta vez, en el año 86, no me fui más.
Mi primera experiencia en el Comité fue en un año de mucha actividad institucional y en mi vida personal. En 1985, me casé, entré a la facultad y empecé a trabajar, todo el mismo año. Estudiaba Bibliotecología y hacía Administración en UTU. En el Comité la tarea era meramente administrativa, por ende, el acervo que fui adquiriendo fue en base a la experiencia y a cursos que hice por fuera, por mí, porque me fue gustando, desde periodismo hasta gerenciamiento en ORT… diferentes cosas.
P: Más allá del hecho que así se dieron las cosas ¿a ti te atrajo algo en especial o era simplemente un trabajo al principio?
R: A mí me gustó muchísimo la tarea aunque al principio y por mucho tiempo fue meramente administrativa. Sin embargo, me enganchaba la razón de ser del Comité, me gustaba lo que yo veía. En ese momento el director era Isaac Hazan (Z´L), del que realmente aprendí mucho.
P: ¿Y el vínculo con lo judío, con la vida comunitaria? ¿Había algo en tu hogar que te ligaba?
R: Sí, yo fui a escuela judía, a la Scholem Aleijem y luego al Ariel, producto de la unión, en 1978, de la Scholem con la Ivria. Allí terminé sexto de liceo. Además fui al Dror.
Mis abuelos, que habían llegado a Uruguay huyendo de la guerra, buscaban mantenernos siempre en un marco judío. En ese entonces, la comunidad judía dio una gran mano apoyándolos con diferentes servicios sociales para nosotras.
Es más, llegué al CCIU desde la bolsa de trabajo comunitaria, un servicio que existió por muchos años y que sirvió a tanta gente.
O sea que “lo judío” siempre estaba presente en casa.
El desafío, dentro y fuera de la colectividad
P: Cuando hablo con gente de fuera de la colectividad explico que el Comité Central es la institución representativa de la colectividad. ¿Cómo se traduce eso en el trabajar diario?
R: Es sin duda el nucleador y representante hacia el afuera. Hacia la interna de la colectividad es una especie de mediador. Frente a cada tema que surge y hay que actuar tú tenés a quien piensa de una y otra manera, quien es más visceral o racional… ahí tiene que haber algo, un ente, en este caso el Comité, formado con gente de las cuatro kehilot, o sea las cuatro comunidades fundadoras, y con delegados de las instituciones, para poner paños fríos y pensar qué debe hacer, qué es lo mejor en el momento de actuar.
P: Eso es más que mediador…
R: Claro, en realidad es el hacedor, pero me refiero a que no siempre va en la misma línea lo que se hace, respecto de lo que espera. Pero una cosa es cómo la gente reacciona frente un hecho y otra es lo que hay que hacer. Respecto a cómo se reacciona o qué se hace, tiene que ver con la impronta de quien esté ejerciendo la presidencia. Cada presidente puede tener su enfoque de acuerdo a su estilo. También depende de cómo se conforme cada Ejecutivo y cuán fuerta sea la actitud de trabajar en equipo.
P: ¿Y hacia afuera de la colectividad?
R: Hacia afuera es fundamental, porque tenés que canalizar, actuar en nombre de toda una comunidad, con sus características y diferencias, y tenés que representarla si hay un conflicto en Medio Oriente que genera antisemitismo acá, o cuando vienen los feriados judíos y las escuelas necesitan más asuetos de los que a nivel nacional los colegios privados tienen. Tiene que haber una voz que unifique. Sería caótico que cada cual saliera a pedir por su cuenta lo que considera que se debe hacer, o qué se debe legislar y demás. .

P: ¿Es más difícil representar hacia adentro, con todas las divisiones de las cuales nosotros nos reímos, o hacia afuera, donde hay cosas que no se entienden porque no se conocen?
R: Las dos cosas son difíciles, cada una en su nivel y según el momento. Yo siento que a nivel interno siempre alguien espera un poco más, siempre alguien queda desconforme y, claro, también alguien queda muy conforme. Me atrevo a decir que la cosa va en 50 a 50 … frente a un comunicado o acción concreta, simultáneamente te llega un “qué suavecita la voz del CCIU en tema tan candente” a un “qué inoportuno expresarse en este tema en este momento que ….”, no es un ejemplo abstracto, más bien una descripción de realidad, desde lo histórico hasta nuestros días. Ante una acción, opiniones no sólo desencontradas si no a veces, opuestas radicalmente.
Pero sin duda, la tarea del Comité es hacia afuera. Su accionar es hacia el mundo no judío.

EL TRABAJO
P: ¿Se pone a veces en entredicho quién es el Comité para representarnos a todos, o la gente entiende que el que no trabaja no tiene mucho derecho a meterse?
R: Esta institución tiene poca visibilidad dentro de la colectividad…
P: Hacia afuera tiene mucha.
R: Sí, sí. Entonces ocurre, lamentablemente, que a veces la gente pregunta qué hace el Comité.
P: Con tono de “no hace nada”….
R: Claro. Yo no sé qué hay que hacer para que se sepa qué hace el Comité a nivel interno, pero sí sé que lo que hace es muchísimo y que la tarea muchas veces, no es visible o tangible. No sé si alguien se pregunta “Al fin y al cabo, ¿quién los nombró?”. Pero sí puedo dar fe de que se trabaja duro y supongo todos ven que los directivos brindan horas y horas de askanut, o sea activismo comunitario, y se hace tan de corazón, con tanta fortaleza, con tanto esfuerzo, que no me llegan esos cuestionamientos. Seguramente existan, siempre puede haber alguna voz discordante con la tarea que se hace.

P: ¿Y cómo explicarías tú lo que hace el Comité Central, en qué consiste su trabajo?
R: Yo digo lo mismo que me dijiste tú a mí: el Comité representa a la colectividad judía uruguaya frente al mundo no judío en Uruguay, las autoridades, la prensa… con el objetivo de que los judíos en el país, vivamos en igualdad de derechos, en un marco de respeto y convivencia.
P: ¿Cómo se traduce eso en el trabajo diario?
R: Por ejemplo, llegando al medio. Contando qué ocurre hoy en el mundo judío o en el acontecer de la colectividad judía local. Para eso trabajamos con un newsletter diario que llega a unas 8.000 personas, judíos y no judíos. Menuda tarea… Siempre pienso en el escritor que habla de enfrentarse a la hoja en blanco. Esto es a diario, a diario tenés una hoja en blanco en la cual tenés que poner cuatro, cinco, seis noticias que trasmitan lo que realmente creemos que puede interesar a los judíos y a los no judíos sobre temáticas relacionadas a nuestra vida, a nuestros intereses naturales como judíos y como uruguayos, temas de interés cotidiano.
P: ¿Y en qué consiste exactamente tu tarea en particular?
R: Fuera de lo cotidiano a nivel administrativo, dirijo la tarea en pro de acciones de lo que los directivos estiman es la tarea.
Yo creo que estoy para permitir que el presidente de turno pueda realizar su ejercicio del mejor modo posible, aportando información y trabajo para el cumplimiento de los objetivos, siempre en beneficio del Comité, de la comunidad, de los judíos en Uruguay. En ese sentido creo que cada presidente tuvo su impronta y tiene su impronta.

P: Antes justamente mencionaste a Hazan, que era el Director cuando tú entraste, el cargo que tenés tú hoy. Y claro que fueron cambiando los presidentes, como decíamos al principio.
R: Exacto. En ese momento el presidente era Nahum Bergstein. De ahí en más trabajé con todos los Presidentes que tuvo el comité.
P: ¿Cómo inciden en el trabajo las diferentes características de los directores y presidentes?
R: Completamente. Yo digo que en realidad puedo estar desde hace 30 años en este trabajo porque cada dos años recomienzo. Conozco mi tarea, me encanta hacerla. Soy profesional y cobro por lo que hago. Pero sobre todo me siento también como askanit, activista comunitaria, porque mi tarea mete corazón en pila. Esa es la realidad, yo hago esto porque me gusta hacerlo, quiero a este Comité, me gusta mi tarea y creo que desde un perfil bajo aporto cuanto puedo. Eso en primer lugar.
Respecto al presidente, te decía que mi tarea, desde el punto de vista político, es adaptarme para apoyar al presidente de turno a que pueda trabajar de buena manera, aportando mi bagaje y expertise. Y cada maestro con su librito, con cada presidente tengo que adaptarme, a veces casi que desde cero. Hubo presidentes de tipo ejecutivos, de remangarse y actuar, otros más filosóficos, en el mejor de los sentidos, casi académicos, otros más mediáticos, directivas que se involucran más, otras algo menos, pero en todos los casos dejo todo lo que tengo, para adaptarme, trabajar y aportar
P: ¿Desde cuándo sos directora ejecutiva?
R: No recuerdo exactamente, no hubo un momento de designación oficial y la función tampoco sintió un gran cambio. Es que el Comité es una oficina muy pequeña, entonces las cosas hay que hacerlas, a como sea, al margen del título que ostentes.
Fue Israel (Lito) Buszkaniec quien me propuso ser Secretaria Ejecutiva primero y pasé a Directora después, pero como te decía, el CCIU siempre tuvo poco personal. Hoy día en la oficina somos dos: Adrián Epstein y yo. Adrián también es funcionario añoso aquí y es pilar fundamental en la tarea diaria.
P: ¿Qué aprendiste con los directores y presidentes?
R: No tuve tantos directores. Creo que cada uno de ellos me dejó el amor por la tarea, suena re cursi, lo sé, pero de verdad es eso, sobre todo la convicción. Hacer esto porque estás convencido que es lo que hay que hacer y que de tu tarea depende, muchas veces, cómo se ve a todo un grupo, un colectivo, y eso es importante.
P: Y hay que recordar que los presidentes son voluntarios…
R: Toda la directiva es voluntaria. En la Mesa Ejecutiva del Comité, que es el órgano que integran representantes de las cuatro comunidades, son todos honorarios, voluntarios. También aportan delegados de instituciones y gente que integra comisiones, que se ha formado en diversas tareas, dejando horas y trabajo a pura convicción.
P: ¿Te parece que va cambiando el rol del Comité?
R: En principio no, pero sí pueden ir cambiando los tiempos, las circunstancias, y con ello, también el énfasis en tal o cual necesidad. La función inicial del CCIU fue luchar contra el nazismo, en términos de esclarecimiento desde Uruguay. Luego luchar contra el antisemitismo en sus nuevas formas, como el anti-israelismo, que es una forma de antisemitismo… Pero no diría que el rol del Comité cambia sino que se lleva a cabo de diferentes maneras de acuerdo a cómo van cambiando las épocas.
P: ¿Influye en tu sentimiento de identidad judía el estar al frente del Comité Central, como directora ejecutiva?
R: Te diré que yo me siento muy judía pero no practico la religión, entonces al revés, creo que es mi vínculo. Mi nexo es estar acá, trabajar acá.
PREJUICIOS Y DESCONOCIMIENTO
P: Me atrevo a pensar, de lo que yo conozco de la actividad del Comité, que estando en una institución así en un cargo como el tuyo, con tanta responsabilidad, conocés mucho de la interna de la comunidad pero también conocés más al país todo, a Uruguay. ¿Estoy en lo cierto?
R: Tenés que estar informada. También conozco a fondo la organización del ishuv, de la colectividad. Conozco las instituciones, sus tareas, su obra. Es más, la conozco y a veces me da pena que esa información que a veces poseo, no trascienda. Las instituciones estamos mostrándonos poco hacia afuera. Es tanta la obra que se hace, a todo nivel, no solo intracomunitariamente sino también hacia el medio, que no me explico por qué eso no lo sacamos a la luz. Cuando se va a una plaza y se trabaja con la población de su zona, al INAU, a escuelas públicas. Cuando jóvenes de las tnuot comparten jornadas pintando espacios públicos, etc.
P: Ese es un tema muy importante. Una de las veces que entrevisté a Sergio Puglia el año pasado le dije que no sabía por dónde empezar la nota y él me dijo de empezar por todas las cosas que hace la colectividad hacia afuera. ¿Te parece que la sociedad uruguaya, en general, es consciente de esas cosas?
R: Creo que no. Yo amo a Uruguay. Y me parece que es un país donde definitivamente a nivel oficial no hay un antisemitismo sesgado, pero sí hay gente que todavía no ha superado el prejuicio. Una manera de ayudar a levantarlo sería esa, mostrándonos más, sacar esos preconceptos de que los judíos se ayudan sólo a sí mismos. Claro que nos ayudamos entre nosotros y está bien que lo hagamos, pero hay mucha tarea afuera que no se muestra. No a modo de excusa, sino de realidad.
Sobre el prejuicio, te cuento que yo realizo mucha actividad social fuera de la colectividad judía y percibo cosas que quizás alguien que está solo dentro de la colectividad no las siente, esos prejuicios y esas cosas que a modo de chiste salen siempre. Suelo mencionarlo con frecuencia, el enfrentarme a la frase “no parecés” … Quienes lo dicen, suponen que están halagándote. Yo soy (judía) y quiero parecer (judía)
P: En cuanto a hacerse conocer afuera, justamente acabo de dedicar una entrevista especial a uno de los aspectos de ese tema, el voluntariado de jóvenes judíos en pro de la sociedad.
R: Así es. Y siempre hay que destacarlo. En ese sentido, esté en el ámbito que esté no me canso de decirle a las instituciones que nos usen, que usen nuestro newsletter, que definitivamente no es lo único que se hace, pero hacia afuera sí se ve, se lee mucho.
Es muy importante para difundir la tarea que hace la colectividad hacia afuera.
P: Yo te decía de conocer más al país en general porque hay que estar en contacto con políticos, con periodistas, con instituciones de la sociedad civil… ¿Eso te ha llevado a conocer más en detalle, más de cerca cosas de fuera de la colectividad?
R: Me lleva a conocer personas, a que voy a una reunión y saludo a autoridades, integrantes de la sociedad civil… Igual en eso Uruguay es un país muy generoso, tú estás en el supermercado y tenés a Rada haciendo la cola para pagar igual que tú (lo menciono a él porque puntualmente me pasó estos días). Me refiero con esto a que la gente es accesible.
Tengo una fuerte llegada y buenos canales para llegar al mundo político de cualquier orientación, no tenemos dificultad en ese sentido. Lo mismo con la sociedad civil, se trabaja mucho, en épocas más, en épocas menos, con todas las minorías a nivel social, con el gran abanico que hay, se coordinan tareas, se hace mucha cosa.
P: Durante muchos años existió ese mito de que los judíos votan siempre por el Partido Colorado. Originalmente había mucho de cierto porque cuando empezó la inmigración había gobiernos colorados y se sabía que respetaban la libertad de cada ciudadano. Ya hace mucho que está clarísimo sin embargo que los judíos, como el resto de los uruguayos, votan por todos los partidos…
R: Para mí es clarísimo que ahí se maneja otro de los prejuicios sobre los judíos, y es que somos oficialistas. Eso es lo que te van a decir. Cuando el gobierno era colorado éramos colorados, cuando el gobierno era del Partido Nacional éramos todos blancos, con el Frente Amplio fuimos todos frenteamplistas. Está más que claro que el judío es lo que es, en la misma proporción que el resto de la sociedad uruguaya; somos lo que somos: uruguayos, y cada uno tendrá su sentimiento hacia el partido que sea.
P: ¿Te has topado directamente con ese tipo de opinión?
R: Me he topado con diferentes tipos de prejuicios. Yo canto con un grupo de personas, que formamos un taller de murga. Como nos administramos entre nosotros para juntar dinero y pagar lo que corresponda, había que designar un tesorero. Y la realidad es que todos sobreentendieron que ese rol lo tenía que hacer yo. ¿Por qué?, porque soy judía. No lo dijeron, pero en algún chiste sale el “Vos con guita te llevás bien”.
P: ¿Esa frase te la dijeron?
R: Más o menos. Sí la idea. Entonces a mí me llevó a sentarme y charlar, y ver que ahí hay un prejuicio.
P: Es frustrante, ¿no?
R: No es frustrante, es reconocer algo que existe.
P: Pero es frustrante saber que sigue existiendo.
R: Claro, pero luego tú lo charlás, y cada uno a su medida y en sus ámbitos tiene que hacer esa tarea de mostrar que eso es un prejuicio. A lo mejor sucede que sí soy una persona materialista –no lo soy, lo menciono a modo de ejemplo- pero si así fuera: ¿lo sería porque soy judía o simplemente porque lo soy? Yo no me siento perseguida ni discriminada, pero sí veo cierto tipo de prejuicios que aparecen en las pequeñas cosas, como una persona en un grupo del que soy parte, que me tenía agendada como “Gaby la judía”. Me pareció terriblemente de mal gusto, y de más está aclarar que no porque sea ofensivo ser judía, obviamente. Ejemplos pequeños imagino que en la vida cotidiana tenemos todos.

HABLAMOS POR LA COLECTIVIDAD, NO POR ISRAEL
P: Otro tema: el relacionamiento con los distintos gobiernos. ¿Cómo lo ves? ¿Es cierto eso de que, sin olvidar que hay matices, es política de Estado la amistad con Israel y el buen relacionamiento con la colectividad judía?
R: Tú tenés re claro que el Comité no habla en nombre del Estado de Israel…
P: Lógico.
R: Sino como colectividad judía local. La verdad que como institución representativa el vínculo con los políticos es muy bueno. Todos ellos, de cualquier partido, son absolutamente accesibles, han respondido siempre a nuestros requerimientos. El Comité tiene particularmente, por su tarea, un vínculo con tres ministerios: Interior, Relaciones Exteriores y Educación. Históricamente hemos tenido buen relacionamiento con los tres, tanto en las coincidencias como en las disidencias.
P: ¿Algún hecho o encuentro especial que valga la pena contar?
R_ Debo tener miles. Evidentemente el que más marcó históricamente es la famosa manifestación frente a la embajada de Rusia cuando llegó el Ministro de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética Schevarnadze y saludó a Pedro Sclofsky, el entonces Presidente. Fue un hecho nacional pero para mí fue mi suceso, porque estaba ahí, porque lo viví y porque fue el primero de varios hechos importantes. Tuve muchas anécdotas, tuve vivencias lindas. Por ejemplo el Congreso Judío Mundial está organizando anualmente encuentros de directores ejecutivos del mundo. Realmente son de puro aprendizaje. Pero no sólo es lo que escuchás e intercambiás en los salones, si no lo que ves saliendo a las comunidades de otros países. Por ejemplo en Sudáfrica, donde conocí una exquisita e enriquecedora experiencia de tikun.
Pero no sé, creo que cada evento que organizo, en el que estoy, que me permite vincularme con gente y con autoridades nacionales, me aporta. Todos son vivencias…
P: Cada cosa enriquece, sin duda.
R: Hay una gran proximidad con la gente. Es una gran cosa de nuestro país. Estar, ser parte, no sólo en lo que respecta a nuestra comunidad si no cuando hay que sumarse a las causas de otras minorías. La interacción enriquece.
P: Quedará entonces para la próxima entrevista. Muchas gracias Gaby, siempre.
R: A tí Ana.