Fuente: Comité Central Israelita del Uruguay
La Directora del CCIU, Gabriela Fridmanas, fue reconocida por la Comisión Honoraria contra el Racismo, la Xenofobia y toda otra forma de Discriminación entre mujeres que, desde sus actividades y trabajo colectivo, construyen una sociedad más justa, más igualitaria y en el marco del ejercicio y respeto de los derechos humanos.
Hace muchos años, llegué a Uruguay de la mano de mis humildes abuelos maternos, que nos criaron a mí y dos hermanas.
Vivimos en Goes, un barrio que supo de la acogida de inmigrantes judíos que llegaban desde Europa, huyendo de los horrores del nazifascismo.
Fueron aquellas mis primeras experiencias de multiculturalidad, enriquecida por cada singularidad del más amplio abanico social.
Mujer y judía, pude adaptarme al entorno, acostumbrándome, mientras crecía, al «no parecés». «No parecés judía» me dijeron varias veces y a algún trasnochado se le escapa aún hoy. «No parecés mujer, sos Carlitos» solían y suelen decirme a veces, cuando no me comporto de acuerdo al estereotipo social de dama.
Hoy soy la directora del Comité Central Israelita del Uruguay, una institución que junto a la representación de los judíos uruguayos y la preservación de la identidad judía en plenitud de derechos en el país, trabaja en compromiso por la plena vigencia de los derechos humanos. Desde ese rol y desde lo personal, brego porque cada uno pueda ejercer sus diferencias en un marco de respeto e igualdad.
Cada 8 de marzo reafirmo mi condición de mujer y marcho recordando los difíciles caminos recorridos para llegar a lo conseguido, y por todo lo que resta por lograr.
Cada día soy y quiero parecer mujer y judía.