Felipe, seguramente leerás esta nota dentro de unos años, cuando seas más grandecito. Y hasta que eso suceda, mucha gente te habrá hablado de tu papá. Claro que te habrán dicho cosas hermosas que vos ya sabías. Que era bueno, que era muy querido, que los adoraba a vos y a tu mamá y también a tus abuelos. Que se fue demasiado temprano. Y que eso se llama injusticia.
Decidí escribirte estas líneas porque recién vi una foto en la que tu mami te abraza y te da un beso fuerte, junto a las letras de Montevideo que para tu papá eran todo un símbolo. Esas letras hoy tristes que se llenaron de flores en homenaje a tu papá. Y en esa foto, vos sonreís. Y yo, con lágrimas en los ojos, me preguntaba a mí misma qué podés entender a los 5 años sobre el significado de lo que pasó, del hecho que papá no pudo derrotar a la enfermedad. Pero me imaginé que alguien te habrá dicho que todas las flores que estaban adornando las letras, eran una forma de decirle a tu papá que nadie lo olvidará, que todos lo querían, porque se lo había ganado. Esas flores eran una forma de agradecerle.
Porque tu papá amaba a la gente, a los vecinos del barrio al que quería servir y aportar. No le pesaba el trabajo. Era su pasión. Para él, era una misión. Y por eso, irradiaba siempre ganas de hacer cosas buenas . Y las hacía, con dedicación. En su corazón estaban primero ustedes, tu mami y vos. Pero en ese gran corazón, que iba siempre con la enorme sonrisa que le caracterizaba,había lugar para el barrio, para su partido, para sus amigos, para el país y la comunidad.
Por eso las letras se llenaron de flores.
Por eso tanta gente salió a la calle a aplaudir para darle el último adiós.
Felipe, en los momentos duros que seguro vendrán, vos acordate de esas flores. En todas ellas, estará por siempre la sonrisa de tu papá.