Deborah Elenter nació en Montevideo en 1978, es fotógrafa, doula e ingeniera química con una maestría en ingeniería ambiental. Su obra se ha expuesto en varias locaciones recibiendo reconocimiento y becas nacionales e internacionales. En la actualidad distribuye su tiempo entre encargos fotográficos y el desarrollo de su obra personal.
Hoy se habla mucho de las mujeres que estudian ciencia o disciplinas duras. Contame qué áreas disfrutabas en la juventud y cómo fue tu decisión de estudiar ingeniería.
La verdad que durante mi juventud disfrutaba mucho de todo lo relacionado con la ciencia. Fue parte de mi crianza. Me gustaba mucho la matemática, eso estaba claro, por eso fui hacia científico. Honestamente me costó mucho decidirme qué estudiar. Nunca sentí que tenía una vocación definida… Eso siempre me quedó resonando en la cabeza: la vocación, o la falta de ella. Me gustaban muchas cosas, todas en el ámbito de las ciencias. Recuerdo en bachillerato encontrar en la química alguna forma científica de explicar algunos procesos de la vida cotidiana por lo que finalmente, y continuando con el “mandato” familiar de estudiar ingeniería, decidí anotarme en ingeniería química.
Creciste en un hogar judío tradicional, ¿cómo sentís el rol de la mujer dentro del judaísmo?
Crecí en un hogar judío tradicional, y en una familia donde el rol de la mujer se remitía a la crianza y el cuidado del hogar. Pero al mismo tiempo y con tres hermanos varones, siempre sentí que en mi caso el futuro lo decidía yo y que no era diferente al resto. En mi casa ir a la universidad era algo que ni se cuestionaba, y salir al exterior a estudiar un postgrado era parte de la normalidad. Siempre me sentí apoyada para seguir el camino que eligiese. Si bien tuve una crianza judía tradicional, y tenía como ejemplos dentro de mi casa los roles históricamente asociados al hombre y a la mujer, tuve el privilegio de la libertad para decidir mi camino dentro y fuera del judaísmo. El rol de la mujer dentro del judaísmo es imposible de resumir en una nota, hay libros y libros al respecto, y estoy muy interesada en investigar sobre este tema, tengo un proyecto artístico en proceso relacionado a esta temática en particular. Comencé a fotografiar y entrevistar rabanioty me queda mucho por investigar!
¿Cómo fue el pasaje de la ingeniería a la fotografía?
El pasaje de la ingeniería a la fotografía fue lento y rápido a la vez. Sucedió mientras estaba en plena crianza de mis hijos. Creo que puedo decir que en cierto momento de mi vida mis intereses cambiaron. Me desenamoré de la ingeniería, y sentí la necesidad de dedicar tiempo a algo más sensible, con lo cual me conectara desde adentro. Me faltaba la parte humana dentro de tanto número. Me fui desencantando de a poco y finalmente cuando tuve a mi tercer hijo me tomé una licencia maternal muy extendida. Sospechaba que seguramente no iba a volver a mi trabajo anterior, pero nunca sospeche que en poco tiempo iba a estar dedicada a otra profesión, y mucho menos a que iba a encontrar, finalmente, mi vocación.
Yo ya había estado haciendo cursos de fotografía cortos, como hobby. Pero la conexión con el mundo artístico vino cuando comencé por el 2015 un proyecto relacionado a fotografiar nacimientos. Tenía que elegir un tema a registrar fotográficamente, y sentí la necesidad de fotografiar partos. Soy muy perseverante, y lo que parecía imposible, con tiempo, esfuerzo y apoyo logré entrar a salas de parto y fotografiar a mujeres pariendo. Y me enamore. No podía dejar de fotografiar nacimientos. Uno tras otro. Lo que sucede en ese espacio sagrado es tan fuerte que no me pude despegar, y el proyecto fue adquiriendo mayor profundidad. Paralelamente sentí la necesidad de formarme como doula, la persona que acompaña emocionalmente a la familia durante el parto. Lo necesite para poder estar presente allí, en tal momento. Y agradezco cada día haberme formado como doula, porque fue un antes y un después en mi vida. Aquella entrega del curso de fotografía de 2015 no fue el final y continue por 5 años consolidando mi proyecto Puérpera el cual tuvo su hito el año pasado al ser expuesto en el Espacio de Arte Contemporáneo. Pueden conocer más del proyecto en proyectopuerpera.com. Y si pasan por allí, se encuentra aún la intervención en los muros externos del EAC.
Recorda la primera foto que sacaste y pensaste, esto es para mi.
Hay una foto en particular que la tengo grabada en mi retina. Es la cabeza de un bebé saliendo por el canal de parto y solo se ven sus pelos. La saqué para mostrarle a la madre que su bebé estaba por nacer. Ella se estaba quedando sin fuerzas, pensaba que faltaba mucho, y decidí ir y fotografiar cómo el bebe estaba naciendo, y luego mostrarle desde la pantalla de la cámara lo que veían mis ojos. La mujer se empoderó, logró sacar fuerzas de donde ya no había, pujo, y nació su bebé. Luego esa foto la mandé a un concurso y viajó por todo el mundo. Quizás necesite ese reconocimiento externo para sentirme segura de que podía colgar los guantes de ingeniera y dedicarme de lleno al arte.
¿Quiénes son tus maestros inspiradores en la fotografía?
Debería ser una pregunta sencilla de responder pero, honestamente, me es muy difícil. Me nutro de muchos artistas en mis proyectos y también de personas interesantes que quizás no tienen el título de grandes maestros pero sí me inspiran en mi trabajo. Pero para intentar responder tu pregunta te cuento que la mirada de Dorothea Lange y la fotografía humanista me inspira. Sobre todo por el lugar desde donde se toma cada fotografía. Y cuando digo lugar, no me refiero al físico si no dónde ponemos el corazón para hacer el click. Conocí en un taller hace unos años al brasileño Joao Ripper gran fotografo humanista contemporáneo y la sinceridad y compasión con la que realiza su trabajo me resulta super inspiradora. Por otro lado, los retratos de la fotógrafa holandesa Rineke Dijkstra me resultan maravillosos y son de gran inspiración con su abordaje contundente y simple a la vez. Por último, y pensando en mi proyecto de la mujer judía y el feminismo, me gustaría incluir también a Shirin Neshat, una artista irani que aborda la situación de las mujeres en la sociedad islámica de manera magistral.
¿Cómo surge Puérpera y Osher?
Bueno, como te comente anteriormente, Puérpera surgió de una necesidad de fotografiar nacimientos. Inicialmente era la excusa para poder realizar el proyecto de fin de curso. Pero lentamente me fui dando cuenta que era bastante más que eso. Hoy, a más de 5 años de haberlo iniciado estoy convencida que tuve que fotografiar tantos nacimientos para sanar heridas propias de mis partos. De alguna manera fue la terapia que transite para elaborar las vivencias de los nacimientos de mis hijos. ¡Y que bien que me hizo!
En mi camino artístico me fue natural continuar trabajando temas personales. De alguna manera trabajar sobre experiencias o cuestionamientos personales y desarrollarlos artísticamente me reconforta y siento es una forma sincera de hacer arte. Lo personal se vuelve público, y accesible para quienes así lo sientan se identifiquen, y ojalá se cuestionen sus propias vivencias e ideas.
Es así que mis trabajos siempre parten de un sentimiento o vivencia personal. Y Osher nace justamente de una de las vivencias más duras que me tocó vivir, la desaparición física de mi padre. Yo le había comenzado a realizar fotografías unos años antes de su fallecimiento y tenía la intención de hacerlo por muchos años más. Acompañarlo y registrarlo en su cotidianeidad, en las diferentes etapas que iríamos a ir enfrentando juntos. Quienes lo conocían, creo que coincidirán con que tenía una personalidad muy particular. Sin dudas no pasaba desapercibido. Yo decidí fotografiarlo en todas sus facetas: como padre, como niño, como abuelo, como judío, como jefe, como alguien vulnerable, como alguien divertido, pero también serio, y duro. El proyecto recién comenzaba cuando mi padre falleció repentinamente, y bruscamente mi intención viró. Decidí seguir fotografiando, sentí una necesidad visceral de registrar mis vivencias… a veces con mi cámara y otras con mi celular y por otro lado, también decidí - lapicera mediante - registrar mis pensamientos. Fotografié mi duelo. Un duelo caracterizado por los rituales judíos que acompañan al duelo de una hija por su padre. Fotografié su ausencia. Fotografié su presencia. Registré mi kaddish. El proyecto pasó de tener carácter de reportaje a contener un cierto grado de poesía en él. Cuando el periodo de duelo judio finalizó, tome todo el material generado y edite un fotolibro: OSHER. Este habla de la ausencia y de la presencia, del duelo, de la muerte y de la vida. Y del encuentro. Con una beca que gané de Asylum Arts Foundation imprimí 100 ejemplares. Es un libro donde la narrativa sucede mediante fotos y no texto. Y cada imagen dialoga con otra, y a veces también con los espacios en blanco. Quedé muy conforme con el resultado y pude compartirlo con mi familia. Pero las cajas con la totalidad de los libros me llegaron el año pasado cuando la pandemia ya había comenzado. Y aún los tengo todos en casa. No quise distribuirlos sin antes realizar una presentación y relatar de qué se trataba OSHER y no he encontrado el momento adecuado. Espero cuando la pandemia termine poder presentar el libro como se merece y a quien le interese, puede tener un ejemplar en su casa. Mientras tanto pueden ver de que se trata en: https://www.deborah-elenter.com/osher)
¿Qué te pasó en el ámbito laboral con tu maternidad? y en lo personal?
Me sentí atravesada por la maternidad. En todo sentido. En lo laboral y en lo personal. Fui transitando muchas transformaciones a lo largo de mi vida, y la maternidad sin dudas es la más importante. La persona que soy hoy no la hubiera reconocido con mis ojos de ayer.
Laboralmente me hizo replantearme mis intereses. Me hizo conectar con mi lado más sensible que por varias décadas lo había mantenido silenciado. Personalmente el mayor regalo de la maternidad, es que me hace ser mejor persona. Me hace reflexionar cada decisión que tomo, y cada concepto que intento transmitir a mis hijos. Pero por sobre todo hoy, teniendo tres hijos varones, siento que es una inmensa responsabilidad la que me ha tocado. Y me tomo muy en serio criar hijos varones en el mundo de hoy. Siento que es mi grano de arena a la lucha feminista, ya que ellos de alguna manera son mi espejo.
Sos una mujer joven. ¿Qué pensas del feminismo y de la brecha salarial? Durante tu carrera, habitaste un mundo muy masculino, ¿cómo lo viviste?
Me encanta lo de mujer joven! Voy a ser 100% transparente aquí. Cuando comencé a reflexionar acerca de la lucha feminista actual tuve pensamientos de que yo era un poco ajena a todo eso, porque yo nunca había vivido discriminación por ser mujer en ninguno de los ámbitos que me tocó estudiar, o trabajar. Me llevó mi tiempo entender de qué se trataba todo. Entender que tuve mis privilegios que otras mujeres no tuvieron. Y entender que sin la lucha feminista previa, yo no hubiese podido tener los derechos con los que hoy cuento. Soy una persona que le gustan los puntos medios, los equilibrios pero a la vez entiendo que los equilibrios se logran cuando se contrarrestan los extremos. Y las mujeres estamos en desventaja en la sociedad actual. Desde la brecha salarial, hasta los roles designados para nosotras. Los derechos que hoy tenemos, son gracias a mujeres que lucharon antes. Por suerte mis hijos hoy se espantan cuando les cuento que antes las mujeres no votaban por ejemplo, no es parte de su realidad, y eso me alegra y mucho.
¿Cuál es el mayor desafío de ser mujer hoy, madre y de criar hijos?
Creo que el mayor desafío es encontrar un equilibrio que le funcione a una. No hay una única receta y cada persona es diferente en cuanto a la forma de transitar la maternidad. Hay tantas formas de crianza como madres, pero creo que todas tenemos en común que nos gustaría tener más derechos. Es bien variado como se protege - o no - la maternidad en los diferentes países del mundo moderno. Pienso que en Uruguay nos falta mucho camino por recorrer para lograr tener los derechos que necesitamos a la hora de ser madres. Tuve a mi primer hijo en USA y es aún peor que aquí en la mayoría de los casos. En Europa están más avanzados en algunos países en conciliar la modernidad con la maternidad. En ese sentido la lucha feminista esta haciendo visible grandes problemas históricamente aceptados para las mujeres, pero la maternidad feminista es otra lucha que hay que pelear también. Recomiendo el libro de Esther Vivas “Mama desobediente” que lo estoy leyendo en este momento para ampliar nuestros propios horizontes, que son a veces también lo que nos limita.