Mundo Judío

Mi Sinaí

Tenemos el honor de compartir con nuestros lectores MiSinaí No. 86 Esperamos que lo disfruten tanto como nosotros.

No. 86
Itró
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 5/02  19.30
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¿POR QUÉ HONRAMOS A NUESTROS PADRES?

Por Ierujam Eilfort 

Esta mitzvá tiene tanto peso que es considerada una de los Diez Mandamientos. La importancia de honrar a los padres está enfatizada por el hecho de que es el quinto mandamiento.

Como muchos saben, los Diez Mandamientos fueron dados en dos tablas con cinco mandamientos en cada una. La primera fue reservada para aquellas leyes que tienen que ver con la relación entre la persona y D-os, mientras que la segunda tabla se ocupa de las leyes que gobiernan la interacción humana. Los sabios nos hacen notar que incluir el mandamiento de honrar a los padres en la primera tabla, nos muestra su importancia. Se trata de un aspecto tan fundamental de nuestra existencia que únicamente con el cumplimiento de esta ley, podemos apreciar plenamente nuestra relación con el Todopoderoso.

Los Diez Mandamientos son recordados en la Torá dos veces. La primera aparece en Itró, y la segunda en Vaetjanán. Cuando aparecen por segunda vez, las palabras cambian un poco, por ejemplo, se añaden las palabras “El Eterno, tu D-os, te ha ordenado”. Las palabras adicionales subrayan el hecho de que, aunque tenemos una tendencia natural a honrar a nuestros padres, esta tendencia puede disminuir dependiendo de las circunstancias. Sin embargo, cuando se nos recuerda que esto es una orden directa de D-os, comprendemos que el cumplimiento de esta obligación no tiene nada que ver con nuestros sentimientos o experiencias personales. 

Evidentemente, la idea de honrar a nuestros padres tiene que estar reforzada no solo por nuestros sentimientos naturales, sino porque el “Comandante en Jefe” lo ha ordenado así.

Esta ley, en particular, se remonta a un tema recurrente. La filosofía judía afirma que hay tres socios en la creación de una nueva vida, y estos son D-os, la madre y el padre. Estamos obligados a ver a nuestros padres no solo con amor, sino también con respeto. Colocamos a nuestros padres sobre un pedestal y los mantenemos allí.

Esta filosofía nos recuerda un componente crítico en la fe judía. En contraste directo con el punto de vista secular, entendemos que cuanto más atrás vamos en la historia judía, nuestros predecesores se consideran más grandes. Es cierto que pudimos avanzar en el campo del conocimiento secular, pero cuando se trata de la esfera de lo espiritual palidecemos en comparación con aquellos que vinieron antes que nosotros. Nosotros, los judíos, también sabemos que aquellos que se destacan en el ámbito espiritual son nuestros modelos a seguir y los “superhéroes” de cualquier judío.

Como Rabino, recibo muy frecuentemente la pregunta: “¿Festeja el día del padre o de la madre?”. A esto yo respondo: “En el Judaísmo, cada día debemos honrar y apreciar a nuestros padres”.

Es por esta razón que cada uno de nosotros debe esforzarse para honrar verdaderamente a sus padres. Esto significa que debemos hacer un esfuerzo activo para cuidar de sus necesidades (tanto físicas como espirituales), así como tratarlos con el máximo respeto. No es solo una cosa agradable o sensata para hacer, sino que ¡es un mandamiento directo de D-os!

LA IMPORTANCIA DE LAS COSAS SIMPLES

"No debes ascender a Mi altar por medio de escalones, de forma que tu desnudez no se exponga sobre él." (Shemot 20:23)

Los sacerdotes vestían pantalones bajo sus túnicas, por lo que sus cuerpos no hubieran estado expuestos al altar incluso subiendo por una escalera. Sin embargo, dado que subir una escalera da la impresión de exponer el cuerpo descubierto, es más modesto usar una rampa. Si D-os nos pide que respetemos los “sentimientos” de piedras insensibles, cuanto más requiere de nosotros que respetemos los sentimientos del prójimo.

El requerimiento de mostrar respeto a las piedras del altar nos enseña a salvaguardar el honor de otras personas incluso cuando ellos no son conscientes de que se les está faltando el respeto, e incluso cuando no tenemos la intención de ofenderlos.

Resulta, entonces, que este último versículo de esta sección de la Torá resume el mensaje de la revelación de D-os en el Monte Sinaí: D-os se encuentra incluso en las cosas más mundanas. Nuestra relación con otras personas forma parte integral de nuestra relación con D-os. Y en el sentido positivo, amar al prójimo es, en realidad, amar a nuestro Creador.

Likutei Sijot, vol. 21, pág. 124.

Éxodo (Shemot) 18:1 – 20:23

La quinta sección del libro de Éxodo comienza con el relato sobre cómo el suegro de Moisés, Jetro (Itró en Hebreo) se une al pueblo judío en el Monte Sinaí. Continúa con la culminación de toda la historia humana hasta ese momento: la entrega de la Torá. Entre estos dos relatos está la narrativa de cómo Jetro le aconsejó a Moisés - luego del descenso de Moisés del Monte Sinaí - para que estableciera un sistema judicial.

SABIOS DE ISRAEL

RABI IOSHUA FALK HACOHEN (EL "SAMA") (1540? - 1614)

Fue una autoridad halájica y talmudista, nacido en Cracovia donde estudió bajo su primo, Rabí Moshé Iserles (Rama). Luego se mudó a Lublín para estudiar bajo Rabí Shlomo Luria (Rashal). Durante un tiempo sirvió como rabino en Ludmir. Muy pronto se convirtió él mismo en un gran erudito.

Rabí Ioshua Falk Hacohen fundó su gran Ieshivá con los fondos de su suegro, Rabí Israel, uno de los notables bienhechores de su ciudad, que con su generosidad permitió a Rabí Ioshua atraer a muchos discípulos a dedicarse al estudio.

En esos tiempos se formó una tendencia entre los estudiantes de consultar directamente el Shuljan Aruj para aplicar el din sin el estudio del Tur y Bet Iosef para conocer el origen del din, por lo cual ocurrían errores en la interpretación y aplicación de la Halajá. Rabí Ioshua sintió la necesidad de redactar su libro 'Sefer Meirat Enaim' (Sama) que se divide en 4 partes:

1º parte: explicación de las leyes del Tur y sus orígenes.

2º parte: pruebas para apoyar sus explicaciones.

3º parte: explicaciones sobre el libro Darke Moshe de Rab Iserles. (Estas 3 primeras partes fueron nombradas Bet Israel).

Estas tres partes sirvieron como base de la sección final:

4º parte: 'Sefer Meirat Enaim'. Una amplia explicación sobre la sección Joshen Mishpat del Shuljan Aruj, incluyendo correcciones y explicaciones como también intentos de reconciliar las visiones de Caro e Iserles. Esta última sección fue luego incluida en muchas ediciones impresas del Shuljan Aruj. 

Esta obra hizo merecer a Rabí Ioshua la categoría de uno de los más grandes Poskim. También compuso un estudio sobre el Talmud y un comentario sobre Cabalá y Moral Judía. Estos escritos no fueron publicados sino que fueron quemados en un gran incendio que ocurrió en la ciudad de Lemberg (Lvov).

Rabí Ioshua Falk Hacohen falleció el 19 de Nisan del año 5374.

¿LO SABÍAS?

EL KADISH

"El padre trae al hijo a este mundo; el hijo puede llevar al padre al mundo venidero."

Cuando el alma se va de este mundo y emprende su viaje hacia arriba, los hijos pueden ayudarla en el camino. Cuando el hijo trae más luz y más santidad a este mundo, el alma del padre o de la madre asciende más y más alto. Recitar el kadish es una de las herramientas de luz muy poderosa con que cuentan los hijos de los difuntos.

En realidad, el kadish es solamente un marco en torno a las palabras centrales que recita toda la congregación: “Que Su gran nombre sea bendito por siempre y por toda la eternidad”. Cuando el doliente recita el kadish y la congregación responde proclamando al unísono esas mismas palabras, un destello de luz atraviesa todos los mundos, y el alma del difunto se eleva más y más.

Incluso, si uno no dejó hijos, también, es posible que otro judío ayude a esa alma al decir kadish por ella. Estamos todos conectados.

¿Quién?

Los hijos varones dicen kadish por sus padres y sus madres en forma diaria durante once meses después del fallecimiento y anualmente en el aniversario del fallecimiento (según el calendario judío).

Si el difunto no dejó hijos, o si dejó un hijo, pero no puede asistir a la sinagoga, lo ideal es que otro familiar varón (cuyo padre o cuya madre también haya fallecido) diga kadish. Y si no, se le debe pedir a otra persona que lo haga en su lugar. Muchas ieshivás ofrecen este servicio a cambio de una donación.

¿Cuándo?

Rezamos tres veces al día: mañana, tarde y noche. El kadish del doliente se dice por lo menos una vez durante el curso de cada una de estas plegarias.

.MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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