Este año, en el marco del ya tradicional homenaje que el gobierno nacional realiza todos los 27 de enero señalando el Día Internacional de Recordación de las Víctimas del Holocausto, quien tuvo a su cargo la cadena nacional de radio y televisión en nombre del Poder Ejecutivo fue el Ministro de Educación y Cultura Pablo da Silveira.
Vale la pena escucharlo completo.
El ministro compartió el mensaje a través de su cuenta de Twitter.
Un honor hablar en nombre del gobierno nacional en un día tan especial ... https://t.co/qNSixuGBjL vía @YouTube
— Pablo da Silveira (@pdasilve) January 27, 2021
Y más a fondo todavía, en entrevista con el Dr. Pablo da Silveira
No nos sorprendió en absoluto escuchar el contenido del mensaje del Ministro, porque ya hace unos años tuvimos la oportunidad de conversar con él en su despacho en la Universidad Católica, donde era catedrático como Doctor en Filosofía. Era época de campaña electoral, Luis Lacalle Pou aún no era por cierto el Presidente de la República pero ya se “rumoreaba” que si ganaba, nombraría a Pablo da Silveira como Ministro de Cultura.
Semanas antes de la entrevista, había sido uno de los presentadores del libro “Israel, la trinchera de Occidente” escrito por el ex Presidente de la República Dr. Julio María Sanguinetti. Nos resultó de gran interés escuchar sus conceptuosas palabras y por eso le solicitamos el reportaje, para poder ahondar en su forma de pensar.
Hoy compartimos aquí sólo una pequeña parte de aquella entrevista, directamente relacionada al tema de esta semana.

El antisemitismo e Israel
P: Hoy en día hay, influyen las redes sociales donde amparados en el anonimato hay individuos que dicen cualquier barbaridad, hay una tendencia muy extremista y una intolerancia muy grande, ¿verdad? Lo veo directamente en el tema del antisemitismo: cuando yo escribo sobre temas polémicos con los cuales puede haber discrepancia, lo cual es legítimo, muy fácilmente se llega al discurso antisemita. No pasaron ni 75 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, ¿cómo se lidia hoy con eso? Usted no es judío, y yo, como periodista judía, le pregunto si tiene algún consejo. ¿Qué se dice a una persona que por una discrepancia política de cualquier tipo ya te salta con los campos y "qué lástima que Hitler no los mató a todos"?
R: Uno de los aprendizajes que la historia pasada nos tiene que dejar es Berlín. Era una de las ciudades más cosmopolitas del mundo, la población alemana era la más culta y educada del mundo, y los judíos alemanes eran los más asimilados del mundo, y justo ahí nació lo que nació. Era el lugar más inverosímil; si uno hiciera la lista de los lugares de dónde no podía pasar, justamente pasó ahí. Creo que tenemos que tener claro que estas cosas no se conquistan para siempre, que son el fruto de un esfuerzo que hay que sostener a lo largo del tiempo, un mensaje que hay que transmitir generación a generación, y se pasan por mejores y peores momentos.
Una de las cosas a la que estamos asistiendo ahora es que el episodio del Holocausto y todas las barbaridades en torno a la Segunda Guerra Mundial perdieron materialidad porque pasó el tiempo y se convirtieron en recuerdos que son abstractos y cada vez hay menos oportunidades de contacto con gente que puede hablar en primera persona de lo que pasó...
A eso se le agrega una cosa que no hay que perder de vista, que fue muy visible en los años posteriores a la guerra, es que lo que pasó fue muy inconcebible...
P: Pero los que lo niegan o relativizan y dicen: "Es tan horrible que no lo podemos creer", obviamente su motivación es otra...
R: Obviamente, pero se genera la oportunidad para que alguien con mala intención ponga en duda esas cosas por la combinación entre lo inconcebible de lo ocurrió, más el hecho de que la cosa perdió materialidad. Eso exige una respuesta militante en el sentido de militancia cultural e histórica, por eso está muy bien los museos, las conmemoraciones. El olvido es uno de los grandes enemigos de la civilización y la trivialización también. A eso se suman otras cosas que tampoco existían hace 70 años como la consolidación del Estado de Israel y el hecho que se haya firmado, no como una presencia frágil y amenazada, sino como una presencia poderosa. Algunos diríamos, yo entre ellos, que algunas políticas de algunos gobiernos específicos no han ayudado.
P: Pasa en todos los países del mundo. Es una discusión política aparte.
R: Sí, y hay que saber distinguir lo que es un gobierno y un estado, son cosas completamente distintas. El otro gran desafío es que la causa de Israel ha perdido apoyos en estos años, como algunos movimientos muy asombrosos como la izquierda que hace 50 años era proIsrael y hoy en día es claramente antiIsrael. Creo que también es una batalla: es un lugar donde hay que argumentar, pelear, marcar presencia; no solo los judíos sino todos los que pensamos que el mundo es un lugar mejor porque existe el estado de Israel. Ahí hay una causa que merece ser referida.
P: Esa es una afirmación muy fuerte. Y hasta suena más todavía porque también hablamos de antisemitismo.
R: Así es. Es verdad que estamos en un momento donde el antisemitismo es más fuerte que lo que fue hace décadas. Es verdad que los que quieren impulsarlo lo tienen un poquito más fácil. No creo que sea tan grave como las redes muestran, pero sí muestran es un indicio que las cosas pueden empeorar.