El aniversario, como el nacimiento, de un medio de comunicación siempre es una muy buena noticia. Más aún cuando se trata de los 60 años del Semanario Hebreo, el semanario uruguayo más longevo, que sigue saliendo hoy en día y confiamos así continuará.
Nacido a la vida periodística en un Uruguay muy diferente al que vivimos actualmente, sus páginas han acompañando el proceso político de nuestro país, los desarrollos científicos, el quehacer cultural, las hazañas deportivas de nuestra historia; reflejando el crisol de orientaciones, corrientes ideológicas y abordajes de que da cuenta nuestra realidad.
En efecto, la pluralidad ha sido una señal identitaria del Semanario Hebreo. En sus ediciones han confluido las corrientes más diversas y hasta contrapuestas de nuestra intelectualidad y también del sistema político uruguayo.
Hemos tenido el gusto de acudir a la invitación de este semanario en ocasión de ocupar la titularidad del Ministerio de Economía, el Banco Central, el Senado de la República, e incluso cuando desde su edición se procuró nuestra mirada y nuestra participación en las elecciones internas del Frente Amplio.
Conocemos del empeño y del esfuerzo por mantener esta publicación, a pesar de la distancia y las exigencias que enfrentan los medios en la actualidad.
No sería posible evocar la historia y el presente de su periodismo sin detenernos en la batalla que libra cada edición por denunciar el antisemitismo.
Tiempo atrás compartíamos en sus páginas nuestra permanente preocupación por la discriminación que aún persiste en parte de la sociedad uruguaya. Es algo que tenemos internalizado históricamente en nuestra cultura, aunque no lo veamos o no lo reconozcamos.
Por supuesto que son muchos los colectivos que ven retaceado el acceso a sus derechos por cuestiones de discriminación. Sin ánimo de comparar casos, ocurre también discriminación por motivos de género, de raza, de discapacidad, de pobreza o de orientación sexual. Nuestra fuerza política ha impulsado, a veces en soledad, una agenda de inclusión que sólo resultará exitosa si se internaliza en nuestra cultura. Muchas veces las posturas respecto al antisemitismo están condicionadas por posicionamientos políticos referidos al conflicto en Medio Oriente. Incluso se maneja información sesgada para un lado y para el otro. Esas discusiones alimentan las posiciones de discriminación en todos los sentidos. Resta mucho por hacer al respecto como sociedad.
No hace falta ser judío para reconocer, captar y sentir ese universo de discriminación.
Creemos que no hay mejor forma de hacernos presentes en este aniversario que ratificando nuestro compromiso con las acciones afirmativas en los casos de colectivos históricamente discriminados y con profundizar el debate y la sensibilización para que nuestra cultura internalice la equidad y la tolerancia.
Deseamos consignar aquí nuestro humilde reconocimiento a todos quienes hacen posible cada entrega del seminario, por sus aportes y el compromiso con su trabajo y la noble labor de estrechar los lazos entre estos países.
Finalmente, nuestro saludo en esta fecha y el deseo que el semanario hebreo continúe siendo un puente tendido entre los dos pueblos, con todo cuanto podemos aprender de la experiencia israelí en materia de educación, la innovación y el emprendedurismo, por ejemplo; y cuanto podemos compartir desde Uruguay, como un lugar envidiable para invertir y para vivir, con la credibilidad y la reputación que ha generado en prácticamente todas las dimensiones.
Al momento de pensarnos como pueblos, más allá de las diferencias evidentes y lógicas; nos hermana la condición de herederos de un pasado reciente lacerante. Tenemos la convicción que únicamente construiremos sociedades más sanas, superadoras de las miserias perpetradas; si somos capaces de avanzar en clave de verdad, memoria y nunca más terrorismo de Estado.
Seguramente los próximos años del semanario recogerán los avatares de nuestra sociedad, sus procesos y sus esperanzas y, en definitiva, la búsqueda de oportunidades para todas y todos, en procura de una ética social robusta, que incorpore plenamente la dimensión de la diversidad, de la vigencia de los derechos humanos y privilegie a quienes más lo necesitan.
Mario Bergara
Senador