En comunidad

Un canto a la libertad- Por Luis Hierro López

El autor fue Vicepresidente de la República en el gobierno del Dr. Jorge Batlle

Luis Hierro y José Jerozolimski (z"l), mutuo cariño y profunda amistad

 

 

 

 

Seis décadas de un semanario que aún circula en papel y que tiene una fuerte presencia en las plataformas digitales, son motivos auténticos para celebrar, aquí y en el mundo, donde ya no es común la persistencia de los grandes medios escritos. La proeza se debe a la perseverante acción pionera de José Jerozolimski, quien escribió y sostuvo al semanario – a la vez que atendía su hora radial y, durante un tiempo, un programa televisivo– con la dedicación y la pasión con los que se construyen las grandes causas.

Es inseparable la existencia de Semanario Hebreo de la vida y la hazaña de José Jerozolimski, que logró darle a su publicación un interés y un alcance general por encima de la cuestión judía. Eso se debe a que Jerozolimski era un demócrata a la vez que una personalidad afable impregnada de tolerancia, formado en torno a una amplia cultura y conocimientos, valores que volcaba a sus ediciones, abiertas a lo que acontecía en el mundo y en el país. El semanario se caracterizó por el lema inscripto en el cabezal, “Una ventana abierta al mundo judío”, pero sus ediciones a través de las décadas han superado esa propuesta inicial, ya que hoy la publicación es una ventana abierta al mundo, a las ideas, a la cultura, al viento fresco de la libertad. 

La prédica del judaísmo, entendida más como la expresión de una antigua, rica y fuerte cultura que como una religión forzosa; y el sionismo practicado sin dogmatismos, con amplitud, son uno de los pilares de nuestra civilización, motivo por el cual Semanario Hebreo se alzó rápidamente como una tribuna de libertad y de lucha contra los totalitarismos de cualquier signo.

En plena dictadura, en 1978, y cuando “Iero” debía cuidar sus ediciones de la férrea censura, invitó al Dr. Enrique Tarigo a que escribiera unas columnas sobre la memorable serial televisiva Holocausto – en sí misma un acontecimiento, porque fue de las primeras miniseries de gran alcance – lo que se convirtió en un fuerte acontecimiento periodístico, porque las notas de Tarigo parecían forjadas en fuego y aunque el autor no lo quisiera, los lectores interpretábamos, en cada una de sus afirmaciones, una segunda intención, referida sin duda a la realidad uruguaya. Fue un gesto de valor de parte de Jerozolimski - porque su publicación podía recibir represalias- al que Tarigo respondió con su propia cuota de decisión, entregando escritos fuertes y directos, tal cual era su estilo. 

El aquí mencionado Dr. Enrique Tarigo, gran luchador de oposición que llegó luego a ser Vicepresidente de la República, dirigiéndose al público en el homenaje realizado en la Kehilá con motivo de los 28 años de Semanario Hebreo y 30 de la audición radial Voz de Sion en el Uruguay creados y dirigidos por José Jerozolimski

 

Aquella generosa semilla trajo estas ramas. Desde que murió Jerozolimski en 2004, asumió su bandera Ana, guiada por una especie de fuerza imparable y por un sentido periodístico incesante. No sólo mantuvo Semanario Hebreo – lo que ya es una enorme tarea – sino que lo amplió al mundo exigente y competitivo de las redes, con una presencia renovada y ágil que no le ha quitado la profundidad del contenido ni la atracción que deben tener las noticias y los comentarios. A ello, Ana agrega su permanente inquietud periodística y su presencia, a toda hora, en una gran diversidad de medios. Cuando recientemente fue operada, comentábamos con un amigo común que seguramente iba a aprovechar la circunstancia de su internación en el hospital para preparar y publicar de inmediato algunas notas y reportajes. Así fue. Los periodistas somos – me integro con orgullo a esa saga – unos preguntones curiosos sobre el devenir de la humanidad y desde los pequeños detalles de la vida a los grandes acontecimientos de la ciencia o de la política, todo nos deslumbra. En un país como Israel, que ama la paz pero que vive en la tensión de la guerra, periodistas como Ana Jerozolimski tienen para divertirse, si por diversión entendemos los desafíos del espíritu.  

En el fondo de esta historia de Semanario Hebreo y de los Jerozolimski está, precisamente, Israel, ese país admirable que ha construido, desde sus viejas raíces, la democracia más sólida de esa región y una gran aventura liberal del pensamiento. 

No hay Humanidad sin libertad y sin pensamiento. Los Jerozolimski han dado su cuota. 

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2025-03-12T18:08:54-03:00