El Cr. Marcos Israel, que asumió recientemente como Presidente del CCIU, no es nuevo en esta responsabilidad. Ingresó al Comité Central en 1986, a la Comisión de Prensa y Difusión. Permaneció en la institución hasta el 2012 integrando alternativamente esa Comisión, Consejo Directivo y 4 períodos en Mesa Ejecutiva, el último como Presidente entre mediados de 2009 y fines del 2011.
Dentro de su primer período como Presidente se puede destacar la participación en el proceso de la Conferencia Contra el Racismo de Durban en 2001, haber sido cofundador de la Coordinadora Nacional de Lucha contra el Racismo y más tarde miembro de la Comisión Nacional Honoraria de lucha contra el racismo y la discriminación (2007-2012).
Ahora, es importante leer su visión sobre los viejos y nuevos desafíos con los que tiene que lidiar.
P: Marcos,asumiste hace algunas semanas como Presidente del Comité Central Israelita, la institución representativa oficial de la colectividad judía uruguaya ante el gobierno y la sociedad civil. Conocías bien esta responsabilidad porque ya desempeñaste este cargo años atrás. ¿Cómo te estás sintiendo?
R: Te confieso que la propuesta de ser nuevamente presidente ya había ocurrido antes y sin embargo igualmente me tomó por sorpresa porque no la esperaba en este momento.
P: ¿Cuáles te parece que son o serán los desafíos especiales en este período? Seguramente algunos de ellos no cambian y otros aparecen según el momento.
R: En efecto en el Comité hay desafíos que se mantienen en el tiempo, pero también hay nuevos. Por un lado, el antisemitismo se resiste a desaparecer, tanto a nivel local como a nivel global. En este sentido hay alguna herramienta nueva como la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para la Recordación del Holocausto (IHRA por sus siglas en inglés), a la cual el gobierno uruguayo adhirió a principios de este año. Pero falta ver si eso va a permear al sistema de Justicia uruguayo a la hora que se denuncien casos contemplados por esa definición.
P: ¿Por qué lo decís?
R: Porque incluso las leyes antidiscriminatorias que tenemos desde hace más de 30 años, encuentran dificultades de aplicación. Hay falta de conocimiento, comprensión, y sobre todo, de sensibilidad en la mayoría de los actores vinculados a la Justicia para los temas relacionados con racismo. Hay una cantidad de ejemplos al respecto, y no solo relacionados con nuestra colectividad. Un ejemplo emblemático de esto que estoy diciendo es el asesinato de David Fremd y la forma cómo se resolvió jurídicamente: no quedamos para nada conformes con la declaración de inimputabilidad. Está encerrado, pero en un centro siquiátrico; el formato no resarce del daño moral ni a la familia ni a la colectividad en su conjunto, y además no juega el papel sociológico que le cabe a la ley penal, de actuar de manera ejemplarizante. Por lo tanto, para nosotros el asunto sigue abierto.
P: Sin duda el caso de David Fremd (z”l) es especialmente doloroso.
R: Por otro lado, ya pudiste observar también como hay dificultades de muchos países, entre ellos Uruguay, para escapar a los rituales de ejercicio del antisemitismo en las Naciones Unidas. En el caso que tomó estado público hace un par de meses, se adujo un error, y efectivamente en una votación posterior Uruguay se abstuvo. Pero pocas semanas después volvió a haber un voto uruguayo a favor de una resolución contra Israel. Creo que se sigue sin comprender la naturaleza, la intencionalidad, en fin, la esencia última de estas propuestas de resolución que singularizan a Israel entre las naciones y han convertido al Organismo Internacional en un foro de antisemitismo que no propende a la paz sino todo lo contrario.
Estos son los desafíos viejos, los que han estado ahí desde la fundación del Comité hace 80 años.
P: Y que en los últimos años se han intensificado, porque la ONU hace ya mucho que perdió toda la vergüenza…
R: De eso no hay ninguna duda. Pero hay asuntos nuevos. Precisamente esos 80 años están pidiendo un aggiornamiento del Comité como organización representativa de los judíos uruguayos sionistas. Generalmente a las instituciones les cuesta muchísimo mirarse al espejo y afrontar cambios. Pero esta vez hay un compromiso explícito en ese sentido y estamos trabajando en eso.
P ¿Qué tipo de cambios?
R: Sentimos la necesidad de reflejar en nuestra organización los cambios que naturalmente han ocurrido en la colectividad con el paso del tiempo. Cambios demográficos, cambios en la composición por edades y en la forma y lugares de participación; transformaciones culturales que van ocurriendo de una generación a otra, etc. Eso, naturalmente, se suma al contexto permanentemente cambiante de esta modernidad líquida que vivimos y los cambios tecnológicos incesantes y omnipresentes que nos obligan a readaptarnos constantemente en nuestra forma de encarar los temas que nos ocupan.
P: Y me imagino que hay cosas que atañen al Comité, que nadie puede prever de antemano, pero que les ocupa.
R: Claro, están los desafíos coyunturales, inesperados, que no entran en ningún plan estratégico, como ha sido el caso de la pandemia. Como vos sabés bien, la actividad comunitaria es muy intensa, esto quiere decir que hay una gran interrelación entre todas las personas, jóvenes y adultos. Por lo tanto el asunto del contagio nos preocupó especialmente, y el Comité estuvo vigilante del cumplimiento estricto de los protocolos impartidos desde el Gobierno en los diferentes lugares de actividad comunitaria, e incluso en la vuelta de los chicos que todos los años viajan a Israel. Eso nos demandó tener contactos muy frecuentes con los responsables de las políticas y también con todos los responsables de las instituciones de la colectividad.
P: ¿Cuán importante es la identidad del gobierno de turno para la labor del Comité Central? . ¿Cambia mucho ser Presidente del CCIU en un gobierno del Frente Amplio o en el actual?
R: El tema de cómo influye el color del gobierno en nuestra actividad, sin duda influye mucho; en algunos aspectos, principalmente en lo que tiene que ver con el tema central que es el antisemitismo. Como bien sabés la prédica anti Israel o anti Sionismo es generadora de antisemitismo. Esto está largamente comprobado. Pero además, tales posicionamientos causan una angustia bastante generalizada entre los miembros de la colectividad, lo cual no es poca cosa. Mi presidencia anterior fue durante el gobierno de Mujica, con Almagro como canciller. Fue un periodo durísimo. No es que las voces que dedican parte de su tiempo a demonizar a Israel se hayan acallado, pero es diferente si están en el gobierno, el impacto es menor. Es extraordinario cómo una prédica que se inició en los años 60 por parte de la Unión Soviética, despechada por la derrota de sus clientes árabes en la guerra del 67, siga reverberando treinta años después de que la propia Unión Soviética haya desaparecido. Gran parte de la izquierda occidental se ha aferrado a esas banderas y comparten puntos de vista con cantidad de países islámicos caracterizados por tener regímenes no democráticos y que no aceptan la existencia de los derechos humanos. Esa simbiosis sólo se explica por la singularidad del fenómeno antisemita.
Obviamente los últimos acontecimientos del Medio Oriente, los avances sorprendentes en materia de relacionamiento de Israel con varios países árabes nos abren la posibilidad de un panorama completamente nuevo, sumamente prometedor. Pero habrá que tener paciencia, las consecuencias de estos cambios pueden ser lentas. El asunto me hace recordar la euforia que se vivió con motivo de la declaración de Nostra Aetate en los años 60, que sin duda marcó un antes y un después en las relaciones entre judíos y católicos. Pero la visión y la voluntad política que emanaba del Papa y de los altos dirigentes del Vaticano, demoró años en permear los diferentes estamentos de la Iglesia Católica y principalmente a sus fieles. En este caso puede pasar lo mismo. Ojalá que la evolución sea más rápida, sería muy beneficioso para todos.
P: Que así sea . Gracias Marcos por tus conceptos. Y aunque ya lo hice cuando asumiste, vuelvo a desearte mucho éxito en tu misión, junto a la Directiva del Comité Central, en beneficio de toda la colectividad judía uruguaya.
R: Muchas gracias Ana.