Sesenta años de siembra
Luis Alberto Lacalle Herrera
Hay un tiempo de sembrar, hay un tiempo de cosechar . Pero no se debe de interrumpir la siembra cuando la misma es de carácter intelectual, de principios esenciales, de las bases fundamentales de lo que uno cree . ¡Bendito el sembrador ! Sin él no hay cosecha.
La semilla elegida es para nosotros la más valiosa , la de los principios éticos y espirituales de la cultura judía , madre de nuestra civilización judeo cristiana , de ese Occidente que , paradojalmente , nace en el Oriente en la tierra prometida , en la de Abraham , Isaac y Jacob , devenido este en Israel , el que lucha con D--s.
La semilla debe de llegar lo más lejos posible , a todos los puntos cardinales . Allí seguirá el destino que señala la parábola : alguna caerá entre piedras , otra será ahogada por las malas hierbas , la otra se multiplicará cien veces .
El brazo del sembrador debe por tanto ser fuerte , su impulso envía la simiente , la hace salir de la pasividad para volar a su destino de generar vida .
El sembrador fue un hombre sereno , de cabellos grises en sus ultimos años , sonrisa fácil pero voluntad inquebrantable. Llevaba el histórico nombre de José, que se dió por perdido , por muerto . El que triunfó en tierras extranjeras, el que abrazó a Benjamin a la hora del gozoso reencuentro.
José Jerozolimski fue un hombre respetado en su tierra , el Uruguay . Mantuvo en esta nuestra tierra la llama del judaísmo para que alumbrara la tierra de Artigas . Defendió a Israel , la Tierra de Israel , siempre condenada a la lucha , a tener que defender su propia existencia , su propia razón de ser . Ganó en esa lucha los mejores galones y fue reconocido nacional e internacionalmente ..
Hoy, cuando José descansa en el seno del Señor, la sembradora es su hija - nuestra amiga - Ana , tan buena en la tarea como su progenitor . ¡ Que orgulloso estará José! .
Herrera decía "que sea la cosecha la que haga el elogio de la semilla ". Los graneros están llenos , pero la tarea continúa, el Semanario Hebreo sigue llegando lejos y está , a la vez , muy cerca de nuestro afecto .
¡ Hasta los cien no paramos !

