En comunidad

Vidas uruguayas en Israel: la singular historia de Matty Zwaig

Segunda parte

No nos entusiasma publicar en capítulos, porque puede perder cierta continuidad. Pero  hacerlo en un buen recurso cuando uno no se quiere perder casi nada. En la primera parte de esta entrevista Matty Zwaig nos contó entre otras cosas sobre los años pasados en Siberia, difundiendo la cultura israelí. 

En esta segunda entrega, seguimos aprendiendo sobre ese mundo detrás de las montañas. Y sobre el Uruguay de Matty Zwaig.

 

P: ¿Con qué mundo te encontraste al llegar a Siberia? 

R: 10 entrevistas no alcanzarían para explicar que realmente estábamos en otro planeta, o mejor dicho en otra época del Planeta Tierra: la mentalidad general sigue siendo soviética, anti-occidental y miedosa del mundo “que no entiende la grandeza de la cultura y la idiosincrasia rusa”; la moda y la música todo tipo ruso-pop de los años 80’, la policía en un 90% todavía anda en los pequeños Zhigouli de los años 70’, donde 2 agentes apenas si entran (por  eso no se corre mucho atrás de los ladrones), los tranvías muy viejos, el 80% de los edificios de apartamentos decrépitos, símbolos patrióticos y militaristas por donde se mire…

P: Debe haber algún “pero”.

R: Exacto Pero en los estacionamientos un sinfín de jeeps 4x4, todos con celulares y aplicaciones, muchos centros comerciales de alto nivel, los nuevos barrios muy modernos y cómodos, excelentes restaurants y comida popular y una vida cultural envidiable. Aunque pasen dificultades económicas, siempre llenan los teatros, la filarmónica o el cine…incluso con -25 o -30 grados en la calle he visto eventos de la Municipalidad con miles de personas…a pesar de una vida dura y fría 10 meses por año, la gente está ávida  de vivir al máximo. Salen de vacaciones cada vez que pueden a sus pequeñas dachas de madera en las afueras de la ciudad .

P: Sé que estoy estereotipando…pero creo que es fácil para un judío tener una imagen problemática de Siberia, por lo que significaba para tanta gente que luchaba por la libertad. Y uno llega allí…¿y ve vida normal?

R: No es un estereotipo. Es  una realidad histórica, y no solo para un judío sino para cualquier persona con un mínimo de sensibilidad. La historia de Siberia es terrible, con millones de personas que fueron enviadas a la fuerza a vivir en esas condiciones: si hoy en día no es fácil la vida allí, no quisiera imaginar lo que sintieron los judíos, polacos, húngaros,ucranianos,  lituanos y todos los pueblos que ante cualquier sospecha (y sin sospechas también) fueron enviados a los campos de trabajos forzados, donde lentamente morían agotados, con hambre y frío.

P: Terrible…

R : Sin duda. En el centro de la ciudad hay un parque con un monumento de cemento simple, muy feo pero escalofriante con los nombres de las principales ciudades en Siberia y el número de muertos solo en la época de Stalin, por la represión y los Gulags…5.500. 000 personas, y eso sin contar los que murieron desde el 56’ en adelante, y todos los que murieron en cárceles soviéticas como prisioneros políticos. En toda la Unión Soviética se calcula que Stalin mató unos 40 millones de personas. De ahí viene también la dureza de los rusos y su forma de ser…básicamente no confían en las autoridades, pero les tienen miedo…

La vida es normal, pero a cada paso y con cada persona que se abría un poco ante mí y contaba su historia, fui percibiendo que la mayoría  son nietos o bisnietos de 2 tipos de personas: o carceleros o prisioneros…es realmente un milagro o tal vez el totalitarismo soviético no permitió que poblaciones enteras caigan en una Guerra civil. La  gente lo tiene como algo superado, lo más “importante” es que ven en su líder una figura que une a la Patria rusa, lo cual lo repiten en cada oportunidad…no les interesa la justicia, sino la estabilidad, eso se siente desde un chofer de taxi hasta un Ministro, todos hablan igual…

P: ¿Tu misión era ante las comunidades judías y también ante el público en general?

R: La misión era hacer una serie de actividades culturales estrechando relaciones frente al Gobierno y al pueblo ruso… pero sin duda entre los participantes de las actividades había no solo muchos judíos, sino también muchas personas que el propio interés en lo que hacíamos les abrió los ojos para investigar su pasado, descubrir que tienen raíces judías y reconectarse con el pueblo judío, con Israel e incluso ser parte de nuestros programas Masa, Taglit y otros que solo podían recibir si demostraban tales raíces. Así como l Instituto Cervantes no puede promover la emigración a España, so pena de ser tildado agente extranjero según las leyes rusas, tampoco lo hacíamos nosotros. Pero todos aquellos que decidieron a causa de nuestras actividades ser parte de Israel, nos llena de orgullo.

P: 5 años en Siberia ¿es lo más loco que hiciste en tu vida?

R: Cada proyecto es un desafío, pero si me hubieran dicho hace unos años que iba a tener que hacer entre otras cosas Teneduría de Libros en ruso, traduciendo cada gasto y cada documento  bancario del ruso al hebreo para informarle al Ministerio del Primer Ministro en qué gasto la plata del Estado de Israel, no es algo que me hubiera imaginado jamás. Lo mismo cuando di una entrevista a una radio rusa hablando sobre la exposición de un famoso pintor (suerte que palabras como KUBIZM O EXPRESIONIZM se dicen igual), o cuando me paré frente a 100 estudiantes en la Universidad de Krasnoyarsk para hablarles sobre economía Israelí y al final de la disertación espero las preguntas y una chica se levanta y tímidamente me pregunta: “¿Qué tienen de especial las Yddishe Mame?”.  Y yo le contesté: “Si no fueran especiales yo no estaría hoy parado aquí”.

Matty con sus padres y su hermano

 

Resumiendo lo inabarcable

P: ¿Cómo resumirías tu vida en Israel?

R: Una vida poco común, con muchas luces y sombras, un poco por mi forma de ser y otro poco por el hecho de haber emigrado a los 21 años,y haber comenzado a estudiar en Universidad recién a los 28, todo fue más largo, más sufrido.   He acumulado experiencias que me han cambiado la vida, el kibutz, el ejército, el servicio de Reserva, la Universidad de Haifa, la Univ. de Cumbria en Inglaterra donde recibí el título en un entorno al estilo Harry Potter…mi segundo matrimonio con Iris, crecida en la Moldavia Soviética, también ella con una historia particular, pianista, fue la Directora de Conservatorio más joven de la Unión Soviética a los 23 años en Kishinev. Hizo un trabajo fuera de serie en Siberia, relacionándose con Ministros y músicos, diplomáticos y Directores de Universidades como si lo hubiera hecho todos los días de su vida con la tostada del desayuno…y mi hija Eden que nació cuando yo tenía ya 36 años. Actualmente sirve al país y a su propio futuro como soldada de Tzahal encargada de los programas de Educación Informal en la Intendencia de Ramat Negev (solo en Israel eso le pasa a una chica de 21 años)…y los hijos de Iris, Alisa, Psicóloga de Tzahal y ahora en EEUU junto a su esposo (Post Doctorante en Robótica)y su hijo, nuestro nieto, y Slav (Educador en Aldea Juvenil) junto a esposa y 2 hijos en Hod Hasharon…y la casa que tantos años lleva pagarla pero es el sello que dice: soy Israelí y esto es mío, ojala por muchas generaciones.

 

Matty y su hija

 

P: Plenamente inserto en la vida en Israel.

R: Sí. Pero a pesar de tener amigos israelíes, mis amistades de toda la vida son uruguayos que hicieron aliá en mi época, porque aunque no se quiera reconocer, dejar un país por otro te marca para toda la vida y ahí se forjan las amistades máss duraderas.

P: ¿Estás satisfecho con lo que has hecho?

R: No me arrepiento, soy feliz pero tengo el deseo de seguir superándome con nuevos desafíos. Deseo escribir dos libros que tengo en mente: sobre Siberia (tal vez lo llame: “Del Pantanoso al Ob”) y sobre la época en el kibutz, tipo ficción, con emigrantes, hijos del kibutz, voluntarios y otros personajes…

La familia en Uruguay

En familia, en Uruguay

 

P: ¿A quién tenés en Uruguay además de tu hermano Oscar?

R: Primero, que quede claro y como decia Minguito: a Oscar “hay que hacerle un manolito”, economista, profesor de varias generaciones de la Facultad de Economia, en los 14 años que trabajó en la parte económica de la Embajada de Israel subió el intercambio comercial de 5 a 85 millones de dólares, ayudó a levantar en los 90’ a la Comunidad de Paysandú, bailarin de “Naguia”, actor de teatro, escritor de libros, hizo el programa de TV “La otra cara de la moneda”, asesoró la película “Los Judíos de Goes” y por sobre todo un excelente hombre de familia, esposo de Carmela, profesora de la Facultad de Odontología en la Univ. Católica, padre de Anna, maestra de escuela (casi) y gran artista, y Daniel, jugador de basketbol de Bohemios y gran pintó.

P: Me lo imagino a Oscar, humilde y sin alardes, leyendo esto….Y me alegro . Sigamos.

R : Mis padres Martin Zwaig, primera generación de uruguayo hijo de polacos, luchador en la vida trabajando desde los 12 años, ya que  por enfermedad de mi abuela había que ayudar, saliendo adelante durante años con mueblería  en la Ciudad Vieja y siempre avanzando y dando lo mejor a la familia. Y mi madre  Raquel Kopelman de Zwaig, primera generación de uruguaya hija de lituanos, conocida durante muchos años por su trabajo en el Discount Bank, donde se perfeccionó en cursos y profesionalmente, llegando desde cajera hasta los más altos puestos del banco que durante años fue un hito de la banca en Uruguay y Latinoamérica. Para mí no están en Uruguay solamente, están conmigo en el corazón y hoy en díaa…en las charlas por whatsapp que hago desde los embotellamientos en Tel Aviv…

Hay otros parientes más lejanos también, y algo que quedará por siempre, en La Paz y en mis recuerdos, mis 4 abuelos, Z”L,  de los cuales pude conocer y disfrutar a 3 de ellos, al zeide Elias, la baba Janke di Grove y el zeide Tiktak (Isaac), que fueron parte de mi niñez y mi educación, y que en su memoria, viajé a sus ciudades natales en Lituania, y me queda la deuda aún con Polonia.

Matty y su hermano Oscar con su papá

 

¿Y  Uruguay?

P: ¿Cuán cerca te seguís sintiendo de Uruguay?

R: Así como la alegría va por barrios, la nostalgia va por olas…hay momentos de intensa “saudade” de la familia y de lugares, olores, comidas…hay épocas que menos, pero siempre hay gratos recuerdos, otras veces hay un “trigger” algo que desencadena un recuerdo, bueno o malo…me pasó en calles de San Petersburgo, pero me sucede también en calles del sur de Tel Aviv, que se parecen a viejas calles del Cordon o de la Aguada. 

No soy de aquellos que dicen como la canción: “Uruguayos, uruguayos ¿ dónde fueron a parar?” Viví el 10% de mi vida en Siberia, el 30% en Uruguay y el 60% en Israel. Me siento cercano más que nada a momentos, fotos grabadas en la mente: parado con el uniforme y el moño en la escuela No. 170 de La Teja llevando la bandera y escuchando como tocan el himno en el piano…jugando con los pibes del barrio al fútbol en la calle Rivera Indarte, corriendo teros y mariposas en los campos al lado de la Ancap…actividades en el Dror…bailando en el Bohemios…comprando ticholos en el Chuy…caminando 12 cuadras con un calor que partía desde la calle Z hasta la playa de Parque del Plata…horas y horas de bicicleta por las calles de tierra de Las Toscas…y miles de momentos más…

P:  Hermoso. Gracias mil Matty. Apasionante escucharte.

R: Gracias a vos Ana.

 

Ana Jerozolimski
(01 Diciembre 2020 , 05:47)

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