A lo largo de la vida, uno se topa con situaciones que no puede comprender. Una de ellas nos vino claramente a la mente este miércoles, al enterarnos del fallecimiento de la querida Pesie (Pepa) Bronstein (z”l). Hace ya varios años que lidiaba con serias enfermedades que le alteraron gravemente su vida.Y finalmente, murió de Covid-19.
A Pesie la conocimos desde siempre, por el gran aprecio que junto a Abel , su esposo, se tenían con mis padres, y que pasaba también a nuestra generación, a pesar de la diferencia de edad. La recordamos siempre con una sonrisa, con expresión amable y suave. Pero al mismo tiempo, tenía la firmeza propia de las grandes luchadoras. Cuando falleció su hermana, una gran tragedia familiar a la muy temprana edad de 38 años, Pesie se abocó a sus sobrinos, que fueron para ella como otros hijos más. A su propia madre la había perdido a la misma edad, y a su padre enfermo lo cuidó desde jovencita.
Daba de sí a sus alumnos en la Integral y en el Yavne, y a su familia, siempre. Al enterarse por nosotros de su fallecimiento, varios ex alumnos la recordaron en términos que hacían justicia con su carácter y dedicación. Uno de ellos me escribió: “Qué triste noticia. Pesie fue mi maestra y la recuerdo con mucho cariño. A pesar de todas mis dificultades para estudiar, siempre demostró su confianza en mí. En retrospectiva, su figura fue muy importante para mi formación. Que en paz descanse”. Eso es dejar huella en la vida.
También padres de quienes fueron sus alumnos comentaron con tristeza el hermoso recuerdo que ella había dejado en ellos y sus hijos.
Hace ya varios años, demasiado prematuramente, empezó a sufrir serios problemas de salud. Y ahora, este final. No es justo.
Hace muchos años que no la veíamos, pero nunca la olvidamos . Dejó sin duda en mucha gente el recuerdo que puede dejar solamente la gente buena.
A Abel, sus hijos y toda su familia, por supuesto también a sus sobrinos que fueron como hijos para ella vayan nuestras condolencias de todo corazón. Además de deseos de buena salud.