En nuestro reciente editorial “Buenas y malas noticias desde Ramallah”, analizamos ciertos cambios en la línea palestina en los últimos días, producto de su expectativa de cara a lo que al parecer será la asunción de Joe Biden como nuevo Presidente de Estados Unidos. Entre otras cosas, citamos una buena nueva dada por Gal Berger, el corresponsal de asuntos palestinos de KAN, la radio y televisión públicas de Israel: ya no pagarían a las familias de terroristas presos por haber perpetrado atentados en Israel de acuerdo a la terrible tarifa que va aumentando según la cantidad de víctimas que lograron matar sino de acuerdo al tamaño de la familia que recibe esa “subvención”.
Lo bueno de dicha noticia era que al menos habría puesto fin al terrible mensaje que esos pagos transmiten a la población palestina, especialmente a los jóvenes: que vale la pena salir a matar judíos porque así el liderazgo de la AP no sólo te considerará héroe sino que te remunerará por ello.
Pero ahora parece que lo que hay de fondo es un engaño, un doble discurso-fenómeno nada nuevo- de declaraciones en inglés a Occidente, con un mensaje determinado, y declaraciones distintas en árabe a su propio público, con un contenido totalmente distinto.
Según reveló un informe de Palestinian Media Watch publicado este domingo 22 de noviembre, la afirmación palestina al periódico norteamericano “The New York Times” fue que “los pagos a los presos palestinos estarán basados en su necesidad financiera en lugar del tiempo que están encarcelados”. Cabe aclarar que el tiempo de la sentencia depende del cruento resultado del atentado en cuestión.
Pero el Director de la Comisión de la OLP para Presos palestinos. Qadri Abu Bakr, desmintió la publicación al respecto en el citado rotativo, que le había sido atribuida a él. “Los salarios de las familias de los prisioneros no son negociables y no cambiarán, independientemente de las circunstancias y las presiones”.
En el The New York Times se había citado a Qadri Abu Bakr explicando que “la necesidad económica debe servir de base” y agregando que “un individuo solo no debe ganar lo mismo que una familia”.
Pero evidentemente, el problema central en este tema no es el análisis económico-aunque el pago a los terroristas sí tiene desde años efecto en el presupuesto de la Autoridad Palestina-sino el mensaje que transmite pagar sueldo a terroristas responsables de haber asesinado israelíes. Es un horror desde el punto de vista educativo, un arma de incitación que perpetúa el conflicto.
El funcionario en cuestión recalcó que no se trató el tema de los pagos a los presos. Podemos hasta entender que en el plano interno palestino se los vea muy distinto de cómo los ve el israelí promedio. Pero debemos entender lo que ello refleja.
“Sobre los prisioneros en prisión (A.J: no son prisioneros, son presos declarados culpables en juicio por haber cometido atentados), no podemos dañar su status, sea su status en la lucha o su status nacional”, dijo Abu Bakr. “Nosotros, el liderazgo palestino, estamos comprometidos con ellos y el Presidente Mahmud Abbas siempre recalca que no se permitirá perjudicar los derechos de los prisioneros”.
Y lo que hay de fondo es un plan de incorporar a aquellos terroristas que son excarcelados, a las fuerzas de seguridad palestinas. Se trata de aproximadamente 7.000 a “puestos de gobierno”.
Digámoslo delicadamente, aún si entendemos que la dinámica interna palestina toma en cuenta elementos distintos que la israelí: no es alentador.