Mundo Judío

Mi Sinaí

Tenemos el honor de compartir con nuestros lectores MiSinaí No. 67. Esperamos que lo disfruten tanto como nosotros.

No. 67
Haazinu
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 24/09  18.26
Demás localidades ver en  www.jabad.org.uy

LO MORAL ES NORMAL

Por Yossy Goldman

Si alguien decide convencernos que la Torá es anticuada, la lectura de la tarde de Iom Kipur puede ser una buena forma de probarlo. El capítulo 18 de Levítico contiene las leyes de inmoralidad de la Biblia. Nuestro código moral, las relaciones prohibidas, quien se puede casar con quién y con quien no, todo surge de la lectura de este capítulo.

Cada año en cada sinagoga alrededor del mundo alguien hace exactamente la misma pregunta. “¿Por qué en Iom Kipur Rabí? ¿No había otra sección de la Torá para elegir a parte de la que habla de sexo ilícito? ¿Es una elección apropiada para leer en la sinagoga en el día más sagrado del año?”.

Buena pregunta. Así que los rabinos explican que esta es, de hecho, la prueba decisiva de nuestra santidad. El área más desafiante de la conducta humana, la que realmente pone a prueba el temple de nuestra moralidad, no es como nos comportamos en la sinagoga sino cómo nos comportamos en nuestros dormitorios. Conducirnos apropiadamente en público es mucho más fácil que ser moralmente consistentes en nuestras vidas íntimas.

¿Anticuado? Por supuesto que sí. En un mundo en constante cambio, con una moralidad relativa en la que los matrimonios gay y la gente muriéndose de hambre se han vuelto aceptables, la Torá realmente parece anticuada. 

Las leyes hechas por el hombre siempre son modificadas para adaptarse a los tiempos y las circunstancias. Cuando se construye una autopista, los oficiales de tránsito pueden decidir que es seguro aumentar el límite de velocidad. Si hay escasez de combustible, los mismos oficiales pueden decidir disminuir el límite de velocidad para conservar el suministro de energía. La legislación humana se está constantemente adaptando a la realidad fluctuante. Pero las leyes de Di-s son constantes, consistentes y eternas. La legislación Divina gobierna los asuntos morales. Valores, ética, correcto e incorrecto, esos asuntos eternos e incambiables. La humanidad se ha enfrentado con esos problemas desde tiempo inmemorial. Desde los hombres de las cavernas pasando por Atila y hasta las potencias nucleares, los asuntos esenciales realmente no han cambiado mucho. Cuestiones de principios morales, de bien y mal, han estado aquí desde el comienzo. Las decisiones de la vida son hechas por cada uno de nosotros en cada generación. Esas cuestiones son eternas. 

Así que leemos que el adulterio estaba prohibido en los días de Moshé y aún lo está en los nuestros. De la misma forma el incesto. Pero no me sorprendería si las mismas fuerzas que incentivan nuevas libertades sexuales pronto comienzan a hacer campaña para que las relaciones incestuosas sean legales. ¿Por qué no? Si es todo entre adultos que consienten, ¿por qué negar a los hermanos? Dado el terreno resbaladizo de nuestras montañas morales, nada es impensable. 

En última instancia la moralidad no puede decidirse por referéndum. Desesperadamente necesitamos una autoridad más alta que nos guíe en los frecuentemente confusos dilemas de la vida. En Egipto y Canaán muchos comportamientos degenerados eran aceptables, e incluso populares. En esta sección de la Torá, Di-s le dice a Su pueblo que Él espera de nosotros que caminemos a otro ritmo. Se nos llama a ser una nación santa, claramente diferente en esto, el más desafiante test de nuestra moralidad. No importa lo que es legal o de moda en Egipto, Canaán, América o Escandinavia. Tenemos nuestra propia guía moral, nuestro propio libro de libros que no requiere edición o revisión para la era moderna. Porque bien es bien y mal es mal y siempre será así.

Un sabio rabino escribió una vez que no debemos confundir “normal” con “promedio”. Dado que hay personas que trágicamente han perdido una pierna, esto significa que la persona “promedio” tiene unas 1,97 piernas. Pero eso no es muy normal. Una persona normal tiene dos piernas. Cuando la Torá nos enseña a ser santos y distintos, nos está recordando que seamos normales, no personas promedio. Promedio puede ser muy mediocre. Solo sea normal y conserve su singularidad judía. Puede no ser fácil. Puede no ser políticamente correcto. Seguramente usted no ganará concursos de popularidad.  Pero será fiel a las verdades eternas de la vida. Y a la larga, estará en lo correcto.

HIJOS DE D-OS

[Dijo Moshé que D-os diría:] “Sois hijos que [actuáis] sin educación.” (Devarim 32:20)

Al referirse a nosotros como Sus “hijos”, D-os nos está haciendo saber que nunca cortará Su relación con nosotros, y que nosotros nunca podremos cortar nuestra relación con Él, así como los padres jamás pueden desconectarse de sus hijos, y los hijos nunca pueden desconectarse de sus padres. La relación entre padres y hijos es tan esencial y tan intensa que por más seriamente que se ponga a prueba, al final de cuentas siempre prevalecerá por sobre todo comportamiento que parezca amenazarla.

Por lo tanto, no tiene sentido alguno intentar esconderse o huir de esa relación, como tampoco pensar que alguna vez pueda dejar de existir. El amor de D-os por nosotros es infinitamente más fuerte que cualquier cosa que hagamos por debilitarlo.

Séfer Hamaamarim 5715, págs. 319-320.

Deuteronomio (Devarim) 31:1-30

La décima sección del Deuteronomio se compone casi en su totalidad del Poema Testimonial que D-os enseñara a Moshé y ordenara transmitir al pueblo judío. En él, D-os pide al pueblo que escuche (haazinu, en hebreo) Sus palabras mientras repasa su historia, y les informa acerca de las consecuencias de su conducta futura, ya sea positiva o bien negativa.

EL IOM KIPUR DE ZEIDY

Por Devora Leah Riesenberg 

 

Estoy de pie en el shil, llevando mi peso de un pie al otro mientras trato de ignorar los gemidos de mi insatisfecho estómago. Hojeo el majzor para ver cuántas páginas faltan hasta llegar al final del servicio religioso. Mentalmente empiezo a vagar; me dejo llevar a otro Iom Kipur, celebrado muchos años atrás.

En mi ensueño vuelvo a ser una niña y mis abuelos han venido para pasar las Fiestas con mi familia. Mi abuelo tiene unos setenta años, aunque con su larga barba blanca y sus espesas cejas negras, a mí me parece que tiene por lo menos cien años. Ese Iom Kipur hice lo posible por quedarme en el shil en lugar de salir, para jugar con mis amigas. Me quedo en mi asiento escuchando con atención y tratando de seguir el servicio. De pronto me llama la atención el sonido de una voz que me resulta familiar – es una voz vieja, que suena enérgica y firme. Es mi ‘Zeidy’; está recitando el Kadish de duelo por su padre, cuyo ‘Iortzeit’ es el día de Iom Kipur.

Mis pensamientos se dirigen a otro Iom Kipur, celebrado en la Rusia comunista. El Rabino Aryeh Leib Kaplan acaba de organizar un minian en una casa privada en Chiali luego de haber sido exiliado de Kiev, su ciudad natal, a ese lugar por sus actividades ‘ilegales’ en la difusión de las enseñanzas y observancias judías. La siempre vigilante KGB, indignada por la persistencia de Aryeh Leib en seguir cometiendo sus “crímenes” incluso en su exilio, envió un grupo de pistoleros a sueldo para darle una paliza a Leib cuando éste estuviera volviendo a su casa, desde el clandestino encuentro de oración de Iom Kipur.

El amigo de Aryeh Leib recibe tantos golpes que queda inconsciente y Aryeh Leib apenas consigue arrastrarse hasta la casa de la familia judía más cercana para avisarles, antes de caer muerto, que su amigo está muy herido. Deja una joven viuda y cuatro huérfanos. Uno de ellos es ‘Zeidy’.

Y me viene a la mente la imagen de otro Iom Kipur. Hay un retrato de ‘Zeidy’, joven y fuerte. Está en una mísera celda de prisión, rodeado de criminales de aspecto cruel. Al igual que su padre, ha sido condenado por el horrible crimen de practicar judaísmo en la Rusia comunista. En la prisión, cada preso recibe un pedazo de pan al día. ‘Zeidy’ sabe que tiene que conservar ese pan para poder comerlo al finalizar el ayuno, o morirá de inanición. Sin embargo, si no se mete el pan en la boca en el preciso momento en que se lo dan, éste le será arrebatado por una de las muchas voraces manos que tiene cerca. ‘Zeidy’ habla con “El Jefe” de la celda – un endurecido criminal a quien todos los demás presos temen y respetan. Le plantea su dilema y, milagrosamente, “El Jefe” decide ayudarle. Pone el pedazo de pan en una saliente de la pared, ubicada a gran altura y advierte a los demás presos que matará a quien lo toque. Muchos ojos hambrientos están clavados en el pan, pero nadie lo toca.

Avanzado el día ‘Zeidy’ necesita saber cuándo terminará el ayuno. La celda tiene solamente una pequeña ventana, ubicada bien alto en la pared, y por eso no tiene referencia alguna para poder ubicarse en el tiempo. Es así que ‘Zeidy’ consulta con “El Jefe”, explicándole su dilema: para poder terminar el ayuno necesita saber cuándo está totalmente oscuro. “El Jefe” da órdenes y se levanta una pirámide humana – un criminal sobre los hombros de otro, hasta que pueden alcanzar la ventana. Cada pocos minutos los presos vuelven a armar esta pirámide humana y van informando lo que ven, hasta que ‘Zeidy’ confirma que puede finalizar su ayuno.

La voz del jazán surge en medio de mi ensoñación y me trae de vuelta a las páginas abiertas de mi majzor. Mientras retomo mis oraciones vuelvo a pensar en ‘Zeidy’ y en mi bisabuelo. Siento que están a mi lado, sonriéndome.

IOM KIPUR

Cuarenta días después de haber recibido la Torá en el Monte Sinaí y de haberse comprometido a ser el pueblo elegido de D-os, los Hijos de Israel adoraron un Becerro de Oro. Moisés le suplicó a D-os que no aniquilara a su nación descarriada, y el diez de Tishrei, D-os dijo: “He perdonado”. A partir de ese momento, observamos esta fecha como el “Día del Perdón”, una celebración de nuestra inquebrantable relación con D-os. Se trata del día más sagrado de todo el año, en el que nos reconectamos con nuestra esencia misma, que sigue siéndole fiel a D-os más allá de la forma en que nos comportemos.

Una Conducta Angelical

Iom Kipur es un día de ayuno: desde la puesta del sol de la víspera de Iom Kipur hasta el anochecer del día siguiente, no comemos ni bebemos. (Si estás enfermo, consulta a un rabino).

También, nos abstenemos de ciertos placeres físicos: usar calzado de cuero, bañarse o lavarse, aplicar lociones o cremas y mantener relaciones conyugales. Además, es un “día de descanso” en el que está prohibido realizar trabajos (tal como en Shabat).

Cinco Rezos

En Iom Kipur, nos vestimos con ropa blanca para emular a los ángeles espirituales y pasamos la mayor parte del día en la sinagoga sumidos en el arrepentimiento y la plegaria.

En este día, hay cinco servicios de rezos: 1) Las plegarias vespertinas, que comienzan con el solemne Kol Nidrei, 2) La plegaria matutina, 3) Musaf, que incluye una descripción del servicio del Templo Sagrado en Iom Kipur, 4) La plegaria de la tarde, durante la cual se lee el Libro de Ioná, 5) Neilá, que se recita cuando el día está por concluir y se sella el veredicto para el nuevo año. Las primeras cuatro plegarias incluyen una confesión (privada) de pecados ante D-os.

Hay muchas leyes y costumbres asociadas a estos servicios de rezos, el rabino de tu sinagoga te va a ayudar en lo que necesites.

La Conclusión del Ayuno

El servicio de Neilá finaliza cuando la congregación proclama al unísono Shemá Israel, entonces, un toque de shofar marca la conclusión del día.

A continuación, se lleva a cabo una comida festiva. Celebramos confiados en que D-os ha perdonado nuestros pecados.

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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