El propio hijo de Netanyahu viola pedido policial de no publicar datos del asesinato en las redes
El sospechoso de haber asesinado a la jovencita israelí Ori Asenbach de 19 años en el bosque Ein Yael de Jerusalem, es el palestino Arafat Arfaíe, de 29 años, residente en la ciudad de Hebron. Fue detenido en un operativo conjunto del Shabak, la unidad anti terrorista de la policía y la Guardia de Fronteras el viernes por la noche en Ramallah.
Ori Asenbacher, 19 años, asesinada el jueves en Jerusalem
“Israel secuestra palestino en una mezquita”, informaron fuentes palestinas este sábado de mañana. Pero la verdad era otra: en la mezquita se escondía el sospechoso del asesinato, al que se pudo llegar tras un concienzudo análisis forense de elementos en el escenario del crimen y el cuerpo de la víctima. Según informaron fuentes de seguridad, si bien hubo numerosos choques en Ramallah al entrar las tropas a la ciudad-gobernada por la Autoridad Palestina-, en el arresto mismo no hubo enfrentamientos, ya que el sospechoso de asesinato no ofreció resistencia.
En un comunicado del Servicio General de Seguridad (Shabak en su sigla hebrea), se revela una pequeña parte de la información desprendida del interrogatorio. El palestino en cuestión salió de su casa el jueves de mañana con un cuchillo y emprendió camino hacia la aldea Bet Jallah aledaña a Belén, bastante cercana a Ein Yael. Caminó por el bosque y allí divisó a Ori, que se había alejado un poco de su trabajo por algo que la preocupaba y, según había dicho a una amiga, “quería estar sola un poco en la naturaleza”. Arafat atacó a Ori y la mató.
La investigación continúa y el Shabak recalca que todos los demás detalles de la investigación no pueden ser publicados.
Desde el jueves de noche, al ser hallado el cuerpo de la jovencita, la policía difundió repetidamente llamados a la población a no publicar detalles ni noticias “inventadas” sobre el crimen. Varios rumores circularon al respecto.Y fue el propio hijo mayor del Primer Ministro, Yair Netanyahu, quien escribió en Twitter descripciones duras que pueden ser explicadas únicamente de dos maneras: las inventó o las oyó de alguien con información clasificada (¿su padre?). Lo seguro es que violó las normas al hacerlo público de modo-que optamos por no repetir- que no puede menos que herir los sentimientos de la familia Ansbacher.
Además, acusó a los medios de comunicación-uno de sus blancos preferidos en sus tuits generalmente provocativos- de “callar y bostezar” y no publicar casi nada sobre el asesinato, aunque la falta de detalles es por orden explícita de la policía y el Shabak, avaladas por un juez.