Tras varios meses de gradual deterioro en su estado de salud, falleció este lunes 3 de agosto en la ciudad de Haifa Iosef Lavi, conocido por sus múltiples amigos y ex javerim de Hanoar Hatzioni como “Leibo”. En un homenaje que le brindó en mayo del 2018 la Asociación de Amigos de Habla Hispana de la Universidad de Tel Aviv, la invitación explicaba el motivo de la distinción: “su larga e invalorable contribución como pionero y sionista al Estado de Israel”.

El Estado de Israel se fue formando gracias a los aportes de quienes decidieron unir su destino a la vida del joven Estado judío, activando en distintos ámbitos del quehacer público, escribimos en aquel entonces en ocasión del homenaje. Leibo fue sin duda uno de ellos.
Joseph Lavi comenzó su trayectoria sionista en el Hanoar Hatzioni de Uruguay y fue enviado al programa para líderes (Majané Madrijei Jul) de la Agencia Judía en Jerusalem, al primer curso en Israel después de la Guerra de Independencia. Eso cambió el curso de su vida. Dejó los estudios en Uruguay y dedicó sus sueños, fuerzas, esperanzas y trabajo a las necesidades de Israel Finalizado el curso se sumó a los javerim que fundaron el Kibutz Ein Hashloshá en el Néguev, en la frontera de la Franja de Gaza, frente a la ciudad árabe de Khan Yunis. Regresó a Uruguay a ejercer como Madrij del Hanoar Hatzioní. En 1955 hizo aliá (con su esposa, Myriam) a Ein Hashlosha, donde vivieron 12 años. Durante ese período trabajó en el tambo, fue guía, madrij y eduador de un grupo de Aliat Hanoar proveniente de Casablanca y luego fue enviado como sheliaj del Hanoar Hatzioní a Costa Rica y México. Unos años después fue enviado por el Keren Hayesod a Venezuela y México . A su regreso la Universidad Hebrea de Jerusalem lo designó Director del Departamento de Relaciones con América Latina . Ya jubilado se integró al grupo de Amigos de la Universidad de Tel Aviv de habla hispana.

Cuando el homenaje, fue para nosotros un motivo de alegría compartir con los lectores de Semanario Hebreo los datos biográficos de Iosef, por quien además siempre tuvimos un cariño especial, ya que él y su esposa –a la que le deseamos salud hasta los 120- fueron desde jovencitos amigos personales entrañables de mis padres. Ahora, es con profunda tristeza que volvemos a compartir la información, en ocasión de su lamentable fallecimiento.
Encontrarse con Leibo siempre era motivo de alegría. Al cariño que surge de la amistad y la cercanía, se agregaban siempre su buen humor, su sonrisa y energía, sus recuerdos vívidos de la juventud en la comunidad judía uruguaya, su avidez por las notas de Semanario Hebreo. Lo vimos por última vez en febrero, antes de la pandemia, en su casa en Haifa, siempre acompañado por Miriam, compañera de toda la vida. Fue ella quien nos avisó hoy la muy triste noticia.
A Miriam, sus hijos y nietos, les deseamos que puedan hallar consuelo en la hermosa memoria de Iosef, en su permanente sonrisa y mirada positiva cuando estaba sano. No lo olvidaremos jamás.