Y que simplemente da ganas de compartir.
Los viernes de mañana se respira algo especial en Jerusalem.
Por un lado se siente que se acerca shabat, con el gustito familiar que eso siempre tiene, y por otro hay mucho movimiento con sabor a horas libres inclusive cuando hay mucho por hacer.
Este último viernes había un sol radiante y aunque el frío no ha desaparecido, en los últimos días amainó bastante.
Dos citas en cafés de la capital, me depararon lindas sopresas.
Nada dramático, pero enseguida pensé "esto hay que compartirlo".
De mañana me reuní con un entrevistado en el café Caroussel en la calle Mitudela 1, pleno barrio Rejavia.
Me sorprendió la moza al traer el acercarse y traer el menú...insertado en libros.
Claro que no dio tiempo de leer, pero si no hubiera llegado allí para entrevistar, me había adentrado en el libro.
Sea como sea, la idea me pareció muy ocurrente.
Libros en cafés, no es nada extraño. Pero traer el menú adentro...muy original.
Y se ve que era la mañana de las originalidades en cuanto a cómo presentar un menú.
Terminada la entrevista, otra cita en un café a una cuadra de allí, el muy popular Yehoshua, sobre la calle Aza 17, una de las esquinas más populares de la ciudad. Casi imposible sentarse allí un viernes sin tener que esperar un rato. Pero uno siempre sabe que vale la pena.
Y fue la primera vez que me percaté de que tenían menú también escrito en árabe.
Viernes de mañana, en Jerusalem.
