Ante el entusiasmo por la noticia sobre el hecho que Ruben Rada se encuentra en Israel, nos pareció oportuno volver a subir esta entrevista.
Esta entrevista fue publicada originalmente hace ya dos años en Semanario Hebreo. Pero hoy, al elegir los materiales especiales para el comienzo de este nuevo portal, decidimos que ameritaba ser incluída. Su contenido sorprenderá a muchos y atrapará a muchos otros.
La singular magia de Ruben Rada sobre el escenario, es conocida por todos los uruguayos. Lo que nos animamos a adivinar, es que lo que nos cuenta aquí, probablemente no sea conocido por el ciudadano promedio. Apasionante escucharlo.
Has sido siempre y seguís siendo, multifacético en tus actividades en el mundo de la música y el espectáculo. Pero el resumen va más allá de la enumeración de las actividades que hiciste...¿Cómo resumirías tu vida?
Diciéndote que fue una vida muy trabajosa pero que tengo que estar muy feliz, no sólo con lo que he hecho con mi carrera sino porque tengo tres hijos maravillosos, que están divinos: Lucila, que ya me ha hecho abuelo de un nieto que se llama Salvador. Lucila es una gran actriz, una gran cantante. También Matías me ha dado una nieta, Sofía. Matías toca con un grupo Illya Kuriaki en Argentina, con Martín Buscaglia y conmigo. Es un guitarrista muy reconocido en la vecina orilla. Julieta a la que le está yendo muy bien. Julieta es negra, judía igual que Matías.
Tenés hijos negros y judíos…
Patricia, mi mujer, es Patricia Jodara Leizerovich. Es turca y asquenazí, de las dos barras. Pero yo nunca les hablo de nada. Ellos no son ni católicos ni judíos; son respetuosos de todo. Les digo que tienen que tener respeto, varias cosas tienen que respetar: primero, ya que son negros, el respeto por la persona que es más oscura, pasa a ser negra. Después, que son judíos y que los abuelos son judíos, divinos..Víctor Jodara y la abuela que se llama abuela Leizerovich y festejan a veces las fiestas con ellos y que tienen que ser muy respetuosos. Mi mujer es argentina y la madre de Lucila también. Lucila es negra vasca; la madre es María Fernanda Vivanco. Y bueno, tienen varias cosas que cuidar y que respetar que les va a ayudar mucho en la vida. Vienen de una fábrica linda de madres de parte de las dos que son personas super inteligentes, buena gente, sin prejuicios.
Y para vos, esto no es sólo una cuestión personal, sino una visión de mundo...
Claro. Hace falta muchos cambios en este mundo, que el ser humano tiene que quererse, respetarse, olvidarse de los nombres y las marcas que tenemos, negro, judío, árabe, todas las etiquetas que uno tiene y a mí me ponen muy mal, más en un país como éste, donde el racismo está escondido. Pero aparentemente es un país libre, no está permitido en la Constitución que alguien trate mal a un negro, que un negro o un judío puedan ser Presidente de la República …está todo abierto. Yo les digo a mis hijos: hasta que a ustedes no les digan que no, métanle y si les dicen que no, peleen.
¿Sentís en tus hijos, al menos en dos de ellos, que los enriquece el tener un papá negro y una mamá judía? ¿O han tenido problemas por eso?
Han vivido todas esas cosas. A veces sienten las miradas de la gente. Por otro lado, por un lado puede ser una ventaja ser los hijos de Rada , pero también una desventaja . Por ejemplo, a Matías se le hace más difícil cantar. Toca la guitarra como los dioses, pero nunca quiere cantar por temor a que lo comparen conmigo. El día que Matías entró al Latino.. fueron al Latino porque es un colegio donde hay mucha gente de otros lugares, de Méjico, de Chile, con padres separados, muy abierto y el día que entró lo aplaudieron porque era el hijo de Rada. Y se quería ir del colegio ¿ entendés?
Muy fuerte esa vivencia. ¿Qué edad tenía en ese momento?
-9 años creo que tendría, es horrible. Yo sé que nuestro amor creó esos dos chiquilines y mi amor con Fernanda creó a Lucila . Había gente que decía “después los hijos sufren en la escuela”...pero si es así, nadie va a poder enamorarse de alguien, uno se enamora de un ser humano. El amor es el amor; vinimos a este mundo para amar, no para estar todos los iguales, sintiéndonos unos más que otros…. …yo soy de romper esas barreras. Me enamoré. Soy un negro casado con una mujer judía, socialista, músico, me visto raro, siempre fui un luchador.
A PRIMERA VISTA
¿ Cómo se conocieron con tu esposa?
Yo estaba tocando en un boliche que se llama Teatro de la Cortada. Ella fue con una amiga, ni sabía quién era yo. La gente iba a verme porque era distinto, tocaba música diferente a la de Charlie, la de Fito, la de Spinetta…y ella fue a verme, sin saber quién era Rada. La vi pararse y yo estaba con Navarro, un pianista amigo mío y le digo: “Si esta mujer me da bola me muero”, entonces fui, le hablé, le dije que me encantaba, le prometí que la iba a llevar a Bahía, a la playa –odio la playa- y ahí nos conocimos.
Hace ya más de 30 años que estoy con Patricia. Yo tenía 37 y ella 21. Después ella dijo que se iba, la situación no era buena para ella, se fue a vivir a Francia y estuvo un rato largo, como dos años viviendo allá. Al volver yo ya estaba separado. Nos encontramos de nuevo y nos fuimos a vivir juntos.
¿Hubo complicaciones, con la familia?
Sí, al principio fue complicado. Conocés seguramente aquello de “colgo y moiro” .La mamá le preguntó ¿cómo es él? ¿es joven? No, tiene 37 años, es grande. ¿Y qué hace? Es músico. ¿Es judío? No, no es judío. Y justo frente a la casa hay un afiche mío “Rada en Obras” y la madre dijo “Colgo y moiro”, se empezó a enfermar del corazón, que se moría, todo fue terrible. Y ahora, no sé, me ama, me adora y conozco cantidad de judíos que se casaron con psicólogos, con médicos, con profesionales y ahora están separados y nosotros seguimos juntos. Una vez una psicóloga me dijo: ustedes van a estar mucho tiempo juntos porque la lucha de sus dos razas los une más fuerte.
Celebrando los 90 del suegro, Víctor Jodara
UNA ACTITUD FAMILIAR
Vos tenés mucha conciencia sobre el tema de la identidad, desde una óptica muy abierta. Para el tema de los negros, de los judíos, en general. Supongo que Patricia debe ser igual ya que si no, no funciona.
Totalmente. El padre de Patricia era judío bolche. El viejo Víctor Hodara es una cosa maravillosa y a ella le inculcaron sobre los negros, los blancos, la igualdad en la vida…por supuesto, cuando aparecí yo se encontraron con la realidad; la palabra no es lo mismo que la realidad. El padre reaccionó maravillosamente bien. El viejo es una cosa divina. Nos queremos mucho, me entiende, me tiene mucho respeto. Hace más de 30 años que estamos juntos y le dimos su primer nieto que es Matías, nos llevamos bien, nos queremos mucho y nos llamamos todos los días, soy amigo de las hermanas. Tenemos una linda relación. Lamentablemente, no está mi madre que murió, mi tía, toda la parte mía, no quedó nada de la parte mía. Los padres de Patricia son longevos. El tiene 90 y ella 86.
¿Festejan juntos Pesaj, Rosh Hashaná?
Cuando estamos juntos sí y cuando no, no. A veces festejamos en la casa de otra gente. Me pongo la kipá que no me entra en la cabeza y vamos a la casa de un amigo. Cuando estábamos en Méjico lo pasábamos en la casa de una amiga que se llama Alicia, él era rabino y lo pasábamos divino con ellos. Por lo general, yo trabajo mucho en las fiestas de la colectividad judía, en los casamientos, siempre me llaman para tocar. Cuando vivíamos en Villa Crespo, que es el barrio judío en Buenos Aires, andaba caminando por ahí y salía Simón o Jacobo y decían: “Radita por qué no hacés un pequeño sacrificio? Estás a un paso”.
LA VISIÓN DEL MUNDO JUDÍO
Bromas aparte, al casarte con Patricia descubriste seguramente nuevos elementos de un mundo que de hecho no te era extraño ¿verdad?
Sin duda. -Conocí cosas distintas. La comidas, la forma de ser, la crianza de los hijos, la madre sufrida, la madre demasiado consentidora: el nene es lo más grande que hay, lo más divino del mundo. Aprendí muchas cosas. Yo vengo de una familia muy humilde. Mi madre Carmen y mi tía eran mellizas; éramos pobres, muy pobres. Vivíamos siete en una pieza. Aprendí lo importante que es la educación. En mi casa Matías decía que no al liceo y Patricia decía: “En casa de eso no se habla; estudiar hay que estudiar de cualquier manera. No hay arreglo”. En cambio, en mi casa había que buscar un laburo, había que laburar.
En mi familia, yo, mis hermanos, ninguno terminó liceo y yo tenía también esa idea en la cabeza que era muy importante que mis hijos estudiaran. Aprendí un montón de cosas de la crianza judía, la familia, la unión, de estar juntos, de ayudarse, los problemas con los árabes, la gente que está favor de Israel y la gente que no está a favor de Israel, que entiende que Israel es un país maravilloso, que los judíos anduvieron por el mundo, me tuve que leer todo, 40 años de desierto, que encontraron su lugar y que ese lugar está compartido por otra gente de otra religión que son los árabes. Todo un tema.
LA REALIZACIÓN PERSONAL,CONSEJOS Y RECUERDOS.
Rada en la sala Zitarrosa-Foto: Rodrigo López
Sos feliz con lo que hacés ¿no?
Sí, me gusta mucho. Si no estaría todo arrugado. Los dolores están adentro. Los huesos, el estómago, pero la parte de afuera, el rostro está igual que siempre. Me dejo la barba, me tiño las motas de arriba, si no parecería el Tío Tom.
No terminaste el liceo pero vos saliste adelante fruto de tu empeño. ¿Qué le dirías vos a pibes chicos que tienen un sueño, sea en la música u otra cosa?
Primero elegir lo que les gusta en la vida y aunque no ganen dinero, hacer eso siempre. Si sos tenista, jugá al tenis, aunque no llegues a ser Top Ten,. Trabajá, viví lo que quieras pero mantené siempre la parte lírica de la vida, hacer lo que más te gusta. Si un tipo maneja taxi pero tiene herramientas, fabrica sillas, tambores, mesas, que no deje de hacer lo que más le gusta y va ser feliz. Yo siempre supe que iba a ser músico, a veces ganaba plata y a veces no ganaba un mango y a veces sos más feliz tocando gratis con amigos que tocan maravillosamente y aprendiendo de ellos que ganando plata. Yo me vine de Estados Unidos ganando tres mil dólares por mes con todo pago y me vine a Uruguay y mi madre me dijo: “M’hijo ¿ qué hace acá, usted extraña el hambre?” La vieja nunca me mandó cartas de cómo estás, cuándo venís. La vieja nos ayudó muchísimo en eso, pobre, pero jamás mostró debilidad. Cuando me fui nunca me acompañó al aeropuerto.
¿Alcanzó a verte famoso?
Sí, sí y alcanzó a conocer a Lucila.
Estaría orgullosa de ver que seguís en lo tuyo…
Ya había llegado acá, había grabado con Totem, ya había hecho El Show del Mediodía con Cacho de la Cruz, había vivido en la Argentina. Yo la llevaba a la Argentina a ver los conciertos. Lamentablemente, la vida tan dura de mi madre y de mi tía, eran las dos sirvientas, trabajando, lavando platos, pisos, con poco dinero para la salud…ahora la gente es más longeva porque si te encuentran un tumor o algo, te operan y podés vivir diez años más. Ese tipo de cosa mi familia negra no la tuvo y se fueron cuando Dios quiso. Creo que sí, que estaría orgullosa.
Gracias mil por esta entrevista. Ha sido un honor.
Gracias a vos.
Por Ana Jerozolimski