Con la Dra. Haitam Hussein, Jefa del nuevo departamento de Corona en el Centro Médico Rambam de Haifa
Hace pocos días escuchamos por primera vez el nombre de la Dra.Haitam Hussein, experta en Medicina interna, Epidemiología y Prevención de Infecciones del Centro Médico Rambam en Haifa, al anunciarse que ella encabezaría el nuevo departamento “Keter” (Corona en hebreo) para lidiar con el nuevo desafío. De inmediato pedimos a la oficina del portavoz de Rambam autorización para entrevistarla. “Está siempre muy ocupada y no le gusta ser centro de atención. No da muchas entrevistas. Pero le preguntaremos”, nos respondieron. Este jueves, al acabar de cortar el teléfono con la Dra. Haitam Hussein con lágrimas en los ojos, me siento privilegiada de haber tenido la suerte que aceptara la entrevista.
Haitam, de 45 años, es originaria de la aldea árabe israelí Rame en la Galilea. Se graduó de médica en Hadassah en Jerusalem, vivió en Haifa y hoy en día reside en Carmiel con su esposo y sus dos hijas de 8 y 10 años. En el 2011 fue nombrada Coordinadora de Control de Infecciones en el Rambam y en el 2014 pasó a ser la Directora. Ahora, es la jefa del nuevo departamento de Corona.
Esta es la entrevista que concedió especialmente a Semanariohebreojai.
P: Dra. Hussein, antes de llamarla miré y escuché por internet una conferencia de media hora que usted dictó al comienzo de la crisis, cuando aún no había ni un caso de Corona en Israel. Y casi al terminar usted decía que hay motivo de preocupación, pero no razón para estar histérico. ¿Sigue pensando así?
R: Sí, sin duda. Aún lo creo. Es natural que estemos preocupados, pero no histéricos. Con histeria no se funciona, no se tiene la cabeza bien puesta. No puedo decir que está todo bien. Hay una epidemia mundial, hay gente que está sufriendo, claro que estamos preocupados. Hay cambios en la forma de vida de la gente. Pero si nos ponemos histéricos, vamos a cometer errores. Hay que tener la cabeza bien puesta en su lugar.
P: ¿Usted dice que no hay razones para histeria porque está claro que en historia uno no funciona bien, o porque siente que se sabe lo suficiente para dominar la situación?
R: Sabemos claramente que la enfermedad, que empezó en China, está bajado allí. Sabemos que la enorme mayoría de la gente se cura. Como en toda epidemia, hay un aumento y después una reducción de la enfermedad, si se hace lo correcto. Al final, no tengo dudas que podremos volver a la rutina. La humanidad ha lidiado con cosas mucho más peligrosas. Debemos actuar bien. Es el momento para que todos seamos responsables por nosotros mismos, por nuestro entorno y sociedad, cuidando la higiene. Es el momento de no salir, de estar aislado si la situación lo requiere, de mostrar responsabilidad el uno por el otro.
P: ¿Cree que la línea adoptada por las autoridades, más que nada el Primer Ministro, es la correcta, en cuanto a cómo explica todo y la verdad que cuenta a la gente?
R: Yo creo que sí. La gente no es tonta. Hoy en día, en un minuto, sabe todo por internet, tiene toda la información. No tendría ningún sentido decir que todo va a estar bien enseguida. Tiene razón al decir que antes de mejorar va a empeorar. Es cierto que habrá momentos más difíciles, con más contagiados, pero que luego la situación mejorará. Hacemos lo máximo. Se precisa de la cooperación de todos para que podamos sobreponernos todos juntos. Hay que estar prontos emocionalmente para lidiar con esto.
P: Y ya se sabe que hay gente más afectada que otra, hay grupos de riesgo.
R: Así es. A partir de los 65 ó 70 años hay más riesgos.Entre la gente mayor de 80 años el índice de mortalidad puede alcanzar el 14%. Pero recordemos que en esa franja etárea, también sin Corona hay mayor tasa de mortalidad que en otras. Entre la gente más joven y sin otras enfermedades o problemas que compliquen la situación, la tasa de muertes de baja, de un 0.02%. El total, en promedio, es del 2.3%.
P: ¿Diría que en esta guerra que se está librando, el éxito depende más de la sociedad, de la comunidad, que de los médicos? O sea, hasta que haya una vacuna, lo único que puede frenar un contagio en proporciones monstruosas, es la disciplina de la gente, actuar de acuerdo a las instrucciones, para minimizar la propagación del virus ¿verdad?
R: Exacto. Depende mucho más de la sociedad que de los médicos. Nosotros somos la última línea. Recibimos a la gente cuando ya se enfermó, la tratamos, la mayoría se cura sin nuestra ayuda, y los pocos que necesitan apoyo, lo reciben de nosotros. Ese es nuestro rol. Pero la sociedad es la primera línea. En esto, la prevención es mucho más importante que el tratamiento. Y eso, en efecto, está en manos de las comunidades, de cada uno de nosotros.Es nuestro tiempo de estudiarnos como sociedad, de ver cómo actuamos. Y parte del aprendizaje es atender las instrucciones que nos dan, entender que si debemos quedarnos en casa, es porque eso es necesario.
La lección positiva
P: Quizás lo que le voy a comentar sea más para un sociólogo que para un médico, pero hasta puede salir algo bueno de todo esto…
R: Mire, leí algo que me gustó mucho. Al fin podemos sentarnos, detenernos, en lugar de correr como locos a todos lados. Podemos sentarnos a pensar, ver que también nuestro país es hermoso y que podemos disfrutar aquí y no sólo viajando al exterior. Es el momento de descubrir nuestra propia casa, de hablar con los nuestros, de destacar el valor del mutuo apoyo y la solidaridad, de preocuparnos por nuestros mayores .
P: Qué emotivo lo que usted dice.
R: Es así. Y estos días vemos cosas que nos calientan el corazón. Localidades enteras en las que todos ayudan porque hay una familia en aislamiento, y todos ponen el hombro. Creo que esto nos recuerda dónde vivimos. Debemos volver a eso porque en los últimos años nos hemos cerrado. La gente vive en Facebook, Whatsapp, hemos dejado de hablar, ni recordamos cómo expresar sentimientos, lo ponemos con emoticones. Pero podemos hacer del limón limonada. Este es el momento de hablar, de ayudarnos mutuamente, de recordar que estamos juntos, que estamos todos del mismo lado, que lo que le pasa a uno le puede pasar a otro, que no importa quién tiene dinero y quién no, a qué se dedica uno y el otro, porque cuando llega un problema como éste al que debemos enfrentarnos, no distingue entre nosotros.
Un trabajo intenso
P: La escucho y se me caen las lágrimas Doctora. Y esto me hace pensar que a nivel personal, su vida debe haber cambiado mucho.
R: Sin duda. Es el precio que mi familia paga, eso es cierto. Tengo dos hijas, de 10 años y medio y de 8 y medio. La que está en sexto de escuela intenta apoyarme pero sé que está preocupada. La menor habla más y es más fuerte, expresa lo que siente, me logra decir que le hago mucha falta. Es muy difícil. Llego tarde a casa, estoy muy poco con ella por el ritmo de trabajo. Llora por teléfono si llego tarde, aunque trato de tranquilizarla. Es difícil. Tengo ayuda de la familia, mi hermana, mi maná, mis cuñadas, todas tratan de ayudar, pero madre hay una sola. Mi esposo funciona como padre y madre, no es fácil.
Pero sé que pasaremos esta época. Trato de estar accesible por teléfono si me llaman, y cuando llego de noche, si ya están durmiendo, las abrazo. Es parte del precio que se paga en esta profesión.
P: Eso es así no sólo cuando hay Corona, pero con la responsabilidad que usted tiene ahora, se habrá agravado.
R: Claro. Siempre logré adaptarme, estar en casa para la familia y también trabajar, pero cuando se trabaja como lo hemos hecho las últimas semanas, todo cambia. Y también cuando estoy en casa, el teléfono no deja de sonar. Reconozco que si alcanzo a estar con mis hijas dos horas cuando están despiertas, no estoy realmente con ellas, no les puedo dedicar la atención necesaria.
P: ¿Usted vive en Haifa, donde está el hospital, o a todo el ritmo se agrega el hecho que tiene que viajar desde más lejos?
R: Yo soy originalmente de Kfar Rame, pero ahora vivimos en Carmiel. Tengo unos 45 minutos de viaje, porque a la hora que yo salgo, la carretera está vacía, pero si no, es más o menos una hora de viaje en cada dirección.
P: ¿Qué ha sido concretamente todo lo que ha tenido que hacer en este nuevo desafío, como Directora del departamento de Corona?
R: Claro que está el tratamiento, el cuidado, a los enfermos que están internados en nuestro departamento. Además hay que escribir los reglamentos, pensar en los diferentes escenarios, hay que revisar a los enfermos pero también a los que son sospechosos. Se requiere nuestro consejo sobre cómo actuar. Hay que estar continuamente coordinando los programas con la dirección del hospital, ya que estamos en proceso de construcción del departamento. Hay muchas decisiones que tomar, revisar los exámenes….no falta trabajo.
P: Pero en realidad, entiendo que no hay un tratamiento claro para Corona aún ¿verdad?
R: Así es. Hay sí remedios que se están dando en forma experimental en el mundo. También nosotros recién hemos empezado a probarlos, remedios contra la malaria y contra el SIDA.
Entre todos, árabes y judíos, religiosos y laicos, juntos
P: Usted habló antes de ese estar juntos que se acentúa ahora.Como sabemos la sociedad israelí está muy dividida y muy especialmente después de una campaña electoral en la que sube mucho el tono.¿Diría usted que en la vida diaria estamos todos mucho más juntos que lo que parece al escuchar a los políticos?
R: Creo que sí, en la vida diaria estamos mucho más juntos. Yo veo lo que pasa en Rambam. Trabajamos hombro a hombro día y noche, gente de todos los sectores, tanto los médicos y enfermeros como el personal de mantenimiento, la dirección y la administración. Árabes y judíos, todas las religiones, religiosos y laicos. Nos sentimos como una familia. No vemos ninguna diferencia entre nosotros. Trabajamos juntos, comemos juntos, pasamos juntos horas y horas, nos apoyamos siempre en momentos difíciles. Rambam puede ser visto como uno de los más hermosos ejemplos de convivencia. Es una lástima que no se dé así en todos lados.Porque podemos, es un hecho, se puede, trabajamos juntos, nos apoyamos mutuamente, se puede. Es una pena que afuera se vea menos.
P: Pero la verdad es que en muchos ámbitos en Israel, por supuesto en los hospitales, pero no solamente allí, si nos alejamos un poco de las polémicas políticas-lo cual a los periodistas nos cuesta hacer-, de la Lista Conjunta y –Netanyahu, en la vida diaria misma hay mucho más normalidad ¿no?
R: Está claro.Es cierto. Yo vivo en Carmiel, tengo vecinos judíos, tenemos una excelente relación. Estamos juntos desde hace años. Era así también cuando vivíamos en Haifa. Nunca sentíamos diferencias entre nosotros. Estábamos juntos como seres humanos. Es lamentable que los políticos no lo sepan hacer igual.
P: ¿Cree que hay diferencias en la actitud de los distintos sectores de la ciudad a la situación actual, a cómo reaccionar a las instrucciones? Le pregunto porque en este tipo de cosas, debe haber mucho de cultural.
R: No, creo que debe ser preocupación de todos cuidar el aislamiento cuando es necesaria. No veo diferencias. Puede haber alguno que no cuide, eso lo sabemos, pero en general esto es algo que nos une, porque estamos todos en la misma situación.
P: Yo le agradezco mucho por haber dedicado tanto tiempo a esta entrevista. ¿Hay algo más que quisiera decir?
R: Sólo decirle a la gente que como dijo el Primer Ministro, esto es una época y pasará. Debemos ser pacientes, no estar en histeria.
P: ¿Se anima a aventurarse a decir cuándo terminará? De hecho no tenemos ninguna certeza que ocurra como con la gripe que en verano, que en Israel está por venir, casi desaparezca.
R: Es verdad. En China ya se está calmando la situación. Les llevó 3 meses. Supongo que también aquí en un mes y medio bajará. Pero no podemos saber con plena certeza porque todo es muy nuevo. Ojalá que así sea.