Tenemos el honor de compartir con nuestros lectores MiSinaí No. 36. Esperamos que lo disfruten tanto como nosotros.
No. 36
Parashá Beshalaj
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 6/02 19.24 y Punta del Este 1924
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PARTE TU MAR
Por Lazer Gurkow
Detrás de ellos había un ejército listo para la guerra. Delante de ellos había un océano, profundo e impasable. No podían avanzar ni retroceder. Estaban en una emboscada. ¿Qué podían hacer?
Moshé intentó una antigua táctica: le rezó a D-os. Pero D-os lo reprendió “¿Por qué me rezas a mí? Diles a los hijos de Israel que avancen.” (Shemot 14:15)
Avanzar, ¿pero cómo? ¡Había un océano delante de ellos! D-os nunca consideró esta pregunta y Moshé nunca la hizo. D-os dijo que avancen y ellos avanzaron. Ese era el punto. No hacer preguntas. No plantear dudas. Si D-os da una orden, Él proveerá los medios para poder cumplirla.
Pero los hijos de Israel vacilaron. Estaban prontos para entrar en el océano, pero necesitaban un líder. Y apareció un líder en la persona de Najshon hijo de Aminadav, el príncipe de la tribu de Iehudá. Liderando a su columna tribal, Najshon saltó al mar. Abriéndose camino a través del mar que se elevaba, las aguas primero le llegaron a la cintura, luego al pecho y a los hombros.
En el último momento, cuando las aguas le llegaron a las narices, el mar se partió y los hijos de Israel lo siguieron en el mar.
El Midrash cita varias razones por las que nuestros ancestros tuvieron el mérito de que se les partiera el mar. De acuerdo a al menos uno de nuestros sabios, las aguas se partieron debido al mérito de nuestros ancestros por la profunda fe y firme confianza de que D-os los protegería.
Todos los seres creados están sujetos al cambio. Los vientos soplan, las aguas fluyen, las plantas crecen, incluso las rocas están sujetas al desgaste. El hombre, también, está sujeto al cambio. La única constante en nuestro mundo siempre en evolución es D-os.
Sin embargo, el judío emula el carácter incambiable de D-os. Nuestra confianza implícita, nuestra certeza inamovible, nuestra creencia incambiable y fe absoluta en D-os manifiesta una medida del carácter inmutable de D-os. En otras palabras, cuando creemos, personificamos lo divino.
Cuando nuestros ancestros se enfrentaron a las aguas con fe implícita en D-os, las aguas vieron en ellos una medida de lo divino. Debido a que el ser creado no puede contradecir a su creador, las aguas, instintiva y espontáneamente retrocedieron ante la personificación de lo divino.
El Rey David escribió en el Salmo 114: “El océano vio y huyó”. Pregunta el Midrash: ¿Qué es lo que vio y de quién huyó? Vio la divinidad reflejada en el brazo en alto de Moshé, y huyó de su posición como un obstáculo en el camino de D-os.
La pregunta no es por qué las aguas se partieron, sino ¿por qué las aguas esperaron hasta que Najshon hiciera su acción arriesgada?
Las aguas estaban esperando a que el pueblo judío expresara su fe a través de la acción. No era suficiente que los judíos creyeran. El mar exigió una demostración externa de su fe.
La fe es una cualidad del alma. Existe dentro nuestro en todo momento. Incluso cuando negamos nuestra fe, nuestra alma continúa creyendo. Pero D-os no está satisfecho con la fe interna oculta. D-os nos desafía para que avivemos las llamas de nuestra fe ardiente pero silenciosa, y la pongamos de manifiesto.
La fe silenciosa está dormida. No puede impactar el mundo físico a menos que se exprese físicamente. Es debido a esto que las aguas esperaron. Esperaron a que nuestros ancestros dieran expresión física a su fe. Cuando Najshon salió resueltamente y expresó la fe que la nación llevaba dentro de sí misma, las aguas se abrieron enseguida.
Todo judío es capaz de alcanzar el pináculo de la devoción que Najshon alcanzó en ese momento. Cuando un judío resuelve hacer la voluntad de D-os haciendo caso omiso a los obstáculos, D-os provee una forma de superar los obstáculos.
Si estamos absolutamente determinados a cumplir Shabat, D-os encontrará una forma de hacerlo posible. Si estamos absolutamente comprometidos con ponernos tefilín cada mañana, D-os encontrará una forma de hacer que suceda. Si estamos absolutamente comprometidos a caminar en el camino de la Torá, D-os nos dará la fortaleza para hacerlo. Como el Mar Rojo, nuestros obstáculos retrocederán y nos permitirán un paso claro y sin impedimentos.
EL SHABAT
[El viernes Moisés le dijo al pueblo] “Mañana será un día de descanso, un Shabat sagrado para D-os.” (Shemot 16:23)
Esta es la primera mención explícita en la Torá de la obligación de observar el Shabat. Es apropiado que el Shabat sea introducido en conexión con el maná, dado que el Shabat y el maná comparten un propósito en común, subrayar nuestra completa dependencia de D-os como la verdadera fuente de todo sustento.
Creer que el esfuerzo humano es el único factor determinante de nuestro éxito, hace difícil justificar la renuncia a un día completo de ingresos. El no trabajar en Shabat es una afirmación clara de nuestra fe en el hecho de que el sustento está en manos de D-os y que nuestro trabajo no es más que un conducto a través del cual pueden fluir Sus bendiciones.
Ver Likutei Sijot, vol. 16, pág. 172 ff.
Shemot (Éxodo) 13:17 – 17:16
La cuarta sección del libro de Éxodo comienza con el momento después de que el Faraón “expulsa” (Beshalaj en Hebreo) a los judíos de Egipto. Los judíos viajan hacia el Monte Sinaí para recibir la Torá, pero son perseguidos por el Faraón y el ejército egipcio. D-os parte el Mar de Juncos, permitiendo a los judíos pasar a salvo y luego ahoga a los egipcios en él. Los judíos continúan hacia el Monte Sinaí, con D-os proveyéndoles milagrosamente de comida (maná) que caía del cielo y agua que manaba de una roca. Cuando están por llegar a su destino, los judíos son atacados por la nación de Amalek.
DE TAL PALO TAL ASTILLA
Cerca del año 1910, cuando el Rebe tenía apenas 8 años, Rabí Meir Bershtajer, un jasid que vivía en Iekaterisnoslav, cabalista, alumno del célebre Rashbatz (Rabí Shmuel Betzalel, maestro del Rebe anterior), era un visitante asiduo en la casa de Rabí Leví Itzjak Schneersohn, padre del Rebe. Durante esas visitas, que se extendían por horas, la charla se centraba en conceptos cabalísticos de la Torá.
Cierta vez, en medio de una de esas charlas, ingresó a la habitación de la Rebetzin Janá, madre del Rebe, y dejó al pequeño niño a cuidado de su ilustre esposo. En el curso de la conversación el visitante creyó ver que el pequeño Menajem Mendel prestaba atención y se sorprendió de que comprendiera sus términos.
Sorprendido, preguntó a Rabí Leví Itzjak si el niño realmente comprendía lo que se hablaba, a lo que éste respondió con toda sencillez: "con él, no se puede saber..."
TU B'SHVAT
¿Cuándo fue la última vez que le deseo Feliz Año Nuevo a un árbol? El día 15 del mes hebreo de Shevat (este año el domingo 9 de Febrero a la noche) es una gran oportunidad para hacerlo. Es conocido como Tu B’Shvat, el Año Nuevo de los Árboles.
¿Por qué los árboles celebran su Año Nuevo mucho después que nosotros? Tiene que ver con la temporada de lluvias en Israel, que comienza con la festividad de Sucot. Toma cuatro meses para que las lluvias saturen el suelo, nutran los árboles y los hagan producir frutos. Esto es importante saberlo si usted está planificando dar diezmos de sus frutos como se hace en la Tierra de Israel, porque los diezmos requeridos varian de año en año. Es también importante si usted es un árbol y busca algo que celebrar.
Nosotros los seres humanos también podemos celebrar con los árboles. Después de todo, la Torá dice que “El hombre es un árbol del campo”. Somos nutridos por raíces profundas, que vienen desde Abraham y Sara; nos extendemos hacia los cielos mientras estamos parados firmemente en la tierra; y cuando hacemos todo esto bien, producimos frutos que benefician al mundo, es decir, nuestras buenas acciones.
Observancias Tradicionales:
Coma alguna fruta este día. Mejor si puede conseguir algunas de las frutas por las cuales es famoso Israel: aceitunas, dátiles, uvas, higos y granadas.
La bendición de la fruta:
Baruj atáh Ado-nai Elo-hei-nu melej haolam, borei pri haetz.
Bendito eres Tu, Señor D-os Nuestro, Rey del Universo, que creas el fruto del árbol.
Si prueba una fruta por primera vez en la estación, recite la bendición de Shejeianu antes de decir la bendición de la fruta:
Barum atah Ado-nai, Elo-hei-nu melej haolam, shejeianu, vekiemanu, vehigianu lizman hazeh.
Bendito eres Tu, Señor D-os Nuestro, Rey del Universo, que nos otorgó vida, nos sustentó y nos permitió llegar hasta esta ocasión.
Algunos tienen la costumbre de comer arvejas. El maestro kabalista Arizal solía comer ¡quince tipos de frutas este día!
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