Como todos los años desde 2006, en pocos días será el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto.
La Comisión Permanente de nuestro Poder Legislativo realizará la sesión especial de homenaje el martes 29 de enero a las 10 hs. Todos vamos a estar allí el 29 de enero. Porque nos importa a todos, porque el recuerdo y el #NuncaMas es lo que nos queda. Los sobrevivientes van muriendo y nosotros somos los que seguiremos contando la historia.
A continuación, seleccionamos frases de Elie Wiesel relacionadas con el Holocausto.
El deber del superviviente es dar testimonio de lo que ocurrió, (...) hay que advertir a la gente de que estas cosas pueden suceder, que el mal puede desencadenarse. El odio racial, la violencia y las idolatrías todavía proliferan.
"¿Por qué estamos aquí? " Es la pregunta más importante a la que debe enfrentarse un ser humano. (...) Creo que la vida tiene significado a pesar de las muertes sin sentido que he visto. La muerte no tiene sentido, la vida sí.
¿Pero hay esperanza? ¿Hay esperanza en el recuerdo? Tiene que haberla. Sin esperanza, el recuerdo sería morboso y estéril. Sin recuerdo, la esperanza estaría vacía de significado, y por sobre todo, vacía de gratitud.
(...) Recordemos a los que sufrieron y perecieron en ese entonces, a los que cayeron con armas en sus manos y a los que murieron con oraciones en sus labios, a todos los que no tienen tumbas: nuestro corazón sigue siendo su cementerio.
Lo contrario del amor no es odio, es la indiferencia. Lo contrario de la belleza no es la fealdad, es la indiferencia. Lo contrario de la fe no es herejía, es la indiferencia. Y lo contrario de la vida no es la muerte, sino la indiferencia entre la vida y la muerte.
(...) Por la tarde, nos pusieron en fila. Tres prisioneros trajeron una mesa e instrumentos médicos. Con la manga del brazo izquierdo levantada, cada uno debía pasar delante de la mesa. Los tres "antiguos", agujas en mano, nos grabaron un número en el brazo izquierdo. Yo me convertí en A-7713. En adelante no tendría otro nombre.
Caminamos. Puertas que se abrían y se cerraban. Continuábamos caminando entre las alambradas electrificadas. A cada paso, un cartel blanco con un cráneo negro que nos miraba. Una inscripción: ¡ATENCIÓN! PELIGRO DE MUERTE. Qué burla: ¿Había aquí un solo sitio en que no se estuviera en peligro de muerte?