"¡Tenes que escribir!" "Es un crimen que no escribas algo cada semana para el público."
"Te llevará máximo media hora por semana."
Y bueno, acá estoy; escribiendo estos renglones, como un nuevo desafío personal para este nuevo año que recién comenzamos. Espero que les guste y les sea útil de alguna manera, escucharme -leerme- "pensar en voz alta".
Resulta que la otra noche, en una Sucá con amigos, mientras compartíamos el tiempo, anécdotas y.. la vida misma, una ficha me cayó mientras leía el recipiente que contenía el tabaco de la narguile que alguno por allí estaba fumando. "Fumar mata" decía el pote. Claro está que esa frase la vi muchas veces, y de hecho es la razón por la cual nunca probé fumar nada, pero esa noche leyendo esas grandes y negras letras, de repente se me aclaró un concepto halájico-jasídico, que hace tiempo había estudiado.
Introducción: en el año ´88, días después del fallecimiento de su esposa, la Rabanit Jaia Mushka Schneerson, de sagrada memoria, el Rebe de Lubavitch enseñó algo a las miles de almas alrededor del mundo que buscaban consolarlo y consolarse por la pérdida.
El Rebe habló sobre la frase bíblica que lee, "y los vivos lo tomarán al corazón" y explicó que esto significa que cuando los vivientes quieren honrar y perpetuar la vida de un ser querido fallecido, deben hacer algo concreto, real, para que ese sentimiento tenga impacto aquí abajo entre y para los que quedamos con vida.
Para ilustrarlo desde un punto de vista legal, el Rebe citó las palabras de Maimonides, en su libro de leyes "Mishné Torá" donde explica que para que uno transgreda la prohibición bíblica de incinerar algo en Shabat, "tiene que (por lo menos) precisar usar las cenizas" que quedan después de haber quemado el objeto en cuestión. Porque quemar por quemar, para hacer fuego, para hacer humo y después no dejar nada atrás, no está considerado un acto concreto y real. Y en Shabat debemos abstenernos de ciertos actos reales y concretos, no de "pseudo-actos".
Entonces lo mismo aplica, siguió el Rebe, a los sentimientos que no dejan huella concreta aquí abajo. Debemos asegurarnos que las profundas y elevadas emociones que sentimos y vivimos en momentos como estos, no queden únicamente en el ámbito espiritual de nuestro ser y nuestra existencia, sino que deben traducirse en actos concretos y reales, deben "dejar cenizas" como evidencia y propósito.
Y ahí me cayó la ficha en la Sucá. Fumar mata. "Fumar", o sea hacer humo, sentirse bien o emocionarse por algo, no es algo que necesariamente genere vida o logre algún cambio concreto y positivo. Sentimientos y emociones sirven siempre y cuando uno se empeñe para asegurase que se traduzcan con un propósito mas concreto, produciendo algo que perdure en el tiempo, mejorando la vida de uno y de quienes lo rodean. Humo viene y se va. Chau. Cenizas quedan.
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Estamos ahora cerrando el mes de Tishrei, el mes de los jaguim. Rosh Hashaná, Iom Kipur, Sucót y Simjat Torá, todos momentos únicos y vivencias supercotidianas que al terminar e irse nos pueden dejar en uno de dos estados:
Opción A: ¿Y ahora qué? ¿Cómo sigue esto? ¿Fue todo humo? ¿Ya está? ¿Volvemos a la vida de siempre como si nada? ¡Qué lástima! Y bue, ¡es lo que hay! Lindas vivencias tuvimos. ¡Esperemos tenerlas de nuevo el Tishrei que viene!
Opción B: ¡Que impresionante lo que vivimos este mes! Rosh Hashaná! Iom Kipur! Sucot! Simjat Torá! Uau! Ahora a desempacar cada una de estas emociones vividas y sus mensajes, para tomar nuevas resoluciones concretas para que este nuevo año sea uno mucho mejor. Que no sea un Tishrei que "hizo humo" y se fue, sino uno que "dejó cenizas" y el efecto se notará en mi vida cotidiana a partir de hoy.
Fumar, no es vida.
Quiera Di-s y aprovechemos todo el año las bellas "cenizas" que nos deja el mes de Tishrei y entonces veremos uno lleno de bendición y éxito. Que así sea. Amen.