Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Así usa Hamas a la población palestina para sus propios intereses


Tanto en la parte armada y política, como en la económica

La ya tradicional protesta palestina de los viernes frente a la cerca fronteriza entre la Franja de Gaza e Israel, terminó esta vez, según fuentes palestinas, con dos jóvenes palestinos muertos y 66 heridos por disparos de Israel.

No sabemos con exactitud qué habían hecho estos jóvenes, si ellos mismos participaron en la violencia, si les pegó una bala perdida, si rebotó una bala dirigida a otros. Sea como sea, es una tragedia que jovencitos terminen su vida tan prematuramente. Y es cierto que el uso de fuerza letal debe ser el último recurso. Pero la pregunta de fondo, que a nuestro criterio es la central, es por qué se llega a esa situación, por qué Israel terminó abriendo fuego.

Los soldados israelíes que dispararon no estaban dentro de Gaza. No estaban del lado palestino de la frontera. Estaban de su lado, cuidando territorio israelí.  Pero Hamas organizó, como tantas otras veces, tumultos violentos en los que participaron 6200 personas, azuzados por los terroristas que los gobiernan, que les mienten sobre “retorno” y “liberación” (de los únicos que tienen que liberarse es de Hamas que los gobierna desde junio del 2007, sin que haya ni un soldado israelí dentro de Gaza), y los usan para crear un teatro con fines políticos que no logran nada que no sea dañarlos.

Los palestinos sostienen que lo que hubo este viernes y hay siempre desde hace 73 semanas, fueron “manifestaciones pacíficas” mientras que Israel afirma que se trata claramente de provocaciones violentas. El nivel de violencia de todos estos viernes no es siempre el mismo y depende de las circunstancias puntuales según las cuales Hamas decide si le conviene presionar o aflojar. Está demostrado ya en el terreno que cuando a Hamas le conviene “moderar” o hasta cancelar, lo ha hecho. Cuando quiere aumentar el nivel de roce, lo hace: organiza ómnibus desde distintos puntos de la Franja para que trasladen a la gente a la frontera, directo de los rezos en las mezquitas, presiona, paga. Todo bajo el mentiroso lema incitador de “Marchas del retorno”, ¿Retorno adónde? Al territorio soberano de Israel que está del otro lado de la frontera y que Hamas considera “ocupado” porque no reconoce la existencia misma de Israel.

Este viernes, fue uno de esos en los que Hamas quiso intensificar la violencia. Enseguida explicaremos por qué. Primero, la descripción de los hechos según detalló un comunicado de las Fuerzas de Defensa de Israel, lo cual evidentemente no se cuenta de fuentes palestinas.

Durante los tumultos violentos, fueron lanzadas numerosas granadas, cargas explosivas y botellas incendiarias tanto hacia la cerca misma como hacia las tropas estacionadas del otro lado cuidando la frontera. Hubo numerosos intentos de romper la cerca fronteriza, que es la que separa Gaza del territorio soberano de Israel. Esas son agresiones al lado israelí, protagonizadas por numerosos terroristas que no visten uniforme, que se mezclan con los civiles mismos, a los que azuzan  a tratar de romper la cerca. ¿Acaso Israel tiene que permitirlo? ¿Tiene que cerrar los ojos cuando del otro lado, desde donde no se esconde la intención de ataque y agresión, intentan cruzar a territorio israelí con malas intenciones? No, no debe hacerlo. No se lo puede permitir.

En esta situación, con tumultos multitudinarios y la violencia descripta, sólo una gran contención de los soldados israelíes puede explicar que la jornada no termine con decenas de muertos.

La extorsión económica de Hamas

Hay una razón muy clara por la que ahora Hamas tiene interés en agitar la situación nuevamente. Se trata de algo que reveló este viernes Gal Berger,  cronista de asuntos palestinos en la radio pública israelí KAN.

Como es sabido, hace ya meses que con autorización de Israel y coordinación con sus autoridades, el enviado de Catar Muhamad al –Amadi entra a la Franja de Gaza con decenas de millones de dólares, tanto para pagar 100 dólares a 100.000 familias palestinas necesitadas  como para cubrir parte de los sueldos de los funcionarios públicos palestinos que la Autoridad Palestina ya no paga, por su división con Hamas. Pero Al-Amadi quería pasar a un modelo comercial, no para que Catar gane dinero sino para que los palestinos produzcan y tengan ganancias, para que se aplique el conocido concepto de “no regalar peces sino dar cañas y enseñar a pescar”. El problema es que Hamas exigió quedarse con gran parte de las ganancias, lo cual fue rechazado por el enviado catarí.

Según fuentes palestinas que hablaron con el mencionado periodista israelí, el enviado de Catar estaba planeando construir en Gaza una gran finca de cultivo de verduras de alta calidad (pepinos baby, tomates cherry y pequeños ajíes) que podrían ser vendidas a distintos mercados en el exterior como un producto catarí. Al- Amadi iba a destinar millones de dólares al programa.  Hamas había destinado originalmente el terreno necesario para ello, pero exigió recibir gran parte de las ganancias, lo cual fue rechazado por Catar.

Esto nos recuerda las numerosas ocasiones en las que Hamas se apropió de ayuda humanitaria a Gaza para sus propios fines, en materiales de construcción usados para túneles terroristas, no para escuelas o clínicas médicas.

Quizás está de más recordarlo, pero por las dudas lo reiteramos: gran parte de la problemática económica de Gaza deriva del hecho que Hamas no dedica sus fondos a la población por la que supuestamente es responsables desde que tomó el poder por la fuerza hace ya más de 12 años, sino a su infraestructura armada. Otra parte deriva de las restricciones impuestas por la Autoridad Palestina, a raíz de su conflicto de poder con Hamas.

Otro informe de Gal Berger en KAN reveló que fue cancelado el proyecto de la corporación Pepsi que tenía planeado instalar en Gaza una línea de producción para los aparatos de la compañía israelí Sodastream (que Pepsi compró hace un año). Decenas de palestinos, que ya habían sido capacitados para el trabajo, estaban listos para iniciarlo, pero el contratista palestino local no estaba dispuesto a trabajar en las condiciones determinadas por la empresa, transparencia y sueldo mínimo a sus empleados.

Una buena situación económica, no es garantía absoluta de paz y tranquilidad, aunque por cierto ayuda a mantener la calma. Pero cuando en el poder hay terroristas que no velan por la población sino que la usan para sus fines, eso  es receta segura para problemas.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(7 de Septiembre de 2019)

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