El complejo resumen de una temida jornada
Es simbólico que mientras escribimos estas líneas, llega un comunicado del ejército informando que las alarmas sonaron en la zona de Eshkol, adyacente a la frontera con Gaza, que se oyeron estallidos en la zona y que la razón eran cinco cohetes disparados desde Gaza hacia territorio israelí.
Es como aquella caricatura que vimos años atrás, de un terrorista junto a un lanzacohetes cuando su jefe le anuncia que en ese momento entra en vigencia el alto el fuego. Con un gesto como de niño que suplica dice “uno más y nada más”.
Y nadie puede confirmar que así sea.
“Temida jornada” decíamos, porque los escenarios posibles que se vislumbraban eran complejos, podrían haber sido extremadamente violentos y terminado con numerosos muertos, lo cual no habría sido positivo para nadie. Esta vez, ni siquiera para Hamas-que suele usar la muerte de palestinos como arma de presión contra Israel-pero que ahora tenía motivos para intentar minimizarlas.
El primer aniversario de las así llamadas “marchas del retorno” pasó mucho mejor de lo pensado, porque los mediadores egipcios lograron transmitir a Hamas el mensaje central: si hay violencia, Israel no accederá a ninguna de sus condiciones y hasta es probable que lance un operativo militar amplio contra la organización en la Franja de Gaza.
Hamas pudo constatar directamente los preparativos del lado israelí y comprender al parecer que no era un mero truco para presionar, sino que en el terreno se habían apostado tropas prontas para cualquier eventualidad.
Aunque todavía no se lo puede dar por concretado formalmente, lo que se ha publicado hasta ahora es que podría ser inminente un acuerdo entre Israel y Hamas por un prolongado tiempo de calma, en cuyo marco Hamas detendría todo tipo de violencia-no sólo cohetes y misiles sino también globos explosivos y las detonaciones sobre la frontera todas las noches- a cambio de ciertas medidas económicas del lado israelí destinadas a aliviar la situación interna en Gaza.
Entre ellas, según lo publicado por los medios israelíes: se permitiría que Catar entregue mensualmente 40 millones de dólares a Hamas por mes para pagar sueldos y otras necesidades, se permitiría el ingreso de materiales de uso dual bajo supervisión de la ONU para proyectos concretos, se ampliaría la zona permitida de pesca frente a la costa de Gaza, volverían a abrirse los pasajes fronterizos Erez y Kerem Shalom clausurados a raíz del disparo de un misil días atrás a la zona del Sharon y se abastecería más cantidad de combustible que permitiría a la población tener más horas de electricidad por día.
Cabe esperar aún la confirmación y ver si, aún cuando se pacta, Hamas cumple su parte de poner fin a todo tipo de violencia.
Lo claro es que cuando Hamas quiere-no por buena voluntad, sino porque decide que le conviene-puede. Cuando hace una semana decidió que no hay marchas de protesta, pues no hubo. Este sábado decidió que había que minimizar la violencia, por las advertencias egipcias, y lo hizo, aunque la jornada no estuvo exenta en absoluto de incidentes en los que palestinos intentaron derribar la cerca fronteriza y lanzaron cargas explosivas hacia Israel. Por eso hubo casos de disparos, en los que murieron 2 palestinos.
Una táctica interesante usada por Hamas para alejar a la gente a 300 metros de la cerca fronteriza, tal cual exigía Israel, fue aclarar a la gente que quien muera por disparos de Israel estando a más de 300 metros de la cerca, sería declarado “shahíd”, o sea “mártir” (lo cual también significa que su familiar recibirá mensualmente un pago por él), mientras que quien muera a menor distancia, no sería declarado como tal.
En resumen, Hamas sabe perfectamente maniobrar de acuerdo a lo que le conviene. Y es suya la responsabilidad absoluta por todo lo que ocurre en Gaza.
Suya es también la responsabilidad por la tragedia de la población civil, incluyendo a los niños de la Franja. Este sábado, soldados israelíes detectaron a dos niños de 8 años que habían logrado cruzar la cerca entre Gaza e Israel llevando un cuchillo. Los niños contaron que lo habían hecho para ser detenidos y llevados a prisión. Si bien no está claro si los forzaron a hacerlo o ellos lo hicieron para huir de la vida en Gaza, la responsabilidad es del gobierno de la organización terrorista, que no vela por su gente sino que la usa para la violencia.
Y volviendo a lo que se ha filtrado hasta ahora acerca de los elementos que compondrían el acuerdo entre Israel y Hamas…
Claro está que si realmente se cumple y la población del sur vive en paz y tranquilidad, eso es sumamente importante. Además, es bueno no largarse a la guerra cuando hay alternativas. Y en esto, el gobierno ha sido muy responsable.
Pero debo reconocer que me resulta repugnante leer los puntos que habría aceptado Israel. Y la razón no es que nos opongamos a mejorar la situación interna en la Franja de Gaza. Al contrario. Estamos convencidos que es clave poder separar entre los civiles y los terroristas. Además, cuanto mejor estén los vecinos, mejor puede estar Israel y más probable es que haya estabilidad.
Pero el problema es que las dificultades internas en la Franja de Gaza, no son culpa de Israel sino de los propios palestinos, pero ahora Israel tiene que intervenir aliviándolas –aunque eso ineludiblemente será presentado por Hamas como una “victoria”- a cambio de su propia seguridad, por la que no habría que pagar nada.
No habría bloqueo si no fuera por el terrorismo exportado desde Gaza por Hamas. No habría limitaciones a qué entra y qué no, si no fuera por el terrorismo de Hamas. La lista de elementos “de uso doble” que ahora al parecer se abriría, es de productos que pueden ser usados por ejemplo para agricultura pero también para preparar explosivos. O sea, que también aquí el origen de la limitación, es el mal uso que hizo Hamas de lo que recibía, hasta que Israel decidió prohibirlo. El cierre de los pasajes se debió al disparo de misiles, o sea que sin misiles, no había cierre. Lo mismo respecto al hecho que trabajadores de Gaza ya no salen a trabajar en Israel. ¿Por qué Israel tiene que arriesgarse a fronteras abiertas si del otro lado hay una entidad terrorista que usa a su gente para atacar a Israel?
¿Y el combustible para que haya más horas de electricidad por día? Claro que queremos que los palestinos de Gaza vivan con normalidad, y la electricidad es parte de ello. Pero no estaría de más recordar que los cortes al respecto son resultado de las restricciones impuestas por la Autoridad Palestina desde Ramallah-que es la que paga por el combustible-en el marco de la puja interna con Hamas.
Y la verdad, sería interesante imaginar qué diría Netanyahu si fuera hoy jefe de oposición y sus adversarios estuvieran en el gobierno, aceptando todo lo que él –al parecer-está aceptando darle a Hamas. No hay duda que la calma del sur vale mucho. Pero indudablemente, si lo que se está haciendo el gobierno de Netanyahu ahora en los contactos con Egipto lo hiciera un gobierno de centroizquierda, se le estaría acusando de rendición ante el terrorismo. ¿O no?
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(30 de Marzo de 2019)
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