Las mentirosas deformaciones del Embajador de Irán
Bajo el título de “Irán y el Orden Internacional”, se publicó en el diario “El Observador” una nota escrita por el Embajador iraní en Uruguay Abolfazl Pazandideh, con motivo de los 41 años de la revolución islámica que se señalan hoy 11 de febrero. Cabe recalcar que no es la opinión del diario sino un artículo del mencionado diplomático.
No entramos en las consideraciones de “El Observador” para publicarla y nos atrevemos a estimar que dado que el embajador no agrede a nadie personalmente ni menciona siquiera a ningún país en particular en sus duras críticas, nuestros colegas consideraron que no hay problema. En este punto, estamos especulando ya que no hemos hablado sobre el particular con ningún colega del periódico.
El problema es el contenido de la nota, una deformación absoluta de la realidad, una sarta de mentiras, inventos y falsedades, que no sorprenden viniendo del régimen iraní.
“Las principales demandas del pueblo iraní fueron independencia, libertad y la república islámica”, dice el autor, analizando las raíces de la revolución islámica en su país. Libertad, sí, ya que el régimen del Shah Reza Pahlevi, lejos estaba de ser una democracia liberal. República islámica, no. Esa no era la exigencia del pueblo iraní. De una parte, sí. De aquellos que tomaron las calles violentamente, que impusieron la revolución para derrocar al Shah y para traer a su líder, el Ayatollah Ruollah Khomeiny del exilio en París. Pero quienes querían cambios en el régimen autoritario anterior-aunque el diario vivir del ciudadano promedio era muchísimo más libre que el del iraní promedio hoy-no querían en absoluto cambiarlo por una dictadura islámica que mata homosexuales y tortura presos políticos en las cárceles.
El embajador señala que por ser Irán rico en recursos naturales y por su ubicación geográfica estratégica, “desde los primeros días de la revolución del 79 y hasta el día de hoy, se han puesto en marcha diversas formas de obstrucciones y esfuerzos por algunos países para destruir las tres demandas del pueblo iraní”. Lo que impidió que el pueblo iraní viva en libertad, fue el régimen que secuestró al país y la ciudadanía. Fue un régimen que presentándose al comienzo como liberador, trabajó codo a codo con comunistas y diferentes opositores al régimen del Shah, hasta que se sintió fuerte, seguro en su posición, y los asesinó a todos. Mató a las fuerzas que originalmente habían colaborado para derrocar a Pahlevi, comprendiendo que sería sólo cuestión de tiempo hasta que captaran la naturaleza del nuevo régimen y se volvieran contra él.
Es bastante increíble leer que un diplomático iraní alegue que otros países dieron “apoyo a terroristas para atacar a diversos estratos de la nación iraní”. O sea, si estuviera escribiendo en un país imaginario en otro universo….en fin...pero ¿en Uruguay? ¿En Uruguay donde es imposible que alguien haya olvidado aquella mañana del 18 de julio de 1994 cuando una bomba destruyó la AMIA en la vecina orilla matando a 85 argentinos y dejando a más de 300 heridos , en un atentado ordenado por Irán? Y tiempo antes, el 17 de marzo de 1992, el primer atentado, también organizado por Irán, contra la Embajada de Israel en Buenos Aires, en el que murieron 22 civiles-algunos diplomáticos israelíes y el resto, la mayoría, ciudadanos argentinos- y más de 200 resultaron heridos. ¡Por favor!
El régimen islamista de Irán creó casi inmediatamente después de instalarse en el poder, la Guardia Revolucionaria, encargada de difundir la ideología de la revolución islámica, cuya fuerza Al Quds es la responsable de la organización de actividades armadas fuera de las fronteras de Irán. Léase, intentos abiertos de desestabilizar a regímenes vecinos para imponer su voluntad y control, a través de todo tipo de acciones violentas. Ha habido atentados terroristas iraníes en territorio europeo, numerosos intentos frustrados a tiempo, y sigue habiendo un continuo apoyo a organizaciones terroristas que funcionan como el brazo de Irán en distintos lares, para servir a sus intereses. Eso ha cobrado la vida de mucha gente en Oriente Medio, en su enorme mayoría musulmanes.
El embajador condena lo que presenta como “terrorismo económico llegando hasta que se prohíba la importación de medicamentos para niños enfermos iraníes”. ¿Cuestión de semántica? Las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos para tratar de obligar a Irán a negociar un nuevo acuerdo nuclear que no esté basado en las mentiras en las que se basó el suscripto en julio del 2015, claro que han provocado serios aprietos económicos en Irán. Pero el problema central son las prioridades del régimen, que prefiere gastar fortunas en la guerra en Siria, en Yemen, en armas y misiles que trata continuamente de hacer llegar a Hezbola en Líbano, en lugar de atender las necesidades del pueblo iraní. En las manifestaciones en Irán, que con altibajos se registran cada tanto en los últimos años, entre los distintos cánticos de los opositores, se oía no sólo ataques al líder supremo Khamenai y al régimen en general, sino también críticas al dinero gastado en apoyar terroristas en el exterior.
Debíamos una aclaración del párrafo anterior: el acuerdo nuclear estaba basado en mentiras, porque Irán aseguró a la comunidad internacional que su programa nuclear estaba destinado únicamente a fines civiles, científicos, médicos, energéticos, pero en el archivo nuclear secreto de Irán al que el Mossad israelí logró llegar, hay pruebas contundentes de lo contrario, de lo que se conoce como “la dimensión militar”. Ya habían estado experimentando aspectos relacionados al desarrollo de una bomba atómica. De isótopos para medicina, poco y nada.
Habrá quienes se pregunten por qué Irán no puede tener armas nucleares “si Israel también las tiene”. El mundo presume que Israel las tiene, nadie lo puede constatar directa y fehacientemente-nosotros tampoco- e Israel mismo ni confirma ni desmiente porque la política de la “nebulosa” sirve como elemento disuasivo. Mientas haya enemigos que proclaman su deseo de eliminar a Israel, que crean que Israel es una potencia nuclear.
Pero aquí está el tema central, la diferencia. Irán es el único país del mundo que amenaza con exterminar a otro país miembro de la comunidad internacional, el Estado judío. Y mientras no lo puede hacer, apoya constantemente a aquellos enemigos de Israel que claro que no lo pueden destruir, como Hamas, Jihad Islámico, pero que pueden tratar de hacerle la vida más difícil. Apoyan no sólo ideológicamente, sino con dinero contante y sonante…como ese que podría ayudar a los niños iraníes enfermos, que segura y lamentablemente también los hay.
Nos hizo gracia uno de los ejemplos que aparecen en la nota como supuesta muestra de los intentos de algunos países, a los que no menciona, de impedir el éxito de los ideales de la revolución islámica: “Asesinar al máximo comandante iraní mientras se hallaba en misión oficial en otro país”. Se refiere evidentemente al operativo en el que Estados Unidos mató el 3 de enero de este año al General Qassem Soleimany, jefe de la fuerza Al Quds, en Irak. ¿Por qué me hizo gracia? Por lo de “misión oficial”. O sea…misión oficial es un término que se nos ocurre usar para algo respetable. Digamos…una visita de Estado a un país amigo, una negociación formal para resolver una disputa entre dos países vecinos, un viaje para firmar un acuerdo bilateral….Pero lo que hacía Soleimany en Irak, era reunirse con los jefes de la milicias pro-iraníes en relación a los constantes intentos desestabilizadores en la zona, aspirando a seguir incidiendo en Siria, a los esfuerzos por hacer funcionar un corredor que conecte Irak con Siria y de allí a Líbano para pasar misiles a Hezbola, y también para poder disparar en caso de así decidirlo, desde Irak hacia Israel, por dar sólo algunos ejemplos.
“Los ejemplos mencionados arriba”, dice el embajador casi al final de su nota, “ilustran claramente el hecho que el gobierno y la nación iraníes son una de las principales víctimas de los actos terroristas, de las actitudes contrarias a los derechos humanos y la carta de la ONU”. Para ser exactos, hay que corregir. Es fácil. Simplemente se saca “el gobierno”, se cambia algún plural por singular y se agrega “de su propio régimen”. Quedaría así: “La nación iraní es una de las principales víctimas de los actos terroristas, de las actitudes contrarias a los derechos humanos y la carta de la ONU, que comete su propio régimen”.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(11 de Febrero de 2020)
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