Escribo estas líneas horas después de la reunión urgente de la Liga Árabe en El Cairo en la que adoptando la postura terminante del Presidente palestino Mahmud Abbas, este foro regional rechazó el plan de Trump.
Sinceramente, escuchar el discurso de Abbas, más que enojo nos inspiró pena. Por el “no” constante que no permite avanzar hacia una solución, por esa visión obtusa del todo o nada, por esa actitud que claro que influye también sobre Israel, pero que más que nada, estanca a los propios palestinos en una encrucijada de la que no pueden salir.
Los palestinos necesitan un Ben Gurion, un líder que sepa mirar hacia adelante, que sepa ser pragmático por el bien de su pueblo, tal como lo fue en 1947, cuando el Estado que se ofrecía a los judíos era mucho menor que sus aspiraciones. Ben Gurion comprendió que si no acepta lo que ofrecía la ONU (el plan conocido como la Partición, aprobado el 29 de noviembre de 1947 en la Asamblea General), se corría el riesgo de no tener otra oportunidad. El liderazgo sionista aceptó, y pudo fundarse el Estado de Israel. Los árabes lo rechazaron y se lanzaron a la guerra contra Israel.
Los palestinos siempre rechazan, creyendo que las propuestas posteriores serán mejores, tal cual sucedió varias veces, hasta que cambió el rumbo de la historia y ahora están en problemas, dado que claro que se les ofrece menos que antes.
En la reunión en El Cairo, el Presidente Abbas mostró a los presentes una serie de mapas. Para quien no conoce la historia y sólo compara las zonas marcadas en verde, correspondientes a “Palestina”, según dice, es natural que la reacción sea de estupor . ¿Tanto se fue reduciendo el territorio palestino? ¿Tanto le quitó Israel? Esa es la lectura que los palestinos lograron transmitir al mundo, inventando una verdad alternativa a la realidad.
Una imagen vale más que mil palabras, afirma el conocido dicho popular. Pues bien, a veces las imágenes, si son mal manipuladas, mienten.
En la secuencia de mapas mostradas por Abbas, aparece primero el mapa con “el 100% de Palestina” (recordemos que en realidad, Palestina incluía mucho más, pero ya fue dividida en 1921 cuando los británicos separaron parte para crear el Reino deTransjordania). Es ineludible aquí, recordar que el término Palestina no tiene nada que ver con los árabes palestinos. Fue el nombre que el imperio Romano dio a Judea (la tierra de los Judíos), en el siglo II, para vengarse por su rebelión contra Roma. Pretendió con ello que se olvide el vínculo histórico de los judíos con su tierra ancestral. Para elegir el nombre se inspiró en los filisteos, un pueblo del mar que había llegado a esas tierras mucho antes. El cambio de nombre, de Judea por Palestina, fue-como decíamos-en el siglo II, o sea 5 siglos antes de que lleguen árabes por primera vez a las latitudes de las que estamos hablando, 5 siglos antes del nacimiento del Islam.
Esto, para comprender ante todo el término Palestina.
Volvamos a los mapas.
El segundo mapa que aparece en la serie mostrada por Abbas, el de la propuesta de 1947 (que fue rechazada) dice 44%, o sea que el territorio sugerido para el Estado árabe, palestino, sería ese porcentaje del 100%mostrado en el primer mapa.
Tercera etapa: el 22% (que los palestinos mencionan asiduamente) que les quedó tras la creación de Israel, hasta la guerra de los Seis Días en 1967, o sea Cisjordania y la Franja de Gaza. Y finalmente, la propuesta actual (aunque el mapa que mostró es incompleto), que constituye, dice,sólo el 15% de Palestina.
Lo que Abbas hizo este sábado y los palestinos suelen hacer muy a menudo al decir que “ya fue una gran concesión de nuestra parte aceptar el 22% de Palestina, Cisjordania y Gaza, pero ahora quieren que nos quedemos con menos aún”, es deformar la historia. Es dar a entender algo que no es cierto, porque está basado en una distorsión.
El tema clave de fondo aquí es explicar que cuando se habla del mapa de Palestina, la referencia no es en absoluto a un Estado palestino, que jamás existió. Era el territorio gobernado por el Mandato Británico , que jamás había sido una entidad independiente de los árabes palestinos. Nunca. Diferentes potencias extranjeras habían ocupado la zona…el imperio Otomano estuvo 400 años y luego el Mandato Británico en la Palestina histórica, un nombre que por todo lo explicado más arriba, no tiene relación ninguna con los árabes.
Es cierto que el primer mapa en verde era llamado en su totalidad Palestina, pero no era de los árabes palestinos, que nunca habían buscado siquiera la independencia. Era el territorio en el que vivían árabes de Palestina y judíos de Palestina.Si los romanos no le hubiesen cambiado el nombre (cuando los árabes palestinos aún no existían), en la ONU la resolución 181 se habría llamado “la partición de Judea”.
El segundo mapa, de la partición de 1947, claro que destinaba al Estado árabe sólo parte del territorio, en una división que los árabes consideraban injusta. El problema central es que los árabes todos se opusieron porque no querían que se establezca un Estado judío en ninguna parte del terreno.
Lo que llaman “el 22% que les quedó”, Cisjordania y la Franja de Gaza, tampoco había sido jamás una entidad gobernada por los árabes de Palestina. Entre el año de la creación de Israel (1948) y la Guerra de los Seis días (1967), Cisjordania estaba en manos del Jordania y Gaza en manos de Egipto. Los árabes perdieron esos territorios cuando atacaron a Israel en junio del 67. Al repeler la ofensiva, Israel conquistó esas zonas. Y cuando poco después de la guerra Israel ofreció retiradas a cambio de paz, la respuesta del mundo árabe fue uniforme, desde la conferencia llevada a cabo en Khartoum, Sudán: “No a la paz con Israel, no al reconocimiento de Israel, no a negociaciones con Israel”. Muchos años después, rechazaron nuevas propuestas. Las más conocidas: el plan Clinton, el del Premier laborista Ehud Barak y el del Premier Ehud Olmert, sucedidas luego por las del Secretario de Estado norteamericano John Kerry
El territorio árabe palestino se fue reduciendo, pero no porque hayan tenido algo en la mano y los judíos se lo sacaron sino porque nunca aceptaron ser los soberanos en la tierra que se les ofrecía, esperando que más adelante se les ofrezca más. Y así se llegó al último mapa, producto del enfoque de una administración norteamericana dispuesta a cambiar el paradigma, a cantar algunas verdades respecto a la historia del conflicto israelo palestino, distintas de las que los palestinos han intentado fijar durante décadas como única verdad.
Las críticas a Trump por muchas de sus actitudes en los últimos años y por su estilo en general, no hacen perder de vista que el plan que lleva su nombre, comprende la narrativa de Israel en el conflicto y no abraza mentiras históricas sobre cómo se ha llegado al punto actual.
Esto no apunta ni a dar loas al plan, que tiene muchos problemas, ni a abrazar el planteamiento del plan hecho por Netanyahu y la derecha israelí, que quisieran anexar ya territorios a Israel, no como parte de un paquete que incluya la creación de un Estado palestino. Pero sí apunta a que se conozca la verdad histórica. Los hechos ocurrieron de un modo y no de otro. Por más impactantes que sean los mapas, no pueden ocultar la verdad.
Yo quisiera que surja un David Ben Gurion palestino para que le haga ver eso a su propio pueblo. Para que al fin, realmente, tengan un Estado soberano, que viva en paz con Israel.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(1 de Febrero de 2020)
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