“Este es mi país y yo también quiero aportar”.
El Teniente Jabar Eyada (25) de la localidad Beit Zarzir en el norte de Israel, habla con entusiasmo. Cuenta sobre su servicio militar, sobre las etapas que ha pasado, los amigos que ha hecho y lo importante que siente es lo que hace, e irradia una energía contagiosa. Es que transmite convicción en lo bueno del paso que dio al decidir hace casi cinco años enrolarse en Tzahal, las Fuerzas de Defensa de Israel, aunque no tenía obligación ninguna de hacerlo. Pero con su padre , otros miembros de la familia y muchos más habitantes de su aldea como ejemplo, para él fue lo más natural.
Jabar, uno de los seis hijos de un ex rastreador en Tzahal, hoy ya jubilado, y su mamá ama de casa, no piensa aún dejar el ejército. Está feliz en el marco en el que hace su servicio-Iejidat hasiúr habeduit”-, o sea la unidad beduina de patrullaje. Se la conoce así porque numerosos de sus soldados son beduinos, pero incluye también soldados cristianos, árabes musulmanes no beduinos y judíos. En pocas semanas pasa ser vice comandante de un batallón y no descarta la posibilidad de continuar hasta que sea Capitán y tenga el cargo de Jefe del batallón. En el horizonte, está también la posibilidad de hacer un título superior o de enrolarse a la policía. Sabe que Tzahal lo ayudará en el camino.
Sobre todo esto, y más, es esta entrevista.
P: Jabar cuéntame un poco sobre tu enrolamiento y el lugar en el que estás sirviendo, conocido como el “gadsar habédui”, o sea una sigla en hebreo que significa el batallón de patrulla beduino.
R: Yo me enrolé como voluntario, al igual que los otros miembros de la unidad, salvo los drusos…
P: Que son la única minoría no judía que van al ejército por ley.
R: Así es. Pero ellos son la minoría en esta unidad. También los judíos, que en esta unidad están más que nada en la parte administrativa, aunque hay también algunos combatientes como yo. Justamente uno de mis pares, o sea un oficial que está en mi mismo cargo en otro de los batallones de la unidad, es judío.Llegó hace un mes a este cargo. Todos los demás, musulmanes, cristianos, beduinos, todos somos voluntarios.
P: ¿Por qué Jabar? ¿Por qué quisiste enrolarte?
R: Te cuento que en mi familia todos hicieron el ejército, también muchos en mi aldea. Y yo ya desde la escuela soñaba con hacer el servicio militar. Lo vi en mi familia, en mi padre, mis hermanos, muchos de mi aldea, y me pareció lo más natural. ¿Por qué no lo voy a hacer? Nací acá, soy parte del país, crecí aquí, estudié aquí, como y duermo aquí ¿por qué no?.
Decidí enrolarme y llegar lo más lejos que pueda. Fui a curso de oficiales, lo pasé muy bien, dentro de poco seré vice comandante de un batallón y me siento muy bien. Siento que vivo en el país, es mi país y tengo que servir para aportarle. No me sentiría bien viviendo aquí, donde hice mis estudios, donde crecí, sin dar una pequeña parte de mí al país.
P: ¿Y te has planteado una meta, adónde quisieras llegar?
R: A Capitán o Mayor. Dudo aún cuánto tiempo hacerlo. Primero seré vice Comandante de un batallón y quisiera luego ser Comandante. Tenía claro que quería ser oficial y lo logré. A veces pensé terminar y empezar otra etapa y al final decido quedarme porque me siento muy bien aquí.
P: ¿Cómo se combina la consideración nacional con el aspecto personal? Ya me explicaste la motivación que pasa por el ser parte, por querer aportar. Pero claro está que el ejército ayuda a madurar, enseña, te enriquece como persona y también prepara gente para la vida civil. ¿Dirías que las dos cosas se combinan cuando uno toma la decisión de presentarse como voluntario?
R: Concuerdo contigo plenamente. Antes del ejército había muchas cosas que no conocía. No sabía nada de los cristianos porque yo había estudiado en una escuela en la que éramos todos beduinos musulmanes. No había hablado nunca con un druso. Y recién aquí en el batallón tuve esa oportunidad. De judaísmo sí sabía porque donde yo vivo hay muy buenas relaciones con los vecinos judíos, pero claro que aprendí más. Aquí hablé con jóvenes de otras comunidades y aprendimos unos de los otros. Aprendí sobre el judaísmo, sobre los drusos y los cristianos, y todos nos sentimos conectados.
Si no hubiéramos hecho el ejército-me refiero a todos los que estamos acá- no nos habríamos conectado. Cada uno seguiría diciendo que es beduino, cristiano, druso, por separado, no parte de un todo, como ahora. En ese sentido este batallón es algo muy especial que no se ve en todos lados.
P: Cuando sales a casa ¿sientes que el país, la sociedad, son un reflejo exacto de lo que vives en el ejército? ¿O la plena inserción, el ser parte realmente, es más fácil en el ejército que en la sociedad civil?
R: Es cierto que el ejército te da cosas que si no haces servicio militar, las pierdes a lo grande. Pero ya en donde yo vivo, como te decía, tenemos vecinos judíos, siempre hubo mucho contacto. De todos modos está claro que hacer el ejército te da algo que no tiene quien no lo hizo. Y se siente que quien lo hace, recibe un abrazo muy grande.
P: ¿Nunca tuviste una experiencia negativa en tu condición de ciudadano israelí no judío, ninguna discriminación?
R: No, yo nunca pasé algo así.
P: Está claro que hacer el servicio militar te aporta cosas significativas. Pero a lo que yo iba antes con mi pregunta era a saber si ves diferencia entre lo que sientes y haces dentro del ejército y lo que sientes afuera, en la actitud de la sociedad.
R: Puede que haya a veces diferencias, sí. Depende dónde. He oído algún comentario de alguno de mis soldados en ese sentido. Yo, en el norte, nunca sentí nada de ese tipo. Pero algunos soldados que viven en Jerusalem o más que nada en el sur, han tenido sí algunas vivencias distintas.
IDENTIDAD
P: Una pregunta muy general, con la que podría haber comenzado. ¿Cómo presentarte? Suele distinguirse entre árabes musulmanes por un lado y beduinos por otro. Pero también los beduinos son árabes y son musulmanes. La distinción es a nivel cultural. ¿Cómo crees tú que es lo más adecuado?
R: Soy árabe, musulmán, beduino, está perfecto así. Va todo junto.
P: Cada uno, las distintas comunidades, tienen sus características. ¿Dirías que hay diferencias entre ustedes?
R: Sinceramente, nos sentimos todos iguales, aunque claro que cada uno tiene sus costumbres. Cuando es el Ramadan, por ejemplo, y yo ayuno, todos los demás, de otras comunidades, me respetan y no comen a mi lado, aunque ellos no tienen que ayunar. Cuando es una fiesta cristiana, todos respetamos a nuestros compañeros cristianos. Nunca tenemos problemas.
Mira, ahora el jefe de mi batallón es cristiano. Y tengo soldados a los que yo comando, que son cristianos, otros beduinos, y yo no prefiero a nadie según la comunidad a la que pertenecen. La actitud siempre es igualitaria.
P: ¿Qué los une?
R: Estamos todos en la misma unidad, luchamos juntos .Y fíjate que nos vemos entre nosotros más de lo que vemos a nuestros propios padres. Algunos salen a casa cada 16 días y están 5 días en casa. Otros salen cada 11 y están 3 días en la casa. Nos vemos más que a nuestras familias. Nosotros mismos somos una familia.
P: Si buscamos un común denominador…¿el hecho que son todos israelíes es clave?
R: ¡Ah, claro! Eso es obvio. Somos todos israelíes. Y todos tenemos cédula israelí.
P: Jaber, antes de las elecciones fui a Umm el-Fahem, la ciudad árabe del norte, para entrevistar a políticos y activistas en la campaña. Y muchos se presentaban como “palestinos ciudadanos de Israel”. ¿Qué te parece esa definición?
R: Mira, te cuento que en nuestra unidad hay varios soldados de Umm el-Fahem. El problema es que quien no hace el ejército, no entiende. En la vida civil, hay líderes árabes que le dicen a la gente cosas que no son ciertas sobre el ejército, que Tzahal busca disparar a la gente, mata niños. Pero yo, que estoy en el ejército y que he hecho varios cursos, no sólo de mi unidad sino también en el primer curso de comandantes y luego el curso de oficiales general, junto con soldados de los comandos, de Golani, Guivati, de todos, puedo asegurar que esas cosas no son ciertas. Cuando fui al curso de oficiales estuve un mes con los paracaidistas y luego varios meses en el curso general de todo el ejército, fuera de mi unidad, o sea fuera del batallón beduino.
Y eso lo ven también los soldados que están aquí con nosotros y que vienen de Umm el-Fahem. Tienen que llegar acá de civil…
P: Por temor a su entorno…
R: Claro. Pero ellos mismos, los que al final decidieron enrolarse, dicen claramente que lo que habían oído antes, constatan que no es cierto. Dicen que son todas mentiras, que vienen de gente que no conoce realmente el ejÉrcito. Y el problema es que esas mentiras las oye gente en los estudios, en el trabajo, en muchos lados. Yo espero que nuestros soldados que vienen de ahí puedan contar la verdad que conocen de primera mano y que así también logren traer más jóvenes de allí a la unidad.
EL VERDADERO ISRAEL
R: Jabar, tú hablas todo el tiempo del ejército, con gran orgullo debo decirte. Y te pregunto si cuando dices que quien está adentro conoce la verdad, te refieres no sólo al ejército sino a Israel en general. Todos sabemos qué cosas se dicen a veces de Israel en el exterior.
R: Claro, es lo mismo. Mi aclaración sobre la verdad se refiere no sólo al ejército sino a Israel todo.
P: ¿Cómo es vuestra rutina?
R: Empezamos levantándonos a eso de las 4.30 de la madrugada. Garantizamos la seguridad de los trabajadores en la zona de Kerem Shalom frente a Gaza y tenemos parte de las tropas frente al Sinaí en la frontera con Egipto. Tenemos que confirmar que nadie violó la cerca fronteriza, que nadie se infiltró e impedir que los palestinos puedan entrar y llegar a los poblados de nuestro lado. Claro que también hay entrenamientos. Hace poco hemos tenido uno de mucho nivel que nos enseñó mucho a todos, estamos en forma.
P: Tú vives en el norte y estás sirviendo en el sur. ¿Sientes de todos modos que estás cuidando tu casa?
R: Por supuesto. No importa norte o sur. El país es uno. Protejo al Estado de Israel.
SER PARTE, EN MEDIO DE POLÉMICAS
P: Jaber, yo creo que este último año ha sido un tanto complicado en cuanto a las relaciones internas, por la promulgación de la Ley Israel Estado Nación del pueblo judío, que algunos presentaron como discriminatoria de las minorías no judías, aunque las autoridades recalcaron que esa es una mala interpretación de la ley. Hubo también algunas declaraciones problemáticas en lo relativo a ese tema interno, durante la campaña electoral. ¿Ha habido momentos en los últimos meses en los que sentiste que había un problema, que quizás había una diferencia entre tu sentimiento como israelí y lo que otros podían hacerte sentir?
R: La verdad que no. Cuando fue lo de la ley, yo estaba haciendo un curso de francotiradores en el centro del país. Y la verdad, no me cambia nada. Esa ley no me impedirá seguir sirviendo al país, para nada. A mí no me molesta. Pero no te diré que no hay otras opiniones. Pero no te diré que no hay otros encares. Sé que hay soldados que se sintieron ofendidos por la ley. Pero te cuento que amigos judíos que yo tenía ya antes de hacer el ejército, así como algunos a los que conocí en los distintos cursos, me dijeron insistentemente que no es cierto lo que algunos interpretaron, que la ley no es para perjudicarnos, que estamos todos en un mismo país y servimos juntos en el ejército. Sea como sea, no se trata temas políticos en el ejército. Pero concretamente, no hemos tenido ningún problema a raíz de esa ley. En el ejército no se ha sentido nada. Pero la verdad, tampoco en mi casa. Nadie nos ha dicho jamás nada discriminatorio. Nunca sentí ningún tipo de racismo.
P: ¿Tú sales a casa con el uniforme?
R: Sí, con el uniforme y el arma. No tengo ningún problema. En mi aldea muchos jóvenes se enrolaron apenas terminaron secundaria. No todos al “gadsar”, hay también a otras unidades. Pero la mayoría sí a la mía.
BENEFICIOS ESPECIALES
P: ¿Qué sueños tienes para tu vida, para tu futuro?
R: La verdad es que no sé, porque no tengo claro aún cuándo me liberaré. Puede ser que haga más adelante curso de comandantes de batallón y termine con rango de capitán. Y en ese caso, podría ir a estudiar o a trabajar en la Policía. Voy a ver. La verdad es que el ejército ya me ha ofrecido ir a estudiar. A todos los combatientes de nuestra unidad les ofrecen, si no terminaron secundaria, completar esos estudios, y si sí lo hicieron, hacer un título universitario.
P: Pero eso no es algo que ofrecen a todos ¿verdad?
R: Yo creo que a los soldados judíos no , aunque imagínate que no puedo ir a preguntarles. Es incómodo. Pero creo que es para los miembros de nuestra unidad y quizás también otras. La verdad es que nuestra unidad es algo muy especial. También nos dan todo tipo de cursos de tres meses para ampliar conocimientos, es muy importante. Tenemos muchas ventajas en este servicio. Quien no sacó libreta de conducir, lo puede hacer a cuenta del ejército. Y es una gran ventaja, porque afuera eso es algo muy caro.
P: O sea que invierten en ustedes como ciudadanos, mientras están en el ejército…no sólo en temas estrictamente militares.
R: Así es. Yo estoy en el ejército hace ya casi 5 años pero hay quienes vienen por tres años, que no hacen curso de oficiales. Pero todos tienen derecho a los estudios y eso es una gran cosa. Otra cosa: al terminar, tengo derecho a una parcela de tierra a mitad de precio, para poder construir una casa.
P: ¿Es parte de los beneficios que les dan?
R: Así es. La verdad es que en mi caso, ya antes del ejército yo casi tenía una casa pronta, porque la hizo mi padre. No vine al ejército para recibir eso. Vine porque amo a mi país y quería hacerlo. Ni sabía de ese beneficio respecto a la vivienda. Y muchos otros también se enteraron recién al enrolarse. Y cuando se enteran, claro que quedan impresionados.
P: Me alegra que tu decisión de enrolarte haya resultado tan buena para ti. ¿Quisieras agregar algo?
R: Yo sólo agregaría que disfruto mucho del ejército y sería bueno que todos los hagan. A mí me ayudó personalmente en todo, en el idioma, el conocimiento del país y su gente.
P: Muchas gracias Jabar. Te deseo lo mejor en la continuación de este camino. Y cuídate mucho.
R: Gracias por el interés.