La respuesta que promete Netanyahyu: 840 nuevas viviendas en Ariel.
Alexander Dvorsky, el soldado que sufrió graves heridas en el atentado del domingo último al ser baleado por Omar Abu Lila, se ha despertado, está consciente y fuera de peligro inmediato. Así lo informaron medios israelíes, en base al último parte médico en el hospital Beilinson de Petaj Tikva en el que fue internado.
En el mismo atentado, fue asesinado el soldado Gal Keidan de 19 años, al que el terrorista primero apuñaló y luego disparó con el arma que le arrebató. Gal fue sepultado en Beer Sheba, su ciudad. El domingo también se dio el último adiós al rabino Ahiad Ettinger, que había sufrido muy serias heridas de bala al intentar frenar al terrorista, y sucumbió finalmente tras un día de denodada lucha de los médicos por salvarle la vida.
El domingo se llevó a cabo el funeral, en el que su esposa y sus 12 hijos – la menor una bebé de 1 año y el mayor de 20-le despidieron entre llantos, llamándole de “héroe” que intentó salvar a otros y pagó por ello con su vida.
Mientras tanto continúa la persecución tras el asesino en los alrededores de A-Zawiya, su aldea, en la zona de Salfit. El ejército ha detenido a varios sospechosos incluyendo algunos de sus familiares que presumiblemente le ayudan, para intentar llegar a él.
El atacante está armado. Tiene en su poder el rifle M-16 que le quitó a su primera víctima.
El Primer Ministro Biniamin Netanyahu visitó el lunes el lugar en el que comenzó el atentado-el cruce Ariel-aledaño a la ciudad homónima.Tras asegurar que “el asesino será capturado, siempre llegamos a ellos”, anunció que al día siguiente se comenzaría a construir un nuevo barrio con 840 unidades de viviendas en Ariel.
En numerosas oportunidades, a raíz de atentados terroristas, especialmente cuando son perpetrados en Judea y Samaria (Cisjordania), territorios en disputa que no están bajo soberanía israelí, los habitantes locales proclaman que una “respuesta sionista apropiada” es erigir en el lugar un nuevo poblado judío. “Ellos destruyen, nosotros construimos”, suele ser la consigna.
Aunque formalmente los palestinos condenan toda construcción más allá de la así llamada “línea verde”, o sea en los territorios conquistados por Israel en junio de 1967 durante la Guerra de los Seis Días –al repeler el ataque de Jordania-, dentro de Israel la polémica no siempre viste el mismo cariz.
Los partidos sionistas opositores, a pesar de que critican insistentemente la línea del gobierno y sostienen que es imperioso hallar la forma de volver a sentarse a negociar con los palestinos, hacen distinciones al respecto. Construir nuevas vividas en asentamientos que se considera quedarán dentro de los límites de Israel en el marco de un eventual acuerdo futuro-como la ciudad de Ariel- se ve de una forma, mientras que hacerlo en zonas de asentamientos “aislados” de los que habría retiradas, se considera una complicación innecesaria y un mal mensaje.
De todos modos, en estas situación, hay en general una combinación de elementos encontrados. Tamar Zandberg, que encabeza el partido Meretz de izquierda sionista, condenó duramente el atentado del domingo y al mismo tiempo sostuvo que el gobierno tiene la responsabilidad de “cambiar de rumbo” para ver cómo se halla una solución.
