Este jueves de mañana mandé un mensaje a varios conocidos musulmanes, augurándoles “Ramadan Karim”, el saludo tradicional del mes sagrado que está por comenzar, y que señalan por supuesto también los árabes musulmanes de Israel. El primero en quien pensé fue en Mohamed Ayashe (Muhamad le llamo yo), a quien conocí hace cinco años cuando fue elegido como uno de los 120 soldados destacados de Tzahal y recibió el reconocimiento en la siempre emotiva ceremonia en Beit HaNasí en el día de la Independencia, Iom Haatzmaut.
En aquel momento viajé a su casa en la localidad árabe israelí de Dir el-Assad a entrevistarlo. No olvidaré nunca el encuentro. Muhamad, hoy de 28 años, de expresión suave y andar que en un primer momento me pareció muy introvertido, me recibió vistiendo el uniforme de Tzahal, aunque estaba en unos días de vacaciones, estimando-con razón-que yo querría sacarle fotos. Sobre la puerta de entrada, un versículo del Corán. Y Muhamad, sonriente, con su uniforme y su boina violeta, posó a mi pedido.
Me entró de inmediato al corazón. Tiene sólo 2 años menos que mi hijo mayor, y algo en él me inspiró una gran ternura.
Y no menos importante es destacar por qué recibió ese reconocimiento: por cómo ayudó bajo fuego a un compañero que había resultado herido por un francotirador palestino desde la Franja de Gaza.
Periodísticamente, la entrevista con él tuvo para mí gran valor. Un joven árabe musulmán se presenta como voluntario a servir en las Fuerzas de Defensa de Israel, convencido de que Israel es su país y que este es el mejor lugar en el que puede concebir vivir. Alrededor nuestro, en ese momento, el Medio Oriente ardía en guerras cuyas víctimas eran los civiles en varios países de la región. Muhamad no lo perdía de vista en absoluto y comparaba entre la vida de los árabes israelíes y la de sus hermanos en otros lares.
Seguimos en contacto desde entonces. En épocas difíciles de mayor tensión interna-como es sabido, son muchos los altibajos en el tema judeo-árabe-me preocupaba pensar qué podría estar sintiendo Muhamad. Pero él siempre se mantuvo firme en su postura, convencido que había hecho lo mejor en enrolarse a Tzahal, y hasta anunciando que quisiera que cuando sea grande, también su hijito siga sus pasos.
Hoy, faltando poco para un nuevo aniversario de la independencia de Israel, Muhammad subió a Facebook nuevamente la filmación de aquella ceremonia en la residencia oficial del Presidente de Israel, en la que se lo ve cuando al llamársele por el parlante, se acerca a la mesa central, hace la venia al entonces Comandante en Jefe del Estado Mayor de Tzahal Gadi Aizenkot, estrecha la mano del Presidente Reuven Rivlin, recibe un certificado y una insignia y vuelve a la fila con sus compañeros.
Hace varios días también me comuniqué con Muhamad, porque su aldea, Dir el-Assad, junto a la vecina Ba´ane , fueron declaradas zonas restringidas debido al gran aumento de casos de Coronavirus confirmados entre sus habitantes. Tal cual lo había hecho un poco antes en la ciudad ultraortodoxa judía Bnei Brak, el Comando de Defensa Civil (Pikud Haoref) se hizo cargo. La policía y el ejército bloquearon las salidas por el riesgo de contagio, permitiendo la entrada únicamente a quien podía demostrar con su cédula de identidad que reside en el lugar.
Los soldados de Pikud Haoref, junto con la policía y voluntarios locales, comenzaron a distribuir alimentos entre familias necesitadas, lo cual se intensificó en estos últimos días de cara al Ramadan.Cabe señalar que en este mes sagrado para los musulmanes, se ayuna desde el amanecer hasta que se pone el sol, por lo cual todas las noches tiene mucha importancia la comida que corta el ayuno diario, llamada “Iftar”.
Después de dejarle hoy el mensaje a Muhamad, le escribimos a Qasem, su papá, a quien conocimos personalmente en aquella entrevista hace 5 años. Agradecido por el saludo de “Ramadan Karim”, me contó del movimiento en Dir el-Assad. “Ya sabes, Pikud Haoref está acá, también la policía, ayudando mucho a la gente, llevando comida a necesitados”. Y sonriente agregó: “Yo por suerte no necesito, pero es bueno que están extendiendo esa ayuda a quienes sí lo precisan”.
Rato después, Qasem me mandó una foto en la que se ve al Comandante en Jefe del Ejército Teniente General Aviv Kohavi y otro oficial que no identificamos, junto a una mesa de almuerzo con algunos civiles, todos hombres. La acompaña un texto: “Uno de los acontecimientos lindos de hoy es el almuerzo del jefe de Tzahal junto con los jefes de los Consejos locales de Dir el-Assad y Ba´ane”.
Para mí, recibirlo de un ciudadano árabe israelí, residente de Dir el-Assad, fue una alegría. Lo interpreté como motivo de orgullo de su parte.
Que así sea, siempre.