Una iniciativa singular
Por iniciativa de la asociación sin fines de lucro “Beiájad-Arevím Ze la ze” (Juntos, uno por el otro) encabezada por Yuseph Haddad (árabe israelí, cristiano), en la que juega un rol preponderante también Lorena Emad Khatib, drusa israelí, se llevan a cabo por Iom HaShoa, tres actividades destinadas especialmente a la ciudadanía árabe. Este año, debido al Coronavirus, se trata de reuniones virtuales, al no poderse concretar 20 encuentros que tenían planeados en diferentes partes del país, en el marco del conocido proyecto “Zijaron Basalon”.
“El año pasado fue nuestra primera actividad en Iom HaShoa y resultó un gran éxito, sumamente emotivo”, recuerda Yoseph Haddad, compenetrado plenamente no sólo con su vivencia como ciudadano israelí sino también con el vínculo cercano con el pueblo judío. Recordamos aquella actividad, un encuentro de varios jóvenes árabes israelíes de distintas comunidades, con un sobreviviente. “Este año tuvimos que pasar a otra plataforma, por Zoom, pero no por eso dejó de ser emotivo. Fue impresionante”.
El primer evento, realizado en la víspera de Iom HaShoa, contó con la participación de 35 personas, aunque la intención original era limitarlo a 20 para facilitar la dinámica de conversación. Este martes se realizan otros dos. Los eventos son, evidentemente, en árabe. En el primero participaron jóvenes y adultos, tanto musulmanes como cristianos y drusos, de diferentes localidades del país, entre ellas Kfar Kara, Nazaret, Shfaram, Yafíe, Kisra Sméa, Ein Mahel, Yalyulia y muchas más. El margen de edad, aproximadamente, era entre 17 y 35 años.
Al terminar el evento se enteraron que uno de los participantes era un judío que habla perfecto árabe y que quiso captar precisamente la dinámica de un evento de ese tipo, lanzado y protagonizado por ciudadanos árabes.
Primero fueron leídos testimonios de sobrevivientes y proyectaron una película sobre la Shoa, que les facilitó el proyecto “Zikaron BaSalon”, lo cual según Yoseph resultó especialmente emotivo e impactante. Además fue invitado a dar una conferencia un ex neo-nazi que se convirtió al judaísmo y vive hoy en Israel. Y lo que para los organizadores fue lo central, fue el debate. “Fue una conversación de corazón, muy profunda y removedora y lo principal, es el resumen de todo esto”, nos dice Haddad. “La conclusión a la que llegaron del debate conjunto que tuvimos, en el que participaron jóvenes de todo el espectro árabe israelí, fue que no importa si uno es judío o árabe, de izquierda o de derecha, religioso o secular…todos somos, en primer término, seres humanos. Debemos trabajar juntos, siendo solidarios el uno con el otro, para terminar con el odio, el antisemitismo y el racismo”. Y agregó: “En Iom Hashoa 2020, también los árabes de Israel recuerdan y se comprometen a no olvidar jamás”.
Ser parte, también en medio de discrepancias
Yoseph,hoy de 35 años, a quien conocemos desde hace años, se voluntarizó en su momento al servicio militar en Tzahal y está orgulloso hasta ahora de haber sido soldado en la unidad Golani. Le comentamos que aunque nos consta que son muchos los ciudadanos árabes que quieren plena integración en la sociedad israelí y saben que en Israel viven muy bien, difícilmente pueda ponerse a todos a su nivel de compromiso.
Yoseph ríe y responde: “Es cierto que yo soy especialmente patriota, pero te puedo asegurar que la mayoría quiere ser parte. Eso no quita que tengan sus críticas, como algunos expresaron también en este evento de Iom HaShoa, en la parte del debate”. Explica que al hablar de antisemitismo y racismo, algunos de los participantes comentaron que a veces sienten expresiones discriminatorias y que , por ejemplo, se ofendieron mucho con la llamada “Jok Haleóm”, o sea la ley aprobada hace un poco menos de dos años que determina que Israel es el Estado solamente del pueblo judío. Aunque la intención de la ley era señalar que solamente el pueblo judío puede tener determinación nacional en Israel, y no quitar derechos a los ciudadanos árabes, la reacción generalizada entre ellos fue sentir que eso transmitía un mensaje discriminatorio.
“Algunos participantes expresaron sinceramente lo que les molesta, pero al mismo tiempo dejaron bien en claro que se sienten parte del país”, explica Haddad. “Uno de los jóvenes dijo por ejemplo que votó a la Lista Conjunta, pero que eso no contradice su deseo de ser parte, y que eso no significa ni que apoya el terrorismo ni nada similar, en absoluto”.
“Una de las chicas que participó le dijo a Lorena, israelí drusa, Directora de Proyectos en nuestra asociación, que desea agradecer por lo que hacemos porque al explicar todo, se puede cambiar opiniones e incidir positivamente. No tengo absolutamente ninguna duda que esta es la enorme mayoría”, contó.
Preguntamos si surgió en el debate el tema que al conocer la historia de la Shoa, quizás se puede entender mejor la gran preocupación de Israel por el tema de la seguridad. “Surgió indirectamente”, responde Yoseph. “Una de las participantes dijo que le duele que por una minoría de extremistas, que causan problemas de seguridad, queda socavada la confianza del país y la ciudadanía judía en general en nosotros”. Y agregó: “Mira, yo soy realista, para un lado y para otro. ¿Crees que no me duele cuando muchas veces, en el aeropuerto, las revisaciones y preguntas a los ciudadanos árabes que van a tomar un vuelo, son distintas del resto? Claro que me duele. Pero al mismo tiempo, entiendo que hay razones para ello. Eso no quita, claro, que me duela”.
Yoseph Haddad habla de lo mucho que le significa haber podido organizar los eventos por Iom HaShoa. Preguntamos, para resumir, qué es lo más impactante de todo, del mar de historias con las que uno se topa cada año. Suspira y responde: “Lo que más me conmueve es ver esas largas filas de gente, con niños pequeños que no hicieron nada y no tienen culpa de nada, en camino a ser quemados, asesinados por ser de una determinada religión. Es desgarrador. Me arranca lágrimas. Nadie nace siento racista ni sintiendo odio por nadie. Es algo que viene con la educación. El racismo y el odio son adquiridos en el entorno en el que cada uno crece. Llegamos al mundo con una página limpia, vacía, en la que el entorno va escribiendo. Nadie es racista ni antisemita de nacimiento. Por lo tanto, hay que educar y explicar. Por eso yo quiero que estos jóvenes árabes como yo, árabes israelíes como yo, escuchen y aprendan, porque tendrán niños y los educarán…y quiero que los eduquen en amor, respeto y solidaridad con el prójimo, sea de la comunidad que sea”.
El recuerdo de Jonathan ElKhoury, libanés-israelí
Recibimos una foto de la actividad por zoom y en uno de los cuadritos distinguimos a Jonathan ElKhoury, otra persona muy querida, que vive luchando para contar, como árabe, la verdad sobre Israel. Su vivencia es muy singular porque llegó de niño a Israel proveniente de Líbano, su país natal, junto con su mamá y su hermano. Su padre, oficial en el Ejército del Sur del Líbano aliado de Israel, tuvo que huir del país de urgencia cuando Israel se retiró, ya que de lo contrario, podría haber terminado asesinado por Hezbola.
Desde niño, a los 8 ó 9 años, Israel es su país, aunque no olvida nunca a Líbano, al que desea una realidad mejor que la que vive hoy, desde que Hezbola, de hecho, se apoderó de su suerte.
“No hay mariposas en el ghetto”, escribió Jonathan en su página de Facebook, como título de su recuerdo de su primer Iom HaShoa en Israel. Tenía 9 años, estaba en 4° de escuela y aún no dominaba perfecto el hebreo porque hacía pocos meses que había llegado de Líbano a Israel. Recuerda que todos los niños salieron al patio, que súbitamente sonó la sirena que le pareció ensordecedora y que él no tenía idea de qué se trataba. Algunos compañeros y luego la maestra, le explicaron sobre los horrores de la Shoa.
Al año siguiente, él mismo ya leyó un texto en el acto de Iom HaShoa. “No hay mariposas en el ghetto”, era el texto que le tocó leer. Lo recuerda hasta hoy.
“El año pasado, cuando fue Iom HaShoa yo estaba en una delegación en el exterior”, cuenta Jonathan. “Me era muy importante escuchar testimonios, no renunciar a la memoria. Llegué con otros de los participantes en la delegación a una casa particular en San Diego en la que llevaban a cabo un evento de “Zikaron BaSalon” con un sobreviviente”. Y en referencia a la actividad por zoom organizada por Yoseph Haddad y Lorena Emad Khateeb, agrega: “Esta noche escucharé la transmisión de Zikaron BaSalon preparada para la comunidad árabe. Es una mitzvá , una obligación moral recordar y no olvidar”.
Nos dirigimos a Jonathan para preguntarle, ya habiendo pasado el evento, cómo lo vivió. “Fue enormemente importante. Hay que hallar formas así de accesibilizar el tema de la Shoa a la ciudadanía árabe, en cuyo seno este no es un tema de conversación”, comentó. “El mensaje debe ser claro contra el extremismo demente del nazismo, reconociendo el dolor del pueblo judío y garantizando que la historia nunca se repita”.