Entrevistas

También sobre esto votan los ciudadanos israelíes: el lugar de la religión en la vida diaria

Cuando la ciudadanía israelí vaya este lunes 2 de marzo a votar, junto a los que siempre suelen ser los temas determinantes-más que nada los relacionados a la seguridad nacional- también puede que tome en cuenta otros aspectos de su vida. La agenda civil, las preguntas sobre  cómo debe ser el vínculo entre el Estado de Israel y el Judaísmo como religión, de lo cual deriva también todo lo relacionado a la influencia de los partidos ultraortodoxos (haredim), también es un tema central de discusión en la campaña electoral.

Para analizar el tema recurrimos a uno de los principales expertos en la materia, Yair Sheleg, investigador en el Instituto Israelí de Democracia.

"No definiría a Israel como un Estado religioso. El proceso que Israel vive es justamente de creciente secularización, no de pasaje a mayor religiosidad, a pesar de las campañas que vemos cada tanto contra imposición de la religión. En la práctica, el sistema es más liberal que antes".

 

P: Yair, lo central en esta entrevista es lo relacionado a Religión y Estado, un tema que ha tenido mucha presencia en todas las últimas campañas electorales. Y que está directamente relacionado al tema político y partidario.

R: Indudablemente. Netanyahu tiene una alianza con los haredim. Kajol Lavan, aunque por cierto no se puede descartar que si al final llegan a alguna coalición con los haredim también les harán concesiones, su encare es mucho más liberal en temas de Estado y Religión. Como ejemplo puedo contar que hace pocos días promovimos en el Instituto Israelí de Democracia junto con otras organizaciones que se dedican a este tema, la elaboración y firma de un pacto social sobre un nuevo status quo más liberal. Firmaron representantes de Kajol Lavan, de Avoda-Gesher-Meretz  y de Liberman, pero no firmó nadie del Likud ni del partido Yemina.

P: Pero eso no necesariamente significa que en las filas por ejemplo del Likud no haya miembros con posiciones más liberales en estos temas, sino que hay consideraciones de coalición.

R:Por supuesto. Tienen una alianza con los partidos haredim, ultraortodoxos.

Las exigencias ultraortodoxas

P: Creo que debo plantear aquí una pregunta de fondo, porque suele presentarse pacto con los haredim, como sinónimo de ceder a presiones indebidas. Pero todos los sectores y todos los partidos con los que se negocia la formación de una coalición, tienen sus exigencias. ¿Cómo distinguir entre exigencias legítimas de cada sector o de cada partido electo y la presión exagerada y desproporcionada por cuestiones políticas?

R: Una cosa es cuando un sector pide que le ayuden con sus reivindicaciones y necesidades. Claro que también con eso puede haber un problema, que a un sector le den más que a otro. Pero ese es otro tema, no el central que me has planteado aquí. Yo creo que la gran protesta contra las exigencias de los partidos haredim es que van más allá sobre el tema del dinero a las yeshivot-que también despierta polémicas- y son exigencias relativas a cosas que atañen a toda la población, que influyen sobre todos los israelíes, también quienes no son ni ultraortodoxos ni religiosos siquiera. Son exigencias que influyen mucho más sobre quienes no son parte de ese público. Por ejemplo, si exigen que el Rabinato Central continúe teniendo monopolio de matrimonios y divorcios, eso influye en mucha gente, no en ellos, porque los haredim de todos modos siempre irán para ello al marco que reconocen, no concebirán ir a otro. Pero pone en problemas a muchos israelíes que tienen otra postura.

Otro ejemplo. Si exigen que no haya transporte público en shabat, está claro que eso limita a la población no observante, ya que ellos seguro no viajarán en Shabat.

El servicio militar y el estudio en las yeshivot

P: ¿Cómo analizaría la polémica sobre el servicio militar?

R: La exigencia de los haredim es que los eximan del servicio. Aunque hoy hay mayor disposición que antes a enrolarse, hay aún muchas limitaciones, y lo hacen principalmente los que salieron de las yeshivot, no la generalidad del público haredí.

P: Esto es algo que supuestamente se refiere sólo a ellos pero que influye sobre toda la sociedad.

R: Exacto. A eso iba. Si los haredim no se enrolan, y va aumentando el porcentaje de haredim en la sociedad israelí, la carga se reparte sobre todos los demás.

P: Está también el tema del estudio de lo que se llama las materias básicas de cultura general, inglés,matemáticas, mucho más…que no se estudian en yeshivot.

R: Claro, porque uno puede decir que ellos deciden qué estudiar, pero también piden presupuesto para esas yeshivot, y lo central es que su preparación incide sobre su capacidad de trabajo y por ende sobre la sociedad en general. No tengo ninguna duda que como en otros sectores de la población, también entre los haredim hay gente muy talentosa. Pero el problema está en la preparación de gran parte. Quienes salen de las yeshivot habiendo estudiado solamente Torá, no tiene las herramientas para trabajar en muchas áreas  y eso influye sobre todos, no sólo sobre su propia capacidad de desarrollo. Algunos pocos, casos especiales, podrán sobreponerse a esa carencia, pero la mayoría no, y eso no sólo los condena a trabajar siempre en empleos en los que ganarán muy poco, sino que el Estado tendrá así que gastar más en subvenciones de bienestar social.

P: O sea que tanto en el tema del servicio militar como el de los estudios sólo de Torá en las yeshivot, las exigencias puede parece que se refieren sólo al sector ultraortodoxo, pero de hecho influye directamente en toda la sociedad.

R: Exacto.

La nueva propuesta

P: Me gustaría entrar en detalles respecto a la propuesta de nuevo status quo en temas de Estado y Religión que han elaborado.¿Cuáles son los puntos principales?

R:  Hay varios puntos.

 1) Pacto de pareja, por no llamarle matrimonio civil a fin de no enojar demasiado a los haredim, para todos aquellos israelíes que no pueden o no quieren casarse por el Rabinato Central.

 2) Hallar un marco público para el Shabat que sea apropiado para todos los sectores de la sociedad israelí, un  entendimiento que permita a los seculares vivir el Shabaat de acuerdo a su espíritu. Esto significa, más que nada, que instituciones culturales estén abiertas pero el comercio esté cerrado al menos en las ciudades propiamente dichas.

3) Conversiones, que todos los rabinos de las ciudades y los rabinos autorizados puedan hacerlas, y no solamente los determinados por el Rabinato Central. Esto se refiere-lo conocerán más que nada los israelíes- al Rabino Stav, al que el Rabinato se opone fuertemente.

P: O sea, el grupo conocido como “Rabanei Tzohar”.

R: Así es. Esto es lo central. También el tema de Kashrut. Lo central es la necesidad que el establishment rabínico en Israel actúe con un espíritu abierto ante todos los sectores de la sociedad israelí.

 

¿Es posible?

P: ¿Le parece que esto es implementable?

R: Yo creo que sí. En realidad, son temas en los que están de acuerdo el 70-80% de la sociedad israelí. También dentro del sector conocido como el sionismo religioso muchos están de acuerdo. Claro que no, dentro de ese sector, el conocido hoy como “Hardalim”.

P: No hay una traducción directa al español. Tengo que explicar el concepto. Es un término que surgió en los últimos años, que combinan la palabra “haredi” (ultraortodoxos) con “Datiim leumíim”, que significa religiosos nacionalistas….

R: Exacto. Podemos resumir “ultraortodoxos sionistas”, aunque no es literal, pero sí es el sentido.

P: Buena idea.

R: El Profesor Yedidia Stern de nuestro Instituto, siempre dice que si hubiera en la Kneset votaciones secretas en temas de Religión y Estado, el 70-80% votarían a favor de propuestas como las que mencioné.

P: Pero si vuelve a haber una coalición como la saliente, es imposible.

R: Eso es cierto. En coalición con los partidos ultraortodoxos, no se lo puede aplicar. Pero si se llega a un gobierno de unidad nacional, aunque hoy eso se complica mucho por Netanyahu, quienes están al frente son el Likud y Kajol Lavan, y la mayoría de sus diputados sí aceptaría algo así. Al mismo tiempo reconozco que los diputados del Likud puede que estén pensando que en el futuro van a precisar de nuevo a los haredim.

P: Justo lo que iba a decir.

R: Por otra parte, cuanto más claro esté que la mayor parte de la población está de acuerdo con esos lineamientos, más presión habrá sobre los haredim para que acepten. Ya hemos visto diversas situaciones en las que los haredim no aceptaron firmar algo determinado pero sí estuvieron dispuestos implícitamente a que “los obliguen”. O sea, no apoyaremos pero podremos decir a nuestros rabinos que no logramos lo que queríamos…

P: Dispuestos, dice usted, a fluir con algo a lo que no den su apoyo activo, pero que  tampoco bloqueen.

R: Sí, pero más que nada, si se lo hace gradualmente, y también, si los haredim entienden que la alternativa puede ser peor.

P: ¿O sea?

R: Si se les explica que si no aceptan términos medios, mañana pueden empezar en las distintas ciudades a abrir todo, tanto cultura como comercio, puede haber un cambio radical en este sentido. Puede empezar transporte en muchos lados en Shabat, que lo hagan muchas intendencias. Y no lo podrán impedir.¿Acaso van a mandar a todos los intendentes a juicio?

P: Usted dice esto, recordemos, ya que legalmente está prohibido abrir comercios y transporte en shabat. Pero en la práctica, cada vez hay más negocios abiertos, aunque siguen siendo la excepción.

R: Claro. No es que los que abren ahora o el transporte público donde ya hay en Shabat sea legal, pero es un hecho. Uno de los aspectos más problemáticos en este tema de Religión y Estado es que aunque las leyes están formalmente a favor de las posturas ultraortodoxas, por las posiciones contrarias del público, se ha ido dando un proceso que ya no hace posible imponer la ley en este sentido. O sea, la ley se mantiene, porque los haredim influyen desde el poder, pero la realidad en el terreno hace mucho que es muy distinta. Hay muchas cosas abiertas en shabat.

Inclusive en el tema del matrimonio.Es un hecho que hay israelíes que no se casan en el Rabinato. Viajan a Chipre por ejemplo. Pero al final el Ministerio del Interior se vio obligado a reconocer esos matrimonios porque así lo determinó la Suprema Corte de Justicia. O sea que se esquiva la problemática central.

P: Claro que quienes se oponen al Rabinato dicen que tiene que existir esa posibilidad alternativa, ordenada, sin tener que viajar a Chipre, que sea dentro de Israel.

R: Claro. Por eso yo diría que en la práctica ya hay una especie de nuevo status quo en el que los seculares no logran cambiar la ley y los haredim no logran imponerla.

P: Excelente esa descripción.

R: Por eso yo digo que si se logra demostrarles a los haredim que la alternativa a un término medio sería peor para ellos, mostrarles el cambio en este sentido que hubo en los últimos 20 años, mostrarles que el status quo de facto, en la práctica, corresponde cada vez menos con su enfoque, quizás entiendan que les conviene aceptar formalmente un cambio. Claro que ellos no pueden aceptar firmar algo así, pero por ejemplo puede llegarse a un entendimiento según el cual los diputados de la coalición que sí están de acuerdo lo acepten y los haredim se comprometan a no dejar la coalición a pesar de ello. Para eso se necesita políticos fuertes y firmes.

 

Sin opciones

P: Habrá que ver qué coalición se forma...

R: Hay un elemento clave en el vínculo con los haredim, que no se usa lo suficiente. Los partidos ultraortodoxos ya no son un elemento intermedio que puede decidir para un lado o para otro qué coalición se forma. Ahora Liberman ocupa ese rol. Los Haredim son ahora plenamente para del bloque de derecha. Se han comprometido al respecto. O sea que la izquierda no los va a perseguir y de hecho la derecha tampoco porque ya están allí. O sea que no es que tienen margen de maniobra entre los dos bloques, lo cual sí tiene Liberman.  Los políticos podrían aprovechar este hecho, pero tienen miedo a los partidos ultraortodoxos, temen que vuelvan a estar en el medio y que sí acepten ir con la izquierda.

P: Ya han estado en coaliciones con el laborismo.

R: Exacto. Pero el público que vota por esos partidos, es de derecha.

P: El público es menos pragmático que el liderazgo.

R: Exacto. Y el público no los dejará ir con la izquierda.  Esto es especialmente claro con el partido ultraortodoxo sefaradí SHAS. Pero también los haredim ashkenazíes son hoy así en su  mayoría. Yo diría inclusive que parte del proceso de acercamiento a la sociedad israelí que están viviendo paulatinamente, está relacionado a sus posturas de derecha. Creen que así serán más israelíes.

De fondo

P: Hay una pregunta de fondo que creo que hay que plantear. El deseo de los haredim de hacer imponer determinadas posturas ¿es simplemente cuestión de control y poder o hay una auténtica preocupación por el carácter judío del Estado de Israel?

R: Creo que en temas como shabat, kashrut, cosas así, claro que la motivación es su preocupación por el carácter judío de Israel, ya que no es que ganan nada especial de ello. No ganan nada personal o sectorialmente si los negocios están cerrados en shabat ya que su público de todos modos no irá  de compras en shabat. Ni viajarán en shabat. Pero cuando se trata de los temas como el servicio militar y qué se estudia en las yeshivot, sí lo que los mueve es su propio interés, el sectorial.

P: Sobre los estudios, cuando se habla de que estudien también inglés y Matemáticas, por ejemplo, nadie les pide que dejen de estudiar Torá.

R: No es sencillo. Te diré ante todo que en los marcos de estudios  de las chicas, sí estudian las otras materias.Por eso las mujeres están más preparadas para todo tipo de trabajos. Y salen a trabajar. Pero en las yeshivot de varones, desde los 14 años y a veces ya después de la Bar Mitzva a los 13, estudian solamente Torá. Esa es la Mitzvá. Y quitarle tiempo a ello, es como atentar contra el “kodesh”, contra lo sagrado. Es un problema.

P: Pero eso ha empezado a cambiar, muy de a poco ¿no?

R Sí, algunas yeshivot comenzaron a introducir un cambio, pero son muy pocas. Y tienen muchas luchas dentro del propio público haredi, el más conservador. No les resulta fácil. Muchos tienen miedo que eso pase a ser la norma, porque tienen claro que si es así, la mayor parte pasará a los estudios seculares, dejará la Torá.

P: Algo similar pasa entonces con el servicio militar.

R:Sí, pero ahí ya ha habido un cambio más claro, aunque lento, porque ya aceptan que los que no pueden seguir estudiando en yeshivot, vayan al ejército. Eso es también por su interés en que no arruinen al resto de los alumnos. Que no influyan sobre los demás negativamente. Ya prefieren que estén en un marco, que no anden por la calle.

 

A modo de resumen

P: Hemos estado analizando el lugar de la religión en la vida diaria de Israel, relacionado al poder de los partidos ultraortodoxos. ¿Usted definiría a Israel como un Estado religioso?

R: No, no lo definiría como religioso realmente. Es más. El proceso que Israel vive es justamente de creciente secularización, no de pasaje a mayor religiosidad, a pesar de las campañas que vemos cada tanto contra imposición de la religión. En la práctica, el sistema es más liberal que antes. Mira por ejemplo lo que pasa con la comunidad LGTB, todo mucho más abierto que en el pasado. Hay muchos lugares abiertos en shabat, el status quo de facto es mucho más favorable a los seculares que antes. De hecho, los religiosos no intentan imponer nuevas leyes con restricciones nuevas sino para preservar el status quo que existía aquí hace 50 años, porque se les está escapando. En ninguna de las leyes que promulgan hay elementos nuevos sino un intento de cuidar lo que formalmente existe, porque en la práctica ya no. Y ni en eso tienen mucho éxito. O sea que el proceso va en dirección mucho más liberal que religiosa.

Ana Jerozolimski
(29 Febrero 2020 , 11:25)

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(Texto y fotos: Lily Dayton, cristiana israelí residente en Haifa)

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