Israel

La dimensión civil del ejército israelí

No sólo combate en emergencia

(Fotos: Consejo Regional Eshkol)

Solemos ver a Tzahal (las Fuerzas de Defensa de Israel, en su sigla hebrea), como “el ejército del pueblo”. Más allá de las discusiones sobre el porcentaje de reclutamiento, del hecho que la enorme mayoría de los jóvenes ultraortodoxos (haredim) no se enrolan y por cierto tampoco los ciudadanos árabes, el concepto de “ejército del pueblo” corresponde sin duda con el sentir general. Nadie ve en Tzahal un ejército profesional frío y alejado de la población, sino parte suya. Es el lugar en el que pueden encontrarse en una misma unidad jóvenes de 18 años de trasfondos y situaciones socio-.económicas muy distintas. En general, la sensación es que los jóvenes soldados son en gran medida, los hijos de todos.

Nada tiene de sorprendente que Tzahal proteja a la ciudadanía. Ese es su objetivo y el motivo de su existencia. Y desde que existe el sistema anti misiles “Cúpula de Hierro”, que frena cohetes en camino a impactar en poblados civiles, interceptándolos en el aire, la población lo capta de modo especial. Es una forma de sentir en forma muy vívida y directa, el trabajo de Tzahal para cuidar a Israel.

Una batería de la Cúpula de Hierro, protegiendo a la población (Foto: Ariel Jerozolimski)
Una batería de la Cúpula de Hierro, protegiendo a la población (Foto: Ariel Jerozolimski)

 

En los últimos años, en diferentes etapas de escaladas por ataques a Israel con cohetes desde la Franja de Gaza, se dio un fenómeno muy emotivo cuando numerosos ciudadanos viajaban de diferentes partes del país a los sitios en los que sabían estaban emplazadas las baterías de “Kipat Barzel” (es el nombre en hebreo de la Cúpula de Hierro) para agradecer a los soldados, llevarles comida sabrosa y tomarse fotos con ellos.

Una hermosa expresión de cercanía, típica del pueblo israelí.

 

La otra dimensión de esta situación, que complementa a la perfección lo que hemos descripto arriba, es la mirada desde Tzahal a la sociedad de la que es parte, a la que siente que sirve, no sólo desde el campo de batalla.

Este martes, habiendo comenzado en el sur de Israel el regreso paulatino a la rutina tras dos días consecutivos de ataques con cohetes desde Gaza, jóvenes soldados y soldadas que hacen su servicio militar en la División de Gaza (no se halla dentro de la Franja sino que tiene responsabilidad por esa zona y de ahí su nombre), dedicaron la jornada a los niños de la zona de Eshkol, adyacente a la Franja.

 

Eshkol, cabe recordar, es el consejo regional que tiene la frontera más larga con la Franja de Gaza, y suele ser el blanco principal de los ataques. El lunes, fueron disparados cerca de 60 cohetes hacia esta zona.

Los soldados llegaron a pasar el día en actividades con niños que de acuerdo a las indicaciones de las autoridades aún no podían volver a la escuela, y con residentes de la zona que tienen necesidades especiales.

 

“Esta es una misión nacional”, les dijo antes de partir en camino a los distintos poblados de Eshkol, uno de los principales oficiales de la División. “Es una misión de valores, con la que deseamos alentar y fortalecer a los habitantes de la zona. Vayan hacia ellos con energías positivas. Abracen a los habitantes. Háganlos sonreír tras los días tan difíciles que acaban de pasar. Representen a Tzahal con dignidad, madurez y responsabilidad”.

 

Gadi Yarkoni, jefe del Consejo Regional Eshkol,  agradecido y emocionado, transmitió un mensaje a sus habitantes: “Ayer, estos soldados y soldadas nos defendieron en la frontera y hoy vinieron a abrazarnos en nuestros poblados y a volver con nosotros a la rutina. Este es otro ejemplo del vínculo estrecho y extraordinario que se ha forjado con el transcurso de los años entre Eshkol y esta unidad sureña que nos cuida. Es un vínculo singular que salva vidas, pero también alienta el alma y el espíritu. A nosotros y a los soldados”.

Gadi Yarkoni, con los lentes levantados, junto a soldados y habitantes de Eshkol
Gadi Yarkoni, con los lentes levantados, junto a soldados y habitantes de Eshkol

 

Y nosotros que escribimos estas líneas sin haber pasado dos días bajo las alarmas ni corriendo a los refugios, que no vivimos en el sur,  igual decimos: Gracias.

Ana Jerozolimski
(25 Febrero 2020 , 18:19)

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