Está tan cerca, que allí no funciona la Cúpula de Hierro
Para entender que su guerra no tiene sentido y que no lograrán con sus ataques ni destruir a Israel ni echar a los judíos de su tierra, los terroristas tendrían que escuchar el testimonio de Amit Caspi, de 49 años, residente desde hace 15 años en el kibutz Kerem Shalom.
Cuando Amit-que trabaja en una empresa de organiza congresos médicos—y su esposa Sharon-que trabaja como gráfica- , ambos de 49 años, decidieron dejar la ciudad norteña de Yokneam en la que vivían y se instalaron finalmente en Kerem Shalom, no buscaban ni proteger la frontera ni lidiar con ningún singular desafío de realización sionista. Simplemente, quisieron cambiar, buscar algo distinto de lo que ya tenían, y cuando se enteraron que se estaba intentando empezar de nuevo el kibutz en el sur que por diversas razones había fracasado, sintieron que valía la pena ser parte de la aventura.
Hoy recalca que de su casa, no se va y que por más ataques que haya, la gente no se moverá del lugar.
Dejaron el norte y se instalaron en la otra punta de Israel con los dos hijos que tenían entonces, un varón y una niña. El mayor, Niv, de 19 años, es hoy enfermero de combate en la unidad Golani y está apostado-simbólicamente-cerca de la frontera con la Franja de Gaza. Su hermana May tiene 17 años y está en el último año de secundaria. Y en Kerem Shalom nació el menor, Stav, que hoy tiene 10 años.
La última escalada lo sorprendió a Amit en el exterior, ya que viaja mucho por su trabajo, con toda la angustia que ello significa, sabiendo que su familia está en el refugio y él no tiene nada que hacer.
Esta es una entrevista que gracias al singular espíritu de Amit Caspi, es para atesorar.
NUEVA VIDA
P: ¿Por qué se mudaron del norte a Kerem Shalom en su momento?
R: Mira, teníamos una buena vida en Yokneam pero sentíamos que hacíamos todo en automático. Buscamos algo distinto y nos pareció que irnos a otra punta sería interesante. Luego de buscar opciones en el Golan, en la Arava, en distintos lados, el destino puso en nuestro camino el kibutz Kerem Shalom. Nos enamoramos del lugar y de la idea de construir algo nuevo ya que el kibutz original había sido erigido en los años 60 pero a comienzos de los 90 falló por distintas razones y podemos decir que socialmente, se cerró, la gente se fue yendo por distintos problemas. En el año 2000 se decidió renovarlo para preservar el agua y la tierra en ese punto de la frontera. Hubo muchos problemas sociales y hoy creo que hemos logrado adoptar un modelo exitoso, siendo hoy una combinación de laicos y religiosos que vivimos como una sola comunidad, compartiendo fiestas y muchas vivencias, con el kibutz ya privatizado, lo cual económicamente fue un acierto. Pero eso es otro tema.
BAJO FUEGO
P:Así es.¿Y cómo influye la amenaza de seguridad en una comunidad que entiendo es heterogénea?
R: Sin duda, nos une. En momentos de crisis, sale lo mejor de la gente porque todos se ayudan unos a otros. La gente se pone sobre sus hombros responsabilidades que no cumple en la vida diaria. La ayuda mutua es muy grande, se intenta hacer cosas por los demás, nos reunimos en algún lugar del kibutz a conversar y compartir. Hace bien estar juntos.
P: Kerem Shalom es un punto muy singular por su cercanía a la frontera.
R: Somos la localidad que está más cerca de la frontera. El punto más cercano de Kerem Shalom a la frontera con Gaza, está a sólo 30 metros de la franja.
Por eso, cuando del otro lado empiezan a disparar, se intentar sacar a la población porque es imposible vivir. Es que precisamente por esa cercanía, en Kerem Shalom no hay Cúpula de Hierro, no alcanza. Tenemos sólo 5 segundos desde que suena la alarma, que empezó acá hace sólo unos años.
P: Cinco segundos….nada se alcanza a hacer en 5 segundos.
R: Imagínate las cosas más triviales, no puedes ni ir al baño. Y es difícil también cuando sacan a la gente, más que nada mujeres y niños, porque no hace bien estar fuera de la casa. Si estamos en casa, debemos permanecer en el refugio que tenemos adentro…
P: El así llamado “mamád”.
R: Exacto, porque con los morteros, que es lo que disparan acá-no cohetes- disparados desde tan cerca, no hay tiempo de nada. Lo máximo que podemos hacer es ir a comer en el salón y correr enseguida al refugio cuando suena la alarma, aunque muchas veces nuestra “alarma” es el impacto del primer mortero sin aviso, y sabemos que luego vienen otros. Y si hay un ataque cuando uno está en el baño o la ducha, lo cual ya me ha pasado, lo único que uno puede hacer es esperar que no le caiga encima.
P: ¿Qué haces si estás en el baño o la ducha y hay alarma?
R: Digo Shma Israel. También está el tema de nuestros perros, que no pueden estar dentro de casa, viven afuera. Y si hay alarma, espero y rezo para mis adentros que no pase nada, que no nos caiga encima. Cuando pasó una vez mientras yo paseaba a los perros, me tiré al piso y esperé que no caiga sobre mi cabeza.
P: Entiendo que en Kerem Shalom no ha muerto nadie de estos disparos todos estos años. ¿Cómo se explica?
R: Disciplina. La gente sabe que cuando hay disparos, hay que quedarse dentro del refugio, que no se juega con eso. Y también hay un elemento de suerte.
P: Esto no era así cuando ustedes llegaron a Kerem Shalom ¿verdad?
R: No, nosotros llegamos a comienzos del 2004 y estaba todo tranquilo acá.
P: Pero los disparos de cohetes comenzaron en los primeros meses del 2001.
R: Sí, pero primero a Gush Katif, cuando todavía estaban esas localidades israelíes, antes de la retirada…
P: Y a Sderot..
R: Así es.Aquí todavía no había nada. Y cuando ya empezaron los disparos hacia nosotros también, al principio no había ni alarma. Claro que daba miedo, pero fue un proceso…
UN DESAFÍO PERSONAL QUE SE TORNÓ NACIONAL
P: ¿No pensaron nunca, cuando empezaron los disparos, que habían cometido un error al instalarse allí?
R: Nunca.Te cuento que las hermanas de mi esposa viven cerca de Kiryat Shmona en la frontera norte y allí sufrieron mucho de los disparos de Hizbala desde Líbano. Siempre pensábamos “pobres”, cómo pueden vivir así…y cuando empezó a pasarnos a nosotros con los disparos desde Gaza, sentí una identidad de destino con ellas y sus familias. Y pensé que ellos lo vivieron tantos años que yo no tengo derecho a quejarme. Y esta es la situación y con esto vivimos porque esta es nuestra casa. Y así como mis cuñadas no se fueron de donde vivían, nosotros tampoco. Creo que no tenemos el derecho moral de irnos, al contrario. Y volviendo a tu pregunta: no, en ningún momento pensamos irnos.
Estamos orgullosos de habernos quedado porque sentimos que este es nuestro deber y nuestro destino.
P: Amit, creo que es muy fuerte tu testimonio. Es que ustedes no fueron a Kerem Shalom por sionismo o ideología...
R: Es cierto. Reconozco que no vino por ideología o por sionismo. Claro que siempre fui sionista pero cuando nos instalamos aquí esa no fue la razón. Simplemente buscamos un lugar interesante para vivir nuestra vida. No es que pensé cómo fortalecer al país y sus fronteras.
P: Pero desde que están allí, es lo que están haciendo y lo que también eres consciente de que quieren seguir haciendo.
R: Exacto. Sin duda eso es mucho más fuerte hoy en día. Ahora siento aquí que hago algo no sólo por mí y por mi familia sino por el país. El haber llegado aquí nos cambió nuestra percepción de las cosas.
P: Justo a la inversa de lo que buscan los terroristas.
R: Sin lugar a dudas. Ellos nos quieren echar de aquí pero lo único que logran es fortalecer nuestra determinación a quedarnos. Y cuando vivimos momentos especialmente difíciles, también les decimos a nuestros hijos que la casa no se abandona.
Yo trabajo en el centro del país, en Holon. Y mucha gente en el centro no entiende lo que pasa acá. Y yo digo que puedo morir porque me pisa un camión, pero que en mi casa es donde me siento más seguro a pesar de la situación. Para mí es el lugar más seguro del mundo.Todos los días muere gente en lugares que no son frontera, en accidentes, monopatines eléctricos, pubs….y creo que yo les estoy ahorrando todo eso a mis hijos.
P: Pero…¿también hay un elemento ideológico por el cual ahora dicen “de aquí no nos echarán”?
R: Por supuesto. Y te diré que la gente que se ha ido en los últimos 15 años, mo fue por los morteros sino por problemas económicos. Además, cuando no hay morteros, esto es un paraíso. Es como dije una vez: por día hay 23 horas de paraíso y una hora de infierno.
P:¿Cómo explicar entonces al mundo por qué es tan difícil?
R: Porque cuando disparan, no se puede vivir con normalidad, con 5 segundos de alerta. No se puede ir al trabajo, ni a estudiar, ni desarrollar la economía. Estoy orgulloso de mi hogar y no tengo que disculparme porque mi casa está a 100 metros de la frontera. Sólo pido silencio. Y aclaro: quiero calma también para mis vecinos.
LA VISIÓN DE LOS PALESTINOS
P: Justamente de eso te iba a preguntar.¿Qué piensas de los palestinos?
R: No siento ningún odio por ellos-Quien vive junto a la frontera entiende que hay cosas que una valla no podrá detener. Si ellos están mal, las moscas por los residuos que tiran, llegarán también aquí. Y los pájaros que se posan en ellos, llegarán a nuestro lado con enfermedades.
P: Ese es un análisis , digamos, práctico. Pero lo que estás diciendo va por supuesto más allá de ello .
R: Exacto. No siento ningún odio porque considero que la mayoría de ellos también se levanta de mañana y lo que quieren es tener cómo alimentar a sus hijos y cómo vivir tranquilos. No creo que piensen todos los días en cómo hacerme mal.
P: ¿Y cómo se llegó entonces a esto? Me adelanto a contestar a mi propia pregunta: porque los que deciden cómo será la realidad, no son los que quieren lo mismo que tú para tus hijos, sino los terroristas. ¿Qué hay que hacer?
R: Lo primero es decir a la gente la verdad: que no hay solución. Eso lo tengo claro. Ahora, no hay solución. Si Tzahal entra a Gaza y toma control de la Franja nuevamente, esa no será la solución. Al contrario.
P: Nadie habla en Israel de volver a controlar Gaza, Aunque sí de la eventualidad que haya que lanzar un operativo “a fondo” para desbaratar la infraestructura armada del terrorismo.
R: El problema es que por un lado no tenemos con quién hablar. Y por otro, si derribamos el gobierno de Hamas, puede venir algo peor todavía, como ISIS. No sé cuándo habrá una solución.
P: Entrar a Gaza, dices, no es la solución. Y mientras, ustedes siguen en el medio.
R: Y no estamos dispuestos a ser carne de cañón. No quiero que Tzahal entre a la Franja pero no estoy dispuesto a que los terroristas sigan disparándonos cada vez que están aburridos.
P: Y mientras tanto, entre una escalada y otra, cuando se proclama un alto el fuego ¿te sientes aliviado o preferirías que se siga atacando a los terroristas para tratar de golpearlos más?
R: Es una encrucijada. Ambas cosas a la vez. El tema es que por un lado quiero que se los golpee más fuerte pero por otro sé que no es que si la escalada se prolonga por tres días más, cambiaría algo en el cuadro general. Los que exigen entrar para destruirles toda la base del terrorismo, no están diciendo nada inteligente.
El kibutz está ubicado junto al pasaje fronterizo Kerem Shalom, por el cual Israel
introduce diariamente mercaderías a Gaza y abastece combustible y gas. Pero los
propios palestinos han disparado repetidamente hacia el pasaje, aunque sirve a
sus necesidades.En una de las escaladas, prendieron fuego a la terminal.
EDUCANDO ENTRE GUERRAS
P: Amit, ustedes tienen tres hijos. ¿Cómo se educa en esta situación? ¿Vuestros hijos piensan lo que mismo que tú me estás diciendo?
R: Yo creo que los niños son en gran medida un reflejo de los padres. Reciben lo que uno les transmite. Ante todo, también en emergencia, si los padres saben reaccionar con calma, los niños estarán más calmos, no en pánico. Y desde el punto de vista educativo, yo no espero que mis hijos odien a los árabes porque hay árabes que nos disparan.
Yo intento explicarles que del otro lado de la frontera hay gente como nosotros y también hay gente mala. Quiero que crezcan con ideas equiibradas, que no sean extremistas y que sean realistas.
También les digo que a los terroristas hay que matarlos, no hay ninguna duda. Pero la mayoría, les aclaro, no son terroristas.
P: ¿Es una convicción ideológica lo que está de fondo de lo que me dices, o una vivencia personal?
R: Somos una familia muy liberal y de mente abierta. Te cuento que hasta ahora, ya 15 años después de habernos mudado al sur, seguimos atendiéndonos con el dentista musulmán que nos atendía cuando vivíamos en Yokeam, Dr. Yusef, de Umm el-Fahem. Y cuando vivíamos allí, nuestro médico de cabecera era árabe cristiano, Dr. Mas´ad Barhum.
P: ¿El Director del hospital de Naharía?
R: Exacto. Antes de ser el director del hospital, tenía su práctica en la comunidad y era nuestro médico. Y su esposa era la pediatra de nuestros hijos.
Una vez, cuando estábamos en el refugio porque nos estaban disparando, mi hijo menor preguntó si todos los árabes nos quieren matar. Yo les respondí que algunos sí, pero la mayoría no. Y le recordé que habíamos tenido médicos árabes y que nuestro dentista también lo es. Yo no puedo decir que odio a los árabes cuando quienes nos tratan son árabes. Médico es aquel en quien confías tu propio cuerpo. Son dilemas estos que vivimos en la vida diaria.
P: Y al mismo tiempo quieres que se cuiden y que sepan de dónde viene el peligro.
R: Por supuesto. Por eso también les digo que hay que tener tolerancia cero con quienes quieren matarnos. Te cuento que mi hija acaba de viajar con su clase a Polonia, a estas recorridas por los campos que se hacen en secundaria para conocer de cerca el lugar en el que fue perpetrada la Shoá. Como se acostumbra, le escribí una carta que los profesores entregaron cuando ya estaban allí. Y le puse que para mí, el que ella vaya allí como una niña llegada del Estado de Israel, al lugar en el que toda la familia de mi madre fue asesinada, es mi victoria, la de mi familia.
Hace un rato me mandó un mensaje en el que me contó que estaban con su grupo en la Ciudad Vieja de Varsovia mirando un espectáculo callejero y que cuando alguien les preguntó de dónde eran y respondieron de Israel, sintieron en el silencio la incomodidad en el aire.
P: Antisemitismo.
R:Por supuesto. Y yo me alegro de que lo haya vivido porque tiene que conocerlo directamente, porque es parte de la lección sobre cómo empezó todo aquello, parte de nuestra vida.Debemos aprender y educar, para que nuestros hijos sean buenos ciudadanos, sin odios, pero conscientes de la situación, y también buenos combatientes cuando tenemos que defendernos.
BAJO ALARMAS, EN SDEROT
P: Amit, yo te busqué –y me alegra muchísimo haberte ubicado-porque escuché una entrevista que te hicieron en la radio sobre una vivencia difícil que tuviste cuando estabas con tu hijo menor en Sderot justo cuando sonó la alarma. ¿Qué pasó?
R: Yo había llevado a mi hijo menor y un amigo a un parque muy lindo que se había abierto en Sderot. Justo había al lado un festival de música . Les compré una pizza y ahí me di cuenta de ese festival, del que no sabía nada de antemano. Como era pegado, mientras ellos jugaban en el parque, yo podía miar los espectáculos .Suerte que en determinado momento ellos se fueron de los juegos y querían pizza, porque justo empezó a sonar el “tzeva adom”, la alarma. Por la música, la gente no oyó, y tuvieron que decir por los parlantes que estaba sonando la alarma. Fue extraño para mí, porque nunca había vivido la alarma en Sderot sino en Kerem Shalom.
Estas imágenes fueron publicadas en Youtube por el portal israelí Ynet, tras su circulación por las redes. Muestran lo sucedido
semanas atrás en Sderot cuando durante el festival de música sonó la alarma y la Cúpula de
Hierro interceptó sobre la gente el cohete que estaba en camino. Se oye la voz de alguien pidiendo
a la policía abrir todas las puertas de la cerca alrededor del parque.
Amit Caspi estaba ellí en ese momento.
P: ¿Y es distinto?
R: Claro, muy distinto. Es que en Kerem Shalon, como conté antes, no tenemos Cúpula de Hierro, y en Sderot sí. Ahí, cuando registraron el cohete, la Cúpula de Hierro entró en acción y hubo explosiones en el cielo, justo sobre la gente. Nunca habíamos vivido eso. Les dije a los nenes que corremos enseguida al refugio. Había varios refugios en el parque pero el lugar estaba repleto y no alcanzaba el lugar para todos. Fuimos a una de esas estructuras protectoras, las miguniot, y no pudimos entrar, a la segunda tampoco, a la tercera tampoco.En el cuarto logré empujar a los niños que entren y me quedé más tranquilo. Vi que había algunos niños afuera, así que saqué a adultos que estaban adentro y empujé a los niños para que puedan entrar.
P: Todo en medio del pánico general.
R: Exacto. Vi una familia resguardándose debajo de un tobogán, una pareja joven con sus hijos. Pero yo tenía clarísimo que el tobogán no los protegería de nada. Los llamé, pero no querían moverse. Yo estoy acostumbrado a que en Kerem Shalom es todo muy ordenado, todos saben qué hacer, pero aquí ve gente histérica. Adultos llorando buscando a sus hijos…terrible. Me resultó muy difícil vivir eso. Y también ver que por ese disparo, terminó todo el espectáculo, que lograron arruinar todo. No hay razón para vivir así.