No comenzó con los últimos eventos dramáticos al norte de Siria
Recientemente se difundió en la prensa israelí el caso del pequeño Ajwan de 3 años y medio, cuyos padres, originariamente kurdos de Siria, debieron escapar al Kuridstan irakí a raíz de la guerra. El niño sufría de una dolencia cardíaca que fue descubierta en Irak, donde un médico norteamericano dijo a la familia que al niño seguramente podrían tratarlo, y salvarlo, en Israel.
“No tenía miedo de venir a Israel, a pesar de que se me había advertido que si lo hacía, podía perder mi pasaporte sirio”, declaró la madre ya en el Centro Médico Sheba-Tel Hashomer. El contacto fue hecho a través de la organización voluntaria cristiana Shevet Ajim, quien tramitó la cirugía en el mencionado hospital.
A Shevet Ajim los conocemos desde hace años, porque trabajan también con el proyecto humanitario “Salvar el corazón de un niño” que funciona en el hospital Wolfson de Holon, en cuyo marco ya han sido operados del corazón más de 5 mil niños de diferentes partes del mundo. Casi cada vez que llegamos al Wolfson a cubrir diferentes casos, conocimos a niños kurdos.
En los 10 últimos meses, la citada ong ha tramitado el tratamiento esta vez en el Sheba, para 41 niños del Kurdistan irakí y otros 3 de Siria.Están llegando también de las peores zonas de conflicto.
En el Wolfson recordamos bien los rostros de algunas madres kurdas que llegaron con sus hijos para salvarlos en Israel. Siempre hay alguien que logra traducir del kurdo, en ese mosaico multicolor y multicultural de niños de diversas procedencias que llegan a atenderse en Israel.