“Actuaremos contra la cabeza de la serpiente y sus dientes”
Es difícil imaginar una advertencia más ilustrativa y directa que la lanzada este domingo por la mañana por el Ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Israel Katz. “Israel actúa ante todo para llegar a la cabeza de la serpiente iraní y arrancarle los dientes. Irán es la cabeza de la serpiente y el comandante de la fuerza Quds de las Guardias Revolucionarias Qassem Suleimani, los dientes de la serpiente”.
Esto tiene un especial significado dado el ataque del sábado por la noche cerca de Damasco, Siria, en el que aviones de la Fuerza Aérea de Israel alcanzaron operativos de la fuerza Quds de Irán y milicias chiitas que le apoyan y destruyeron drones que iban a ser enviados desde allí hacia varios puntos de Israel, armados, para cometer varios atentados.
El General (retirado) Amos Yadlin, ex jefe del Servicio de Inteligencia israelí, quien dirige hoy el Instituto de Investigaciones de Seguridad Nacional (INSS), un centro de investigaciones y análisis de punta ubicado en Tel Aviv, escribió en su cuenta de Twitter que “esta mañana no es muy agradable ser Suleimani”. Si bien las palabras del Canciller Katz son relevantes al respecto, Yadlin se refirió más que nada, al parecer, a lo que Suleimani puede comprender del ataque israelí: el gran nivel de la información de Inteligencia en poder de Israel, su capacidad operativa de frustrar un ataque planeado por la fuerza Quds, y la osadía para hacerlo.
El ataque israelí tuvo el objetivo puntual de frustrar los atentados con drones iraníes en Israel, pero es sólo una parte de un mosaico mucho más complejo entre Israel e Irán.
“En Medio Oriente tiene lugar una lucha amplia y multidimensional que va más allá del ataque en Siria en la noche del sábado. Se trata de un enfrentamiento entre Israel e Irán en Siria, Irak y Líbano”, analizó Amos Yadlin. “Esto tiene una dimensión geográfica, operativa, tecnológica y de Inteligencia”. Yadlin comenta que de hecho, esto está relacionado también a lo que ocurre en Yemen y Arabia Saudita y que en el medio están presentes –y no con gran satisfacción- tanto Rusia como Estados Unidos. A su análisis agregaremos nuestras palabras. Rusia, con presencia directa en Siria, que no quiere que ocurra nada que socave sus intereses en el país. Y Estados Unidos, que preferiría desconectarse de lo que ocurre en la zona, que ya meses atrás anunció prematuramente que ISIS había sido derrotado y que por ende sus tropas podían retirarse de Siria.
“Todo esto ocurre aún sin llegar al nivel de una guerra, pero es necesario controlar constantemente el potencial de escalada”, agrega Yadlin.
De fondo, hay una guerra más amplia aún: el intento de la República Islámica de Irán de convertirse en la fuerza hegemónica en la región, recuperando quizás la gloria de la antigua Persia, pero con una ideología islamista chiita como la de los Ayatollas herederos de Khomeiny. Desde el Golfo Pérsico hasta el Líbano, quieren instalar una fuerza chiita dominante, por lo cual Irán es visto como una amenaza central por parte de los Estados árabes sunitas, muy especialmente los del Golfo Pérsico.
Pero de hecho, lo que es una guerra dentro del propio Islam, cuenta con el rol protagónico de Israel, como quien más combate los planes iraníes, porque tienen una dimensión directa de amenaza al Estado judío, aunque los Ayatollas piensan mucho más allá de ello.
Esta lucha no deriva de la ideología del régimen iraní contra la existencia misma de Israel, sino de los pasos que da para amenazarle. La paulatina instalación militar de Irán en territorio sirio, de modo que la amenaza a la seguridad de Israel es sobre su frontera misma, es desde hace tiempo una seria luz roja ante Israel. Durante los últimos años, han sido numerosos los ataques israelíes a posiciones iraníes en Siria-muchos reivindicados y muchos otros no- y en cada uno de ellos fueron destruidos misiles y armamentos importantes que estaban destinados a Hizbala, el brazo de Irán en Líbano. Algunos de los cargamentos fueron frenados cuando ya se hallaban en camino. Pero está claro que Israel no ha logrado frustrar todos esos esfuerzos iraníes, aunque sí los ha demorado.
Hizbala tiene hoy un enorme arsenal misilístico capaz de cubrir la totalidad del territorio de Israel. Irán continúa intentando e Israel, por su parte, sigue tratando de frustrar ese esfuerzo.
En los últimos meses se agregó otro escenario: posiciones de Irán y milicias chiitas que le apoyan, en Irak. Es un escenario más complejo, sobre el que la reivindicación por parte de Israel ha sido parcial, más que nada en pronunciamientos generales por parte del Primer Ministro Netanyahu, en términos del estilo “atacaremos las amenazas de Irán dondequiera que operan”, o palabras similares.
En el caso del ataque del sábado de noche en Siria, el Ministro de Relaciones Exteriores Israel Katz aclaró que “confirmamos que fuimos nosotros, porque acá había un plan directo para atacarnos y fue eso lo que logramos impedir”.
En opinión de Amos Yadlin, la reivindicación israelí también está destinada a advertir al otro lado que no continúe escalando la situación. Va de la mano, directamente, de un estado de alerta de las fuerzas de seguridad israelíes ante la posibilidad de un nuevo plan iraní. Esto, más que nada, tomando en cuenta lo que el analista militar del portal YNET Ron Ben Yshai escribió este domingo: que el atentado múltiple con los drones, puede haber sido concebido por Irán como una venganza por los ataques israelíes a sus posiciones en Irak.
·Pero Yadlin ve también una dimensión que puede llamarse “política”, aunque él no usa esa palabra en absoluto: “desviar la atención del deterioro de la seguridad en Gaza y en Judea y Samaria”. Cabe recordar que en Judea y Samaria y Jerusalem hubo en las tres últimas semanas cuatro atentados terroristas. Y en la frontera entre Israel y Gaza, se han multiplicado últimamente los intentos de infiltración de terroristas armados y han vuelto a dispararse cohetes y morteros a Israel.